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El escritor palentino Abbé Nozal. Antonio Quintero

Abbé Nozal, escritor palentino

«Escribo con irreverencia y mucho humor, pero mi pluma no es incómoda»

El novelista muestra este martes, a las 20:00 horas, en el Ateneo de Palencia los entresijos de 'Lía', su último trabajo literario

Jose Rojo

Palencia

Martes, 19 de marzo 2024, 17:26

El ingenio artístico de Abbé Nozal, palentino de 74 años –«me considero joven por dentro», apostilla–, saltó a la escena pública en 1967 con la pintura y desde entonces su obra, provocadora y original, se ha exhibido en España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. ... Pero la disciplina pictórica no le bastaba para expresar su creatividad y dio rienda suelta a su visión cinematográfica dirigiendo cortos ('La canción de Marta', 2004; o 'Cervecita Milagrosa', de 2005, entre otros) y el mediometraje 'Logaritmo Neperiano' (2010). Encontró además otra vía de escape en la narrativa. Con diez novelas publicadas y tres en capilla, que verán la luz antes de finalizar el año, este martes, a las 20 horas en el Ateneo de Palencia, muestra los entresijos de 'Lía', su último trabajo literario. El 5 de abril hará lo propio en el Casino.

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–En los últimos años ha dado rienda suelta a su ingenio literario. ¿Ha desatendido sus otras facetas artísticas, la pintura y el cine?

–No, procuro compaginarlo todo, pero cada época tiene su afán, como decía San Agustín. Ya sabes que ya con los santos tengo una relación profunda… (risas). Me ha costado muchos años entender que no debo avergonzarme de las diferentes disciplinas en las que actúo. La vida o la naturaleza podría haberme dado otras aptitudes distintas a las que tengo, pero son las que me ha dado y las ejerzo de la mejor manera posible. En cualquier disciplina artística, lo que se busca siempre es la excelencia, aun a sabiendas de que tal excelencia no se va a conseguir jamás, razón por la cual uno insiste e insiste.

–¿Hay un raquis de su universo creativo?

–Lo hay y me dado cuenta a posteriori. Llevo escritas diez novelas y todas ellas discurren alrededor de una especie de obsesión, la de la duplicidad, la de la copia, la del secuestro, la del robo, la de la usurpación… Todo ello envuelto en una pequeña trama de misterio y de la asunción de una alegría y una luminosidad final. Algo pasa siempre al final que lo pone todo otra vez en orden. La columna que me movía antes era la inteligencia contra la superchería, es decir, todas las religiones, porque sólo se preocupan por el negocio, y contra el mundo del arte, pero últimamente me he dado cuenta de que la política también me atrae de manera morbosa. En principio, la política es un arte noble, el arte de lo posible, pero ahora me parece pura basura y detestable. Por otro lado, mi narrativa, mi pintura y mis producciones cinematográficas tienen en común que entre ellas se retroalimentan. De hecho, los propios personajes de 'Olvidé decirte que apagaras el horno', donde se aborda un hecho real, la desaparición de la escultura de treinta y ocho toneladas de Richard Serra del Museo Reina Sofía y de la que nunca más se supo, aunque el escultor hizo después un duplicado de la misma, me obligaron a escribir una segunda parte y me indicaron cómo debía continuar esa segunda historia, me impusieron su génesis y por eso escribí 'Deina Sofía', novela que está impregnada por la pintura.

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«Mi narrativa, mi pintura y mi trabajo cinematográfico se retroalimentan»

–¿Su pluma es irreverente e incómoda?

–Irreverente, por supuesto, pero no es incómoda. Yo escribo para pasármelo bien y busco de manera consciente que el lector se lo pase muy bien, que se descojone. Y, afortunadamente, eso ocurre y así me lo transmiten, y eso para mí es una gran satisfacción. Es mucho mejor darle al lector momentos de satisfacción que de tortura. Escribo con irreverencia y con mucho humor.

–¿Nozal es tan iconoclasta como original?

–Lo de original no me corresponde a mí decirlo, pero lo de iconoclasta claro que lo soy, inevitablemente.

–¿Es amante de la provocación?

–En la literatura, sí, y en la pintura también.

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–¿Dudaba a la hora de decir que era provocador en la pintura después de su serie sobre el Cristo del Otero?

–(Risas). Con la serie del Cristo quería respirar. A Palencia le han puesto un Cristo de 28 metros de altura al que llaman Sagrado Corazón de Jesús y para mí no hay nada sagrado. El Cristo del Otero se ha convertido en símbolo de la ciudad, que como palentino asumo también que lo sea, y como es un símbolo público tengo una parte alícuota que me permitía representarle como yo le veía: el Cristo que se las pira a Valladolid, el Cristo del teléfono, el Cristo del paraguas, el Cristo 'de Lotero' vendiendo cupones… Retraté veintidós cristos distintos. En aquella una exposición a principios de los años ochenta recibí hasta una amenaza de muerte. Nuestra historia está absolutamente impregnada de un caciquismo religioso enorme.

–'Lía' es el título de su último trabajo literario, publicado a principios de este mes.

–En los últimos cuatro años no había publicado ninguna novela y suelo escribir una al año, aproximadamente. Por lo tanto, tenía cuatro ya escritas. Acabo de publicar 'Lía', en mayo sacaré la segunda; en julio, la tercera; y en septiembre, la cuarta.

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«En todas las disciplinas artísticas se busca siempre la excelencia, pero como no se consigue jamás, se insiste»

–¿De qué va 'Lía', la historia de amor entre el Voynich y la Blockchain?

–Voynich, según se presupone, es el único manuscrito del mundo que aún no ha podido traducirse, pero cuando yo empecé a escribir la novela, que versa sobre esta obra, descubrí que fue traducido por un español en los años 50, un hecho que se desconoce. Y la Blockchain es el contexto donde se hacen posibles todas las criptomonedas; en concreto el bitcoin, del que se desconoce la identidad de su fundador, que se presenta bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto. Lía es el nombre de la protagonista, una mujer encantadora y muy inteligente, capaz de tener una mano en el Voynich y otra en la Blockchain. Y en ese contexto se interfieren una vez más personajes que lidian con la duplicidad; otros, con la trampa y la copia; y terceros que son pura mafia. Y con esa trama construyo una novela muy dinámica, muy cachonda y con una sorpresa final extraordinaria. 'Lía', en principio, era un guion cinematográfico que, ante la falta de financiación, se convirtió en novela.

–¿Es su publicación más redonda?

–No sabría decírtelo. Las novelas, como se ha dicho muchas veces, son como hijos que una vez que ven la luz cada uno marca su personalidad. Yo creo que 'Lía' ha quedado redonda, aunque desde mi personal punto de vista las más redondas son las dos que publicaré en julio y en septiembre y creo con ellas el mundo se me volverá a echar encima porque temo la reacción de parte de la sociedad, algo que ya sufrí en su momento.

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–¿Hacia qué tipo de lector dirige su escritura?

–Por una parte, a los jóvenes, que tienen todavía la mente abierta y son capaces de entender mucho mejor una sociedad ya vieja y establecida, a la que mover de su sitio es prácticamente imposible. Y, de otra, al sector de las personas que, como yo, están en el activismo, que se abren a nuevas posibilidades y entienden que aquellas cosas que cuento, que parecen tan extraordinarias, han ocurrido en la realidad o están a punto de ocurrir.

–¿Tiene en capilla una nueva exposición o proyecto cinematográfico?

–Mi última exposición, que se titulaba 'Mutantes', estuvo el año pasado en el Museo Botines de León y estoy en conversaciones para que vaya a Madrid. Aunque a estas alturas estoy muy tranquilo y recogido en mi estudio. Esas pompas promocionales me requieren mucha energía y ya no tengo tanta como tenía. Afortunadamente, mis clientes conocen mi estudio y compran mis cuadros cuando les apetece. Las exposiciones cumplen dos objetivos: procurar ventas y dar a conocer al artista. Yo necesito seguir dándome a conocer lógicamente porque a mí no me conoce ni Dios y, en ventas, tengo las suficientes como para seguir viviendo de ello. En lo referente al cine, hoy veo muy difícil volver a la realización porque la financiación para hacer películas para gente sin un gran nombre ha desaparecido prácticamente. Aunque sigo escribiendo guiones y diseños de producción.

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