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Juan Paradell (Igualada, Barcelona, 1956) llegó a Roma «con pantalones cortos» para proseguir con sus estudios de órgano y con 10 años comenzó a tocar este instrumento hasta convertirse en primer organista titular de la basílica papal de Santa María la Mayor de la capital ... italiana y, también, en emérito de las celebraciones litúrgicas en San Pedro del Vaticano y del Coro de la capilla Sixtina del Vaticano. Catedrático de órgano, canto gregoriano y bajo continuo en el Conservatorio de la ciudad ítala de Frosinone, este catalán -«mitad español mitad italiano; tengo el corazón partido»- y acreedor de la Cruz Augusto que le otorgó el papa Francisco en 2021, visitará por vez primera Palencia para ofrecer un recital de órgano este viernes, 26 de abril (20:15 horas) en el Conservatorio de Música en el marco del ciclo de conciertos 'Música por mil tubos' promovido por la Diputación.
–¿Por qué repertorio paseará al público palentino?
–Un poco de todo. Empezaré con tres obras de Bach; luego, un adagio de Mozart, que es una transcripción de un concierto para piano y orquesta hecha por mí para órgano; y, después, pasaré al romanticismo con la segunda sonata para órgano de Félix Mendelssohn. No faltará tampoco la música española con una pieza sinfónica de José María Usandizaga, además de otra de un compositor catalán aún vivo, y cerrará el programa una tocata del compositor francés Bélier. El concierto durará alrededor de cincuenta minutos.
–Es un lujo para Palencia contar con la presencia del primer organista de Santa María la Mayor de Roma y emérito del Vaticano y concertista en medio mundo. ¿Cómo inició su vida en la música?
–Yo empecé a estudiar música en Igualada, después órgano en Barcelona y, luego, proseguí esos estudios en Roma porque en aquella época en España no había mucho fervor por este instrumento. En Italia, el órgano era muy popular y había grandes organistas, como Fernando Germani, uno de los grandes virtuosos del mundo, y yo quería seguir allí y aprender de ellos. Al cabo de unos años me contrataron como organista titular de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales de Roma, y mientras desempeñaba este puesto, en el que ya llevaba treinta años, me llamaron para sustituir al organista de San Pedro del Vaticano tras ponerse enfermo y, después de un año, me dieron también la titularidad en este mismo servicio, del que soy emérito.
–En 2021 el papa Francisco le impuso la Cruz de Augusto «por su excelente compromiso y trabajo en beneficio de la Iglesia y del Santo Padre».
–Es un reconocimiento muy importante que muy pocos músicos han recibido a lo largo de los siglos. Fue una gran satisfacción después de cincuenta y cinco años dedicados a este servicio de organista litúrgico, un oficio que comencé con diez años. ¡Toda una vida! Estoy muy agradecido por la concesión de esta insignia, para mí es un honor y un orgullo tenerla.
–El sábado impartirá una clase magistral a los alumnos de la Escuela Provincial de Órgano de Palencia. ¿Qué cree que aporta un centro de estas características?
–Impresiona que exista una escuela así en una provincia como Palencia y es admirable la labor que realizan sus profesores en la divulgación de la música de órgano. Este centro supone una voz muy importante para las generaciones futuras a la hora de concienciarles de la necesidad de preservar este instrumento y ponerlo en valor. Es extraordinario que en Palencia se acerque a los jóvenes al mundo del órgano porque garantiza su pevivencia. En España hay muy pocos ejemplos de escuelas similares a la de Palencia. Y, al tratarse de un territorio pequeño, tiene aún más mérito.
–¿Y qué le que parece que en Palencia pueda escucharse órgano durante todos los meses del año gracias a las programaciones dedicadas a este instrumento?
–¡Es increíble! No sucede en muchos lugares y, además con concertistas de fama mundial en sus programaciones, y no lo digo por mí. Este año han estado en Palencia el organista de la Almudena de Madrid, Roberto Fresco, y Daniel Oyarzábal, organista de la Orquesta Nacional de España, entre otros. Estamos hablando ya de palabras mayores. Tiene un gran mérito. La labor de la Diputación con su colaboración también es dignísima de aplaudir. Además, en la provincia de Palencia hay instrumentos históricos de gran calidad y magníficos que merecen ser restaurados, darlos a conocer y que la gente se deleite escuchando su música.
–Como experto en órgano, ¿cómo definiría su musicalidad y qué relevancia le da frente a otros instrumentos?
–Como dijo Mozart, o al menos, así se le atribuye la siguiente frase: «El órgano es el rey de todos los instrumentos». Esto ya dice todo. El órgano es una orquesta completa, con un solo instrumento pueden escucharse mil colores y muchas diversificaciones de timbres, tonos y volúmenes. Es el mejor instrumento para las liturgias, no hay otro instrumento que pueda igualarlo ni sustituirlo.
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–¿Qué momento vive hoy el órgano?
–Depende de cada país. En España ahora no estamos en los mejores momentos, pero tampoco en los peores. Hace cincuenta años había muy poca divulgación de la música de órgano, por eso fui a estudiar fuera, y muchos instrumentos pendientes de restaurar. Pero en los últimos años ha cambiado la cosa; se han restaurado muchos órganos, se han construido muchos nuevos y ha salido una cantera de organistas jóvenes magníficos y con mucho talento; escucharles es un placer y merecen todo el respeto del mundo. Podemos estar muy contentos de cómo se ha trabajado en España en este tema. En cuanto a la afición del público, varía también del país; en Alemania y Francia hay mucha más tradición y una mayor afición, mientras que en España todavía queda trabajo por hacer en este sentido.
–¿El sonido del órgano en las iglesias es el sumun, es música celestial?
–No hay duda de eso. No tiene nada que ver escuchar un órgano en una iglesia que en una sala de conciertos. El órgano en una sala de conciertos es más frío y el ambiente, más seco. La ubicación natural del órgano es la iglesia. La mayor parte del repertorio que se ha escrito para órgano está pensado para la acústica de las iglesias.
–Lo que será de una belleza extraordinaria es escuchar órgano en la capilla Sixtina.
–(Risas). Y ya no tanto por el órgano, sino por el incomparable marco de la capilla, con los frescos de Miguel Ángel; es única en el mundo.
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