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Su mundo siempre giró en torno a los demás. Ayudar a los más necesitados y a que la gente joven encuentre el sentido a la vida era su objetivo desde las diferentes parroquias y pueblos en los que le tocó ejercer. Ángel Aguado Martínez ha ... fallecido este viernes a los 70 años en San Cebrián de Campos, su pueblo natal, donde vivía un poco más reposado en los últimos cuatro años tras su regreso de una estancia en Cuba, adonde fue para vivir una experiencia de encuentro con la Iglesia del Tercer Mundo.
Los pobres, los desfavorecidos y la desigualdad eran su misión. Nacido en una familia de ocho hermanos, fue ordenado sacerdote en 1976. Villalba de Guardo fue su primer destino, donde estuvo diez años. Tras este periodo, estudió la Licenciatura de Teología Catequética en Bruselas durante dos años. Cuando regresó, fue párroco de Población de Campos durante seis años. En este periodo, el entonces obispo le nombró vicario de Pastoral. Después de Población, fue párroco de Guardo otros seis años, tras los cuales realizó el Doctorado en Salamanca.
Entre los años 2001 y 2017, la parroquia de Villamuriel de Cerrato fue su hogar, donde surgió la Asociación Intercultural de Villamuriel de Cerrato (Asinvi), con la que siempre fue de la mano y con el mismo objetivo: dirigir a la sociedad hacia los caminos de la amistad, la solidaridad, la integración y la ayuda. La casa sacerdotal de Villamuriel de Cerrato se convirtió una pequeña Babel, esa construcción mítica mencionada en la Biblia cuando toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras. Y es que el lenguaje que utilizaba Ángel Aguado en la iglesia Santa María la Mayor de Villamuriel era el cariño, la comprensión, la tolerancia con todos a pesar de las diferencias.
Villamuriel de Cerrato (cuyo ayuntamiento ha decretado tres días de luto y decidido que las banderas ondeen a media asta), San Cebrián de Campos (su iglesia de San Cornelio y San Cipriano acogerá el funeral este domingo y cuya corporación también manifiesta su pesar y dolor en nombre de los vecinos) y palentinos de todos los rincones conocían a Ángel Aguado, que en los últimos años padecía una dolencia cardiaca. Vivía solo en su pueblo natal pero atendido por una hermana enfermera, con la que comía y cenaba.
Salía todas las mañanas para dar un paseo en una bicicleta con motor que le libraba de mayor esfuerzo y sobre la que le ha sobrevenido al parecer un infarto. Se había bajado de la bici, presumiblemente porque se encontró mal. Este viernes a mediodía, otro hermano extrañó que Ángel no hubiera vuelto del paseo, y tras infructuosas llamadas a su móvil, y también gracias a su geolocalizador, han encontrado su cuerpo sin vida más allá del camino de las bodegas que conduce hacia Amayuelas.
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