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El café, que perfila y distribuye los magníficos colores de toda la figura del Cristo del Otero, también estuvo presente en termos durante las más de ocho horas que la Asociación de Alfombristas de Carrión de los Condes trabajó para conseguir ilusionar y emocionar a los palentinos, que este viernes se agolpaban para fotografiar e inmortalizarse con la efímera obra de arte. Desde las once de la noche y hasta casi las ocho de la mañana, veinte personas se afanaron para completar un auténtico espectáculo. Algunos estuvieron toda la noche, otros «algún rato porque al día siguiente se trabajaba». Eso sí, junto al café no faltó un buen tentempié para aguantar la jornada. La calurosa noche que les regaló Palencia a los pies de la Catedral, les hizo disfrutar de una temperatura perfecta, «sin tener que ponerse algunos ni la chaqueta».
Los noventa metros cuadrados de esfuerzo y belleza se titulan 'Cristo del Otero. 90 años siendo palentino', donde se rinde un homenaje a la obra de Victorio Macho, que este año está de celebración, ya que lleva nueve décadas observando su querida ciudad desde el cerro del Otero.
Más de dos mil claveles, rojos y rosas, se utilizaron para componer la alfombra floral, junto con otros materiales como el ya señalado café, sal, virutas de serrín o tierra. El gran corazón que corona la imagen en tono plateado y blanco roto, formado de virutas de metal y arena para gatos, fue la parte más complicada de realizar por «las estrechas espirales y porque confundirse de color era fácil».
No se pudo disfrutar de la alfombra floral el mismo día de San Antolín, a la salida de la eucaristía en la Catedral. La amenaza de tormenta y la lluvia que finalmente cayó lo hacían imposible. «Nos dio mucha pena que no fuera el mismo día de la fiesta, pero el agua no es nuestro aliado», afirma la vicepresidenta de la asociación, María Victoria Grande. Por este motivo, los más de dos mil claveles también llegaban un poco justos a la cita con los palentinos en sus días festivos. «Las flores no están tan bien como nos hubiera gustado, pero las tenemos desde el martes. Las hemos conservado en agua y traído con mucho cariño», añade. El rojo y el rosa de los claveles lucía espectacular bajo el sol de principios de septiembre, reacio a decir adiós al calor.
Todo el diseño es el perfil del Cristo del Otero con una mandala de flores y el gran corazón de piedra que lo preside. El cerro del Otero está simbolizado por la palabra 'Palencia' en morado, no podía ser de otro color. Haciendo un guiño al país, la cabeza de la obra del escultor palentino está compuesta de rojo y amarillo, como la bandera de España.
Es la segunda vez que la Asociación de Alfombristas de Carrión decora la plaza de la Inmaculada por San Antolín. «Sin duda un resultado espectacular, por segundo año consecutivo», reconoce Laura Lombraña, concejal de Cultura, Turismo y Fiestas. Una belleza caduca y efímera, que los móviles y las cámaras inmortalizan para siempre.
La creación de la alfombra floral es un trabajo arduo que arranca con la creación del diseño para posteriormente dotarse de todos los materiales necesarios. A la hora de crear en el suelo la obra de arte, llega lo más complicado.
«Al principio, tienes mucho espacio y te puedes tumbar. Es el momento más cómodo. Luego tienes que ir trabajando como se pueda, a ratos, agachada, otros en cuclillas, el espacio se va reduciendo. Es muy duro, pero nos gusta mucho», señalan varias integrantes de la Asociación de Alfombristas de Carrión de los Condes, mientras observan su trabajo ya finalizado.
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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