«Para mí, el flamenco es como la gasolina para el coche»

­–Es el encargado de abrir la cartelera del VI Festival de Flamenco de Palencia.

–Tengo muchas ganas de cantar en Palencia, ciudad que no conozco. Es muy bonito y me hace mucha ilusión abrir el cartel de este festival porque por él han pasado grandes artistas y en esta edición hay cantaores a los que yo admiro mucho, como Mayte Martín. En el concierto de Palencia me acompañará como guitarrista Álvaro Moreno, un joven con mucha música y muy flamenco, por lo que el público va a escuchar flamenco desde mi corazón y juntos haremos un recorrido por distintos palos, aunque la 'soleá' sea mi preferido.

–Empezó a tocar la guitarra con quince años y lleva tan sólo siete como cantaor. Aún le queda mucho por aprender…

–En este arte nunca se deja de aprender. Empecé a tocar la guitarra en la academia de Eduardo Rebollar, donde me llevó mi abuelo José. Y, al cabo de un año, continué los estudios en la Fundación Cristina Heeren, donde mi abuelo impartía clases y allí conocí a cantaores, guitarristas y bailaores de mi edad que estaban estudiando. Yo, para el cante, era muy reservado y nunca me había echado a cantar en casa, pero en la fundación, al estar rodeado de gente como yo, un día de fiesta me salió cantar y, en ese momento, sentí que el cante era mi forma de expresarme. Hoy, la guitarra me ayuda mucho para el cante.

–Desciende de dos sagas gitanas flamencas que se remontan a casi dos siglos. ¿Los genes aportan un alto porcentaje a la maestría en este arte?

–La maestría se adquiere con el tiempo, después de caminar un largo recorrido y de tener un gran conocimiento del arte flamenco. Y creo que la genética puede influir en el eco de voz o en la manera de tocar las palmas al haber sido heredado de forma natural, independientemente de si te dedicas profesionalmente o no a este arte, aunque el aprendizaje y el trabajo son fundamentales para trazar una buena carrera en el flamenco.

–¿Su procedencia es una losa pesada a la hora de encarrilar su rumbo?

–No, proceder de una casa cantaora tan importante es un orgullo y me ha abierto muchas puertas, pero también es una gran responsabilidad. Al final, el público es el que manda y yo me considero afortunado por sentir el calor de la afición. Yo trato de encarrilar mi carrera desde la humildad y el respeto a mi gente y a los grandes cantaores de la historia, pero con libertad y desde mi forma de sentir, con mi alma.

–Al poco de estrenarse en el cante, le tildaron de fenómeno y de gran figura y en 2019 se llevó el Madroño Flamenco de Montellano.

–Yo soy una persona muy comprometida con lo que hago. Para mí la música, el flamenco y el cante es como la gasolina para el coche. Yo siempre necesito escuchar música porque me hace sentir bien y estar conectado conmigo mismo. Y ese reconocimiento que me citas, al igual que el Premio Cabales que me concedió la prensa especializada el pasado mes de octubre en la Bienal de Sevilla, son regalos que me emocionan y que motivan para seguir adelante.

–¿Qué estilo marca su cante?

–Yo he pasado por varias etapas y, conforme vas escuchando más y aprendiendo, evolucionas como cantaor y como persona. Todos los cantaores estamos en permanente búsqueda de nuevos giros melódicos desde la base y el conocimiento. Trato de hacer cante con mucho respeto y cariño desde mi forma de sentir. De todos los palos, tengo mucha devoción por la 'soleá' porque es lo primero que escuché en mi casa y lo primero que canté en público; es un cante muy bonito y especial para mí.

–¿Quién le ha influido más a la hora de cantar?

–Sin duda, mi casa porque ha sido mi primera referencia; he mamado lo que he escuchado desde chiquitito. Pero no trato de imitarles, sino de dar mi impronta a este arte. Como aficionado, intento escuchar a muchos cantaores y coger detalles de cada uno y adaptarlos a mi manera de cantar.

–De esos cantaores que escucha, ¿a quiénes considera genios?

–Hay muchos cantaores que han cantado muy bien y que han tenido un halo especial. Se me vienen a la mente tres que han marcado mucho por su manera de transmitir: Caracol, Camarón y Manuel Torres. Seguro que me dejo a otros en el tintero que han alcanzado esa misma altura…

–¿Cree que se hace necesaria una evolución del cante flamenco?

–El flamenco ha ido evolucionando conforme pasa la vida. El flamenco es una de las músicas más vivas que existen y más bonitas del mundo porque tiene mucha transmisión y para que haya transmisión tiene que haber libertad en el alma a la hora de cantarla. Es necesario evolucionar, pero manteniendo la esencia.

–¿Qué opina de los timbres contemporáneos que se fusionan con este arte?

–Respeto a todo el mundo que se exprese de la manera que quiera. Hay fusiones que se han hecho con mucha calidad y que admiro. Pero cuando se escribe flamenco, debe sonar a flamenco.

–¿Tiene a la vista algún proyecto discográfico?

–Me gustaría empezar a grabar este año y sacar un disco. Yo escribo letras y tengo ya algunas composiciones interesantes que me gustaría plasmarlas en un trabajo para que el público las escuche en cualquier momento.