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Eusebio Miguel, en Torquemada. MANUEL BRÁGIMO
Eusebio Miguel, agricultor en Palencia: «Antes, el campo enamoraba; ahora todo son desencuentros»

Eusebio Miguel, agricultor en Palencia: «Antes, el campo enamoraba; ahora todo son desencuentros»

«Los mercados nos suben y nos bajan los precios a su antojo y así no se puede trabajar», señala este profesional de una explotación familiar en Torquemada

almudena álvarez

Palencia

Martes, 6 de julio 2021

Eusebio Miguel forma parte de la cuarta generación de agricultores de la familia Martínez Miguel, tierras hoy en manos de cuatro primos que explotan casi 600 hectáreas de cebada, trigo, avena, guisantes y alfalfa en Torquemada. Ayer, subido a su cosechadora, recibía la visita del consejero de Agricultura, Jesús Julio Carnero, que eligió la tierra «del tío Juan» para presentar la cosecha de cereal. Justo la primera tierra que vino a segar con su padre, cuando apenas contaba 15 años. Desde entonces, todo ha cambiado mucho, aseguraba ayer, porque, cuando él era un chaval «el campo enamoraba» y una familia podía vivir dignamente con una tercera parte de lo que se necesita ahora.

«Ahora poco queda de aquel enamoramiento, ahora todo son desencuentros amorosos. La sociedad nos criminaliza, nos hace responsables de todo, los mercados nos suben y bajan los precios a su antojo y así no se puede trabajar», aseguraba. Porque, como señalaba, las explotaciones agrarias son empresas y «no hay empresa que pueda funcionar ni invertir sin saber lo que le van a pagar y con constantes cambios en los precios de sus productos», relataba.

Ni siquiera en una buena campaña, como la de este año –con unas producciones medias que rondarán los 3.000 o 3.500 kilos por hectárea, una buena calidad del cereal y unos buenos precios, que rondarán los 200 euros por tonelada–, se puede garantizar la rentabilidad. Porque, como explicaba Eusebio, «cuando tenemos buenos precios, se produce una subida inmediata de todos los imputs: abonos, gasoleos, fitosanitarios… y ahí se nos va parte del beneficio que se podía quedar en las explotaciones». Una coyuntura que se repite cada vez que hay una buena cosecha de cereal y que impide a los agricultores hacer granero para los años que vienen malos, «que son muchos», apostillaba Eusebio.

Además, «siempre acometen subidas inasumibles que luego no bajan», añadía, a las que además hay que sumar toda la inversión en maquinaria, los préstamos, los recambios y las averías, que pueden llegar a costar hasta 20.000 euros.

Por eso, insistía ayer en su mensaje: «Los que nos dedicamos a esto estamos profundamente enamorados de esta profesión, porque lo hemos vivido desde siempre, porque estamos en contacto con la naturaleza a diario, porque sembramos y recogemos alimentos. Pero, últimamente, parece que el único aliado que tenemos es la naturaleza que nos da lo que sembramos, porque todo lo demás va en contra».

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