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Considera la sentencia del Tribunal Supremo como «muy gratificante», pero cree que «hay que limpiar la Justicia», en alusión a determinados miembros del estamento judicial de quienes no entiende cómo «no se les cae la cara de vergüenza por el daño que han hecho a ... mi hijo y a mí». «Si mi exmujer hubiera sido un hombre haciendo lo que ha hecho, no hubieran pasado ni 24 horas y hubiera estado ya en prisión provisional», hace hincapié Javier Avellaneda, que dice que no será feliz ni estará plenamente satisfecho «hasta que mi hijo esté conmigo» y pueda ir reparando paulatinamente el daño que se le ha hecho. «Van a ser muchas horas de psicólogo con él, de hablar, de llorar...», agrega. «Exijo que se me entregue a mi hijo lo antes posible. Solo puedo decirle a Alejandro que dentro de poco nos veremos, que no me juzgue y que le quiero», indica Javier Avellaneda, que no olvida el calvario judicial vivido.
«No se puede entender que habiendo un menor de por medio, la justicia sea tan tediosa, tan desesperante, tan injusta. El problema de que se haya llegado a esto es producto de que, en enero de 2016, la magistrada por entonces del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Palencia, consienta que ese hecho delictivo se lleve a cabo e inicie una modificación de medidas que no se podía hacer iniciado hasta terminar el procedimiento civil anterior», apunta Javier Avellaneda.
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«En su sentencia de modificación de medidas firmada en julio de 2016, en vez de hacer caso al informe psicosocial, que recomendaba la custodia en exclusiva para el padre, lo que hizo fue 'ajusticiar' a un niño menor de edad y a un padre. En vez de castigarla, la premió dándole la custodia en exclusiva. No se puede premiar a quien infringe la ley, y la jueza lo hizo», asevera Javier Avellaneda, que no entiende tampoco cómo «una vez que la Audiencia restablece parcialmente el daño que hace esa jueza diciendo que se vuelva a la custodia compartida, la misma jueza, en un atisbo de lucidez, le dé a la madre 15 días para entregarme a mi hijo y que pasen esos quince días y nunca se haya cumplido, ni me hayan dado justificación». «Yo me querellé contra esa jueza y la querella se archivó por el corporativismo entre los jueces», añade Javier Avellaneda, que incide en que, cuando esa jueza se cogió una baja, «orientó a su sustituta en la ejecución de un título judicial».
«En octubre de 2018 presenté modificación de medidas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 y no se ha celebrado aún la vista, a pesar de que en reiteradas ocasiones lo he pedido. No hay interés en celebrarlo porque no se le puede dar la custodia a mi exmujer, hay que enquistar el proceso, alargarlo...», afirma Javier Avellaneda.
«A fecha de hoy, mi exmujer sigue estando al cuidado de mi hijo sin tener la patria potestad. ¿Sirve de algo la justicia?», se pregunta Javier Avellaneda, que cumple hoy 2.291 días sin poder estar con su hijo.
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