«Cada uno de nosotros está retándose a sí mismo de forma continua»

–¿En qué momento y por qué decidió sumarse al carro de Mayumana?

–Para mí Mayumana siempre había sido un referente como compañía artística. Y, durante el último curso de carrera en el Centro Superior de Música del País Vasco, el Musikene de San Sebastián, estudios que complementé con teatro y danza, me presenté al casting que convocaron en España, pruebas que no hacen con demasiada frecuencia, y me salió muy bien.

–¿Las pruebas de acceso fueron muy escrupulosas?

–Fueron muy duras, la verdad. Mi prueba duró dos meses porque nos presentamos más de mil personas. Pero, al final, me eligieron.

–¿Qué aporta a un artista trabajar en este grupo que eclosionó en 1996 en Israel?

–Mayumana es un espacio muy competente y exigente a nivel artístico y para cualquier profesional es un reto y donde uno está continuamente retándose a sí mismo. Sin duda, uno se encuentra totalmente fuera de su zona de confort; la comodidad nunca se siente porque un mismo artista ejerce distintas disciplinas. Lo positivo es que es un lugar de creación constante, lo que lo hace muy divertido para cualquier artista. Todo es explorable y explotable y el aprendizaje que adquieres es un plus inmenso. También es muy enriquecedor compartir y trabajar con artistas de diversas disciplinas; en Mayumana nos apoyamos los unos a los otros.

–Esta compañía es una miscelánea musical y artística. ¿A qué cree que se debe su éxito internacional?

–Mayumana fue pionera en reunir en un mismo escenario distintas disciplinas y tener el ritmo como elemento transversal de todo lo que ocurre en sus espectáculos. Tenemos dos lemas: 'El arte de la alegría', el espíritu de contagiar al público esa alegría y disfrute en el escenario, y 'Hacer visible el ritmo'. Y creo que ahí reside la clave de nuestro éxito.

–¿Mayumana es ya una marca comercial? Me refiero a que si se cuenta con formaciones en distintos países…

–No. Mayumana es una sola compañía que cuenta con dos elencos: uno en Tel Aviv, donde está su sede, y otro en España, una oficina que funciona desde hace año y medio y de la que formamos parte nueve integrantes, de los cuales ocho subimos al escenario, y somos los que en estos momentos estamos interpretando 'Impulso'. Desde septiembre del año pasado este espectáculo está girando sólo por España y, una vez que se inicie la gira internacional, iremos nosotros mismos a representarlo.

–Su DNI es universal y no existen fronteras. ¿Las nacionalidades son secundarias?

–Completamente, aunque un noventa por ciento de los integrantes del elenco somos españoles, pero por mera probabilidad porque en el casting que se celebró en España el ochenta por ciento de los que nos presentamos éramos españoles. Ser español no es un requisito ni una condición para formar parte de Mayumana. Se dice que el arte traspasa fronteras y nuestra compañía es uno de los colectivos que lo certifica.

–¿Qué ADN comparten todos los miembros?

–Sin duda, el sentido del ritmo, que es esencial porque en nuestros espectáculos todo está coreografiado e instrumentado en base a patrones rítmicos.

–A lo largo de estos 27 años de periplo, ¿cuántos miembros han pasado por la compañía?

–Más de 800 artistas.

–Supongo que en el grupo la vida laboral será corta por la exigencia de unas condiciones físicas extremas.

–No tiene por qué. Hay artistas que llevan muchos años en la compañía. Del elenco original muchos han permanecido hasta doce años, algo poco habitual en otras formaciones artísticas. De hecho, nuestro concepto de compañía es muy familiar.

–'Impulso' es un cóctel explosivo de baile, luces, música y humor. Un viaje que explora los distintos estados de la vida a través de ritmos y bailes eclécticos. ¿Es un buen resumen?

–Es un resumen estupendo. Yo añadiría que el público deja de ser mero espectador y pasa a ser un agente activo prácticamente durante todo el espectáculo.

–¿Esa particularidad le distingue de los espectáculos anteriores?

–Yo creo que lo que distingue a 'Impulso' de los anteriores trabajos es que incorporamos elementos de las nuevas tecnologías. Es imprescindible renovarse o morir. Por otra parte, hay mucho humor, de ahí que se conecte más con el público. Y, también, rompemos esa cuarta pared al hacer partícipe a los espectadores del espectáculo.

–¿Qué tal les va el año de gira?

–Estamos supercontentos de la acogida La gira comenzó en septiembre del año pasado en Bilbao y va genial; hemos hecho alrededor de 120 bolos y las entradas se están vendiendo muy bien. En los últimos cuatro espectáculos antes de ir a Palencia hemos colgado el cartel de 'No hay entradas'.

–Repiten por segundo año consecutivo en las fiestas de San Antolín.

–Así es. El año pasado actuamos en la Plaza Mayor de Palencia después del pregón de las fiestas patronales. Y me acuerdo de manera especial porque fue uno de los primeros espectáculos del elenco que dirijo ahora. La gente estaba entusiasmada por ser el inicio de las fiestas y nos acogieron muy bien. Además, guardamos un recuerdo superespecial por unos pastelitos típicos que elabora La Casa Dulce y que volveremos a probar este año. Tenemos muchas ganas de repetir en Palencia por segundo año consecutivo.

–En su caso hay vida más allá de Mayumana. Es fundadora y directora de la compañía Kubbo y cantante del grupo Papawanda.

–Kubbo es la oficina técnica de Mayumana, por lo que trabajamos conjuntamente. Pero en mi caso no hay vida más allá, porque demanda mucho tiempo y es difícil de compaginar con otros trabajos.