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Palencia
Sábado, 28 de septiembre 2019, 08:40
El mundo cambia y se adapta al paso del tiempo. Hoy en día existen teléfonos inteligentes, tablets, ordenadores y aparatos que sirven para hacer la vida de las personas mucho más fácil. Son muchos también los que recurren a las nuevas tecnologías en el mundo ... de las explotaciones ganaderas y agrarias, que poco a poco se adaptan a las necesidades de este siglo. Aunque también es cierto que unos pocos aún se resisten al avance tecnológico y continúan con una tradición que se remonta a muchos años antes de la romanización. Las zonas meridionales de la Península Ibérica, en especial lo que luego sería Extremadura, fueron desde el inicio de la historia destino de los ganados trashumantes que huían de los rigurosos inviernos en los montes y comarcas de Castilla y León. La trashumancia ha tejido un extenso sistema de comunicaciones de vías pecuarias, que al inicio del siglo XXI todavía subsiste a lo largo de 125.000 kilómetros y más de 400.000 hectáreas, entre cañadas, cordeles, veredas y coladas.
Las más de 1.800 ovejas merinas y 100 cabras extremeñas pastoreadas por Jesús Garzón, actual presidente de la Asociación Trashumancia y Naturaleza, y Juan Díaz, partían la semana pasada de la localidad leonesa de Valverde de la Sierra, donde han 'veraneado' estos últimos meses. Madrid, Extremadura y Cantabria son sus tres ámbitos vitales, pero Garzón es un trotamundos vocacional que se ha pateado cada rincón de la naturaleza española. «Ha sido un verano extraordinario, el ganado ha bajado gordo a reventar. Hemos tenido mucha agua todo el tiempo. De hecho, todos los brezales y los pastos seguían en flor durante estos días», apunta Garzón, que también ha sufrido las inclemencias meteorológicas de los últimos días del verano. «Hace una semana, nevó. Nos tapó totalmente de nieve y tuvimos que hacer una casa prefabricada en uno de los puertos que no tenían refugio, aunque el vendaval nos desmontó la caseta». Ni mucho menos esta es una situación excepcional para Jesús y Juan. «Llevamos viniendo más de 25 años y ya nos ha pasado más veces. Alguna vez hemos tenido que dejarlo todo en la caseta para poder salir desde puertos más altos situados en Portilla de la Reina. Cuando nieva, se doblan las escobas y los avellanos, y lo que hay en camino se convierte en una selva blanca. Estamos acostumbrados a la nieve también en estas fechas», señala.
Un trabajo que a priori puede parecer duro, pero que para ellos es un placer siempre y cuando el tiempo acompañe. «Nos levantamos al amanecer, se recoge el campamento y desayunamos fuerte porque llevamos una cocina y podemos hacer migas o huevos fritos para acompañar el café con las magdalenas. Una vez hemos desayunado y hecho el bocadillo para la comida, levantamos las redes que tenemos instaladas para que el ganado esté tranquilo durante toda la noche y arrancamos».
La expedición atravesó ayer Perales tras un largo viaje que arrancó el 1 de junio en la localidad madrileña de Villanueva del Pardillo y que hoy llegará a la rotonda del Puente Agudín de Palencia. «Conseguimos llegar para la primera parte de la XXVI Fiesta de la Trashumancia en Prioro (León) y desde allí nos dirigimos hasta los puertos para descansar durante el verano», indica Jesús Garzón. Pero la época estival ha tocado a su fin, y el rebaño ya se encuentra de camino hacia tierras madrileñas con el objetivo de llegar el 20 de octubre a la segunda parte de la vigésima sexta edición de la Fiesta de la Trashumancia, que llenará de cabezas de ganado lugares tan emblemáticos de la capital del país como la Puerta del Sol o la plaza de Cibeles.
Aunque Juan y Jesús no regresan solos, en el recorrido les acompañan varios voluntarios que han decidido sumarse a esta aventura. «Estos días hemos tenido a una pareja de Valcuende (León) que nos ha atendido de maravilla porque hace unos días contamos con 25 voluntarios procedentes de un grupo de scouts de Gerona y nos llovió intensamente. Los voluntarios encendieron varias hogueras para que pudiésemos secar la ropa y nos ayudaron en todo momento. Además, hemos recibido a un equipo de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), haciendo un reportaje a las alternativas de la España vacía, una de las cuales es la trashumancia y el pastoreo».
Jesús y sus compañeros de viaje tienen aún mucho camino por recorrer, por eso ven muy lejano ese día en el que aparecerán en todos los informativos nacionales mientras su ganado se adentra en el Paseo del Prado en la fiesta de la Trashumancia. «La gente no se sorprende al vernos por las calles de Madrid. Hay que tener en cuenta que es una ciudad de emigrantes. Allí se ha refugiado muchísima gente que huía de la penuria y la falta de trabajo en los pueblos. Se puede decir que la capital de España es una ciudad ganadera, que tiene una afición enorme al ganado y conserva una red de vías pecuarias magnífica en la propia Casa de Campo».
«Muchos parques son además zonas de descansadero donde pueden pastar los rebaños y, de hecho, yo me crié en Madrid porque mi padre era un militar destinado allí. Cuando iba de pequeño al colegio por la Puerta de Alcalá, veía los rebaños subir por la calle de Alfonso XII y la calle de O'Donnell, para recalar en lo que hoy día es el Wizink Center, donde se quedaban los rebaños a pasar la noche. Madrid nos recibe con los brazos abiertos y desde hace dos años nos quedamos allí permanentemente en invierno», afirma con orgullo sobre la capital de España Jesús Garzón.
«De hecho, la gente mayor riñe a los barrenderos que van detrás retirando el estiércol. Muchos les gritan diciendo que huele mejor que el humo de los coches. Además lo que van dejando las ovejas es mínimo y cuando pasan cuatro coches o autobuses queda realmente limpio», agrega.
Prácticamente treinta años son los que lleva con orgullo al frente de la Asociación Trashumancia y Naturaleza. «Empecé en 1992 y anteriormente llevaba ya mucho tiempo estudiando las cañadas y la vida de los pastores, que son las personas de las que más he aprendido porque me han explicado todo lo que sé sobre la fauna salvaje. En parte he querido dedicar el resto de mi vida para devolverles lo mucho que aprendí y el orgullo profesional de ser pastores y en este caso de trashumar por las cañadas de todo el país», afirma.
Para Garzón, esta actividad forma parte del pasado, pero también del futuro. «En el año 1992, cuando empezamos el I Congreso Nacional de Vías Pecuarias de España, se aprobó en la ONU el convenio de la biodiversidad a nivel mundial, donde el artículo 8j nos recuerda que las culturas antiguas son las únicas que han demostrado ser sostenibles. Todo lo que se ha inventado ahora seguramente será totalmente efímero. Vemos como cada día cambian las tecnologías, los problemas, la falsa información que aparece en los medios, pero el futuro sigue siendo la ganadería extensiva y la trashumancia. Todas las tradiciones ligadas al territorio han durado 7.000 años y durarán otros 10.000 mientras el ser humano sea un poco inteligente», advierte Garzón. Pero, mientras llega el 20 de octubre, el rebaño recorrerá algo más de una media maratón diaria para seguir completando un viaje que encontrará su fin cuando el termómetro comience a mostrarse hostil. Jesús y Juan tendrán que seguir atravesando las localidades de media España, acompañados de un buen número de voluntarios hasta que acabe esta aventura que les indicará que sí, que ya ha finalizado su particular veraneo y que llegará el momento de esperar casi un año para volver a emprender el camino.
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