Fallece a los 82 años el cirujano, poeta y pintor Fernando Zamora

Había trabajado 36 años en el hospital de Palencia, «y puedo decir que no me ha ido mal». Fernando Zamora definía así sus más de treinta años en el Río Carrión. Su reconocida actitud conciliadora fue el principal bagaje que le llevó a la dirección médica del centro. En los orígenes de esa carrera figuraba una fuerte atracción por la mente humana y la psiquiatría, que fue lo que le llevó a la Facultad de Medicina, aunque no tardó en desviar su pasión hacia el bisturí. Sus más de tres décadas en el quirófano dejaron huella en cientos de pacientes, que aún recuerdan su sensibilidad, su facilidad para consolar y un emblemático carácter, marcado quizá por sus bohemias inclinaciones artísticas, que ha cosechado cariños entre enfermos y compañeros médicos.

Al jubilarse de la medicina, se centró en sus dos grandes pasiones: la poesía y la pintura. En una de sus últimas entrevistas en El Norte de Castilla, se definía artísticamente «como una persona que está interesada en muchas vertientes no solo artísticas, sino vitales, pero ciñéndonos a lo artístico, me gusta muchísimo el arte. Igual que Di Estéfano decía que le gustaba el fútbol, todos los partidos, hasta los de escolares, a mí me gusta el arte en general. No me gusta utilizar la palabra arte, porque está manoseadísima, pero me gustan las manifestaciones artísticas de todo tipo. Dentro de ese sinfín de atractivos que me bombardean, trato de elegir los más afines a mí y me divierte jugar con todo ello».

Entre las últimas publicaciones de Fernando Zamora figuran 'Tratado de conservación' (Cálamo, 2017), 'Fragmentos y variaciones' (1994), 'Silva de sílabas' (2004), 'Virado a sepia' (2006) y 'Libro para quemar' (2007). También fue seleccionado para la muestra 'Constelaciones. Poesía experimental en España (1963-2016)', que se exhibió en 2017 en el Musac de León y después fue trasladada al Centro de Creación Contemporánea de Andalucía C3A, de Córdoba. En colaboración con el fotógrafo Javier Ayarza, publicó también 'Palencia, remota y alba' (Cálamo, 1998), una visión personal de su provincia.