fernando caballero
Sábado, 5 de septiembre 2015, 12:53
Tras Golfus Hispanicus yQuevedo, Moncho Borrajo protagoniza Moncho Panza, que pone en escena en el Teatro Ortega. Será hoy a las 22:00 horas, y mañana domingo a las 19:00 horas.
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Anunció que dejaba los escenarios, pero no termina de irse...
Me retiré cuatro años y medio para estar con mi padre, lo cuidé, y cuando murió, he vuelto.
Regresó con una trilogía de la que Moncho Panza es la última obra...
Termino esta temporada de personajes históricos. Luego volveremos al Moncho cabaretero.
¿Por qué ha elegido estos personajes históricos?
A raíz de estar retirado cuatro años, pensé que si volvía tenía que hacerlo con algo distinto, con otro tipo de escenografía, de vestuario Me encontré con que Golfus hispanicus me venía muy bien por el momento histórico que vivíamos. Quevedo me vino perfecto, porque era un momento en el que la monarquía estaba bastante bailona, antes de que Felipe VI fuera rey. Y para terminar qué mejor que Sancho Panza, porque se celebra ahora el aniversario de la segunda parte del Quijote. El Sancho de mi obra no es el coprotagonista del Quijote, sino un tatararararanieto, que lo que hace es hablar por boca del pueblo a Don Quijote de las cosas que pasan hoy en día.
¿Por qué se ha centrado en la figura de Sancho y no del Quijote?
El Quijote es un idealista que no ve la realidad. A mí me interesaba más Sancho, que es el que dice que no son gigantes, sino molinos. El planteamiento de Sancho es mucho más inocente, aunque con muy mala leche porque tiene el doble sentido de hombre del pueblo. Además, a mí físicamente me iba mucho mejor Sancho que el Quijote, evidentemente. Como Alonso Quijano muere en la segunda parte de la novela, esta tercera parte lo que hace es que Sancho habla con el Quijote en espíritu.
¿Queda algún personaje histórico que le interese?
No. El próximo no le tengo en la cabeza. ¿Un personaje que al pueblo español le pueda caer bien, como eran Quevedo o Sancho? No lo veo. ¡Como no haga el de Platero! (risas).
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¿Qué mensaje traslada con esta obra con Sancho de protagonista?
Lo que le pido es que se mueva. Sancho, al final de la obra, se dirige al público y pide que alguien, hombre o mujer, se levante y le diga: Quiero ser un Quijote para yo poderlo seguir. No se levanta nadie, claro. En el escenario me acompaña un burro que he creado yo y al final le digo: Ves. Seguimos en España, un pueblo que se queja de todo pero nunca se mueve para nada. Esta es la metáfora final. Además, hay refranes a lo largo de la historia que parece que están pensados para el tiempo que estamos ahora: Mal de muchos, complejo de tontos, Aprendiz de mucho, maestro de nada, Ándeme yo caliente y ríase la gente. Es decir, yo, yo, yo vine conmigo. Entonces, qué mejor que ser aprendiz, porque lo más hermoso es aprender de todo. Aquí no, aprendiz de mucho, maestro de nada.
¿Le preocupa la situación actual del país?
Muchísimo, me preocupa lo que a mí me atañe directamente, que es la cultura. Lo que está haciendo este ministro de Hacienda no lo consiguió ni Franco. Se cierran las librerías, los teatros y cada vez hay menos actividad teatral. Si yo hago una taquilla de 18.000 euros y se me quita el 21% y pago actores, técnicos ¿Yo con qué me quedo? ¿Qué ocurre? Que no hay funciones de doce personajes ni de trece, ni grandes montajes. Ir al teatro parece caro, pero a un partido de fútbol, no. Estamos llegando a unos niveles muy patéticos, porque la televisión ¡ya véis lo que tenemos! ¿Y los libros? Ya véis quiénes los escriben y venden 300.000 ejemplares. A mí me da mucha pena el cine, el teatro Acabaremos viendo el teatro que quieren ellos, el cine que ellos quieren y leeremos los libros que les da la gana a ellos. Yo tengo la sensación de que esto va a acabar en una dictadura democrática. Hablarán de democracia por hablar de algo, pero te silencian. Llevo 43 años en este oficio y conseguir un buen teatro en España es muy difícil. Estamos en manos de personas que no entienden de teatro, pero llevan los teatros de toda España. Un teatro lo debe de llevar alguien que entienda de teatro. Y si es un teatro público, hay que llevar de todo para que el público vea de todo, no lo que a mí me gusta. Yo voy a Palencia a un teatro privado, pero luego vienen personajes como Jorge Javier Vázquez que quiere ser actor y le dan los mejores teatros de España. ¿Y qué haces?
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¿Ve solución a este panorama que describe?
No, no. El IVA no nos lo van a quitar. Ya le han cogido gusto, somos tontos y estamos callados. Lo que me molesta es que comparen una obra de teatro o un libro con un brillante, un Mercedes o un abrigo de piel. Pensando que el ministro no va nunca al teatro e imagino que no ve un solo libro, salvo los que escribe su gente, entonces ya me dirás. Esto es muy triste.
¿Por qué ha sido usted tan fiel al teatro?
Al teatro viene un público que me escoge a mí. En la televisión hay un problema. A mí no me dejan actuar porque me tienen que grabar, tienen miedo a lo que pueda decir. Me hace mucha gracia que las televisiones pongan de excusa que Moncho Borrajo dice tacos y luego en las televisión a las once de la noche escuchas barbaridades y blasfemias. Eso no pasa nada, pero como Moncho Borrajo se meta con un ministro o diga que fulanito es un ladrón, eso sí es gravísimo. Lo que es gravísimo es que Moncho Borrajo hace pensar, y eso cabrea, claro. Cuantos más tontos tengamos, mejor. Así los manejamos. Esta es la pura realidad.
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Políticamente incorrecto
¿Usted es un cómico incómodo para todos?
Soy políticamente incorrecto. Yo le cabreo tanto al PSOE como al PP, y al señor Pablo Iglesias, que le escribí una carta en la que le puse de vuelta y media. ¡Viene a hablarme a mí del comunismo de los años sesenta! ¡Si ya me lo contaron! Además, me da los chistes hechos: cómo va a ser comunista y apellidarse Iglesias, el otro ladrón llamándose Monedero y al otro no le gustan los toros y se apellida Errejón.
¿Usted que ha venido tanto a Palencia, cómo es su público?
Conmigo muy amable. Parto de la base de que todos los públicos castellanos son duros. No es fácil ponerlos en pie. También al ser una ciudad pequeña, se conocen todos y les de corte aplaudir, ponerse en pie o reír fuerte, pero conmigo es maravilloso.
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Usted es un clásico en Palencia por San Antolín...
Y estoy encantado. Empecé en el Ortega antes de la remodelación. Aún vivía mi querido amigo Osmundo (Margareto). Para mí sigue presente. No lo puedo remediar. Cuando coja el tren para ir a Palencia, mis recuerdos serán para él. Era un hombre encantador, y su familia, también. En mi casa tengo una foto con todos ellos. Siempre digo que soy hijo único, pero me adoptaron los Margareto,
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