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Además de los habituales eventos lúdicos y festivos, los vecinos de Villamediana y visitantes tienen la oportunidad de sumergirse en un fascinante viaje al pasado, gracias a la exposición 'Telegrafista en código Morse', organizada por el querido paisano Mauro Román Pérez. Nacido y criado en este histórico rincón de Palencia, ha querido rendir homenaje al pasado telegráfico de Villamediana, un pasado que pocos conocen pero que forma parte del patrimonio cultural del municipio. La exposición, que tiene lugar en el local de Lavaderos y estará abierta al público hasta mañana domingo, 25 de agosto (de 11 a 14 horas y de 19 a 21 horas), ofrece una ventana a un tiempo en que la comunicación a distancia era una proeza de ingenio y tecnología.
Villamediana no es un lugar cualquiera en la historia de la telegrafía. En el promontorio conocido como Alto Isilla, que se alza no muy lejos de la villa, se erigía la torre de telegrafía óptica número 22 de la Línea Uno Madrid-Irún. Este lugar estratégico fue testigo de la evolución de la comunicación en España, desde el sistema de telegrafía óptica hasta los primeros pasos de la telegrafía eléctrica.
La exposición, cuidadosamente organizada por Mauro Román, presenta una serie de piezas únicas que datan del siglo XIX, como una descarga de puntas de 1865 y una pila telegráfica de 1915. Además, los visitantes pueden experimentar de primera mano cómo se enviaban y recibían mensajes en código Morse, utilizando equipos originales que aún conservan el eco de un pasado lleno de innovaciones.
El acto inaugural, celebrado el miércoles, contó con la presencia de José-Andrés Cantoral Fernández, delegado en Burgos de la Asociación Amigos del Telégrafo. Su conferencia sobre 'La Telegrafía Óptica en España, primer telégrafo oficial' cautivó a los asistentes, quienes tuvieron la oportunidad de aprender sobre la importancia histórica de la telegrafía en la comunicación moderna. En un gesto que unió pasado y futuro, José Andrés y Mauro realizaron una demostración en la que los niños del municipio pudieron escribir sus nombres en código Morse, siendo Carla la primera afortunada en ver su nombre transformado en puntos y rayas.
Por otro lado, la cultura también tiene su espacio en estas fiestas gracias a la exposición de pintura de Celia, una artista aficionada con raíces en Villamediana. Aunque reside en el País Vasco, cada verano regresa al pueblo de su madre, y este año, por primera vez, ha decidido compartir su obra con la comunidad. La exposición, ubicada en el ayuntamiento, presenta pinturas al pastel y paisajes que capturan la esencia del entorno rural que tanto la inspira.
Las fiestas de Villamediana de este año no solo celebran la alegría de la comunidad, sino que también honran el ingenio y la historia que han dado forma a este rincón de Palencia. Una oportunidad única para reflexionar sobre el avance de las telecomunicaciones, desde el código Morse hasta el mundo digital, y para disfrutar del arte y la cultura en un entorno que respira tradición y modernidad a partes iguales.
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