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raquel martínez
Martes, 2 de septiembre 2014, 15:36
El día del patrón, San Antolín, deja cada año una de las estampas más tradicionales de los festejos: la bajada de miles de palentinos a la cripta de la catedral para beber el agua de su pozo, del que se dice que tiene propiedades milagrosas.
Durante toda la jornada del martes, miles de devotos palentinos y también llegados desde otras provincias han renovado la tradición descendiendo a la cripta y bebiendo uno de los cerca de 9.000 vasos preparados o llenando las botella de plástico que portan para poder beber el agua en el momento que quieran.
Aunque la bajada a la cripta es uno de los momentos más importantes y entrañables de la jornada, los actos en honor al patrón comenzaron antes, con una procesión protagonizada por las catorce peñas de la ciudad y las autoridades desde la Plaza Mayor hasta la seo palentina, donde el obispo de Palencia, Esteban Escudero, ofició una eucaristía en la que estuvo acompañado por el prelado de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez Monge. Al término de la eucaristía, los fieles besaron las reliquias de San Antolín y bajaron después a la cripta para cumplir con el ritual del agua.
Los actos religiosos dieron paso al bullicio y la alegría de las peñas, que iniciaron el camino de vuelta desde la catedral hasta la Plaza Mayor animando a los palentinos con la música de las charangas, el colorido de sus trajes y disfraces y el lanzamiento de caramelos al público. Con la llegada de las catorce agrupaciones peñísticas y las autoridades a la céntrica plaza palentina, la Banda Municipal de Música interpretó el Himno de Palencia.
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