Roca Rey impone su liderazgo en la segunda de Palencia

Y tras la emoción de El Regio, llegó la que se vivió en los tendidos con la imponente presencia de Andrés Roca Rey, el 'midas' peruano que parece convertir en oro todo lo que toca. Hasta su segundo toro, demasiado cargado de kilos y de andares feos a conciencia, le valió al limeño y le pudo desorejar, como había hecho poco antes con su anterior enemigo.

Le permitió este lucirse con el capote en los lances iniciales, para repetir por saltilleras en el quite, muy aplaudido por el público palentino, que se le entregó desde el principio. Era un toro noble, con el recorrido un poco justito, pero al que Roca Rey supo entender perfectamente. Toreo en redondo de rodillas para delirio de la afición y los pitones a unos milímetros de la para llevarse las dos orejas, a pesar de lo larga que se hizo la espera hasta que el toro se derrumbó.

El quinto tenía menos clase, pero ya daba igual. Roca Rey sonreía abiertamente tras los primeros compases de la faena. Se le veía venir y vino. Naturales de hondura para exprimirlo después por la derecha hasta los máximos, tapando sus dificultades con su gran oficio reconociendo los terrenos más adecuados. Otras dos orejas.

Fue el único que pudo salir a hombros, aunque no fue el único que logró tocar pelo en la segunda tarde de la feria. También el talaverano Tomás Rufo consiguió cortar una oreja en el último toro, con el que ofreció una lección de maestría. Pases de calidad, uno a uno, conectando con el tendido a medida que avanzaba la faena, con lo difícil que resulta siempre establecer esa conexión sin que exista la ligazón entre los muletazos. Pero no hacía falta, porque se evidenciaban el tesón, la profesionalidad y las ganas que Rufo ponía en cada movimiento, para lograr que un toro complicado y sin transmisión pudiese ofrecer la mejor versión posible. Mató de veras y cortó la oreja con la que se cerró el festejo.

Toros sin transmisión

En el tercero de la tarde, no lo tuvo tampoco fácil Tomás Rufo, que también lo intentó con ganas. Toreó fundamentalmente por la derecha y pudo lucirse en algunas tandas que fueron del agrado del público, que estaba en alza tras la faena anterior de Roca Rey, pero el toro era soso de solemnidad y no transmitía, con lo que la pasión de los tendidos fue poco a poco enfriándose. Se tuvo que conformar con los saludos ante los aplausos de los palentinos.

La peor suerte con el lote se la llevó José María Manzanares, al que le tocó un toro noble, pero sin fuelle para abrir plaza y un imposible en el cuarto, con el que abrevió tras vanos intentos por ambas manos.

El primero salía de los engaños con la cara levantada y obligaba al alicantino a rectificar continuamente el terreno, con lo que se desdibujaba la faena a cada momento. Pero con tesón y constancia, logró Manzanares arrancará algunos muletazos muy dignos por el pitón derecho. El público, un tanto frío, fue tibio en la petición. El cuarto, o no se paraba, o se quedaba inmóvil, impidiendo por completo el lucimiento.