La Audiencia juzga los días 23 y 24 a un hombre, J. F. P. J., para quien la Fiscalía pide una pena global de 24 años de prisión por ocho presuntos delitos cometidos contra su pareja. En concreto, uno continuado de violación con uso de violencia o intimidación especialmente degradante (quince años de cárcel); tres de maltrato (un año por cada uno); uno continuado contra la integridad moral (dos años); uno continuado de amenazas leves (un año); uno de maltrato habitual (dos años) y uno continuado de coacciones leves (un año).
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Según la Fiscalía, el acusado empezó la relación sentimental con la víctima a los 13 años. Tras quedarse embarazada a los 19, con el ánimo de atentar contra la integridad física y psicológica de la mujer, supuestamente «le propinaba de modo constante patadas y empujones acompañados de insultos como puta, zorra, hija de puta, mala o mente plana; le daba patadas estando en la cama hasta que la tiraba de la misma, tortazos y le agarraba del pelo y del cuello, golpeándola contra la pared».
Sucesos en Palencia
«J. F. P. J. impedía a su pareja relacionarse con normalidad con los suyos, limitando sus salidas del hogar familiar si no eran en su compañía. La mujer accedía a no tener casi contacto con terceros a sabiendas que, si le contravenía, el sujeto la golpearía o la insultaría. Asimismo, con el ánimo de causarle temor, en las discusiones le hacía saber que podía matarla», agrega el fiscal.
«En el invierno de 2019, le lanzó el móvil a la cara y con ánimo de humillarla y tras atarle las manos por detrás, le hizo comer como si fuera un perro, poniéndola a cuatro patas, galletas trituradas con agua, a la vez que le daba golpes en el trasero. El ánimo de humillarla y vejarla era una constante en su relación, ya que la obligaba a vestirse y maquillarse como una prostituta. En una ocasión, la llevó a un club de alterne contra su voluntad para que viera lo que hacían las mujeres y luego la obligaba a realizar prácticas sexuales que suponían una humillación para ella, «introduciéndole de modo habitual, objetos por el ano, como pepinos, calabacines o el palo de un mortero», relata el fiscal.
«En la madrugada del 9 de enero de 2020, el acusado empezó a golpearle la cabeza, le tiró de las orejas, le metió un calcetín en la boca para que no pudiese hablar y le introdujo los dedos en los ojos, logrando la mujer en un descuido de J. F. P. J., que estaba buscando algo para atarla, huir en pijama y zapatillas para refugiarse en casa de su madre», concluye.
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