Tradición cumplida: agua bendita en la cripta

La tradición se llevó a cabo del todo este sábado en el día del patrón. Agua bendita, con valor curativo según se cuenta, y descender a la cripta. La pandemia y las filtraciones en el suelo de la construcción visigoda de la seo habína impedido que los fieles pudiesen bajar en San Antolín, pero este año sí que ha sido posible. Nada menos que 3.500 litros de agua bendita y más de 6.000 vasos, para hacer frente a la afluencia de público, que desde el final de la primera misa y también en horario de tarde, no dejó de pisar las gastadas y claras escaleras de la cripta.

«Hemos venido muchos años, pero no lo hacíamos desde antes de la pandemia. Para mí la misa se hace demasiado larga, a mí lo que más me gusta es beber el agua y poder bajar a la cripta», reconocía Mariví Martín, vaso en mano. Por su parte, Juan Carlos García acudía por primera vez a la Catedral a seguir la tradición del día de San Antolín. Palentino que vive y trabaja fuera de su tierra, señalaba que «es algo muy bonito y quiero hacer la cola para poder bajar a la cripta». La cola, que atravesaba todo el claustro, llegaba hasta la misma plaza de la Inmaculada, tras la misa del obispo.

«Nos gusta mucho esta tradición y siempre que podemos venimos a por el agua bendita», afirmaba Belén Alcalde. «He cogido agua para llevarle a mi madre, que está ingresada», añadía.

«Poco a poco», advertían los de Protección Civil a los fieles que bajaban las escaleras a la cripta, junto con «por la derecha» o «avancen». Mientras, el delegado de Patrimonio de la Diócesis, José Luis Calvo, saludaba a todos los niños que hacían cola para descender a la construcción visigoda: «Pequeño, bienvenido», decía con una sonrisa.

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