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ALMUDENA ÁLVAREZ
Palencia
Domingo, 13 de marzo 2022, 00:20
Nunca se habían visto unos precios tan altos. Desde que estalló la guerra en Ucrania, el precio de los carburantes ha subido una media de 30 céntimos el litro, entre 2 y 4 céntimos cada día, alcanzando cifras que en algunas estaciones de servicio rozan ... o sobrepasan los dos euros el litro, tanto en gasolina como diesel y que afecta tanto a los negocios tradicionales como a las denominadas gasolineras 'low cost'. «Estamos viendo unos precios sin precedentes y difícilmente asumibles», afirma Leopoldo Herrero, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Valladolid y Palencia, que agrupa a 37 estaciones de servicio en las dos provincias.
Herrero explica que, a pesar del esfuerzo de las gasolineras tradicionales por sostener los precios, se está viendo una subida media de 30 céntimos del litro, y en algunos casos de 40 céntimos litro, que es muy difícil de asumir. Una subida que además afecta por igual a todos los productos, la gasolina, el gasóleo, el combustible para las calefacciones o el gasóleo agrícola. Y que, en algunos casos, como el del gasóleo para calefacción ha llegado a triplicar las cifras que había durante la pandemia, pasando de costar 50 céntimos el litro en el invierno de 2020 a 1,50 euros el litro actuales, como señala Herrero, que además es propietario de dos estaciones de servicio en las provincias de Palencia y Valladolid, situadas en la A-67 y en la A-62 respectivamente.
Y lo peor, es que esta escalada de precios, que ha llegado a colocar los dos euros en algún monolito para las gasolinas de más octanaje, no parece haber tocado techo, señala Herrero, mientras asegura que las primeras consecuencias ya se están notando en las estaciones de servicio donde se percibe que los usuarios se están retrayendo a la hora de coger el volante y parar a repostar.
No es para menos, porque llenar el depósito de un coche de gama media roza los 80-90 euros y los 150 euros en un coche de gama alta, como señala Manuel Suances, de la gasolinera Suances, en la capital palentina. «Una auténtica locura» que ha desatado la fiebre por llenar y rellenar el depósito tratando de esquivar la siguiente subida. «Hay una especie de psicosis por tener el depósito lleno, aunque sepamos que es un ahorro tonto porque al final no se logra nada», señala Suances, que, tras el 'boom' de los primeros días está notando la creciente preocupación de los consumidores por unas subidas que están «desbocadas» y una tendencia a «no andar mucho con el coche». Los cálculos son sencillos y los usuarios han empezado a echar el freno a todos los viajes que antes se hacían a la ligera desde los pueblos a Palencia para comprar cualquier cosa.
Eso, los consumidores particulares, pero el golpe que está suponiendo para transportistas, camioneros o taxistas es brutal porque el precio del combustible es el primer eslabón de una cadena muy larga y va a provocar subidas de precio en absolutamente todo, aseguran. Llenar el depósito de un camión de 1.500-2.000 litros puede costar una media de 2.625 euros. Los taxistas están pagando 30 euros más por depósito que hace cuatro meses, relatan.
Las consecuencias más previsibles son la subida de las tarifas a la hora de coger un taxi, del precio por kilómetro en el caso de los transportistas, que están pensando en pasar de uno a 1,30 euros o los paros en la actividad. E incluso que los propios empresarios de las estaciones de servicio se replanteen el futuro de un negocio que estos días no deja de consultar los precios en la página oficial del Ministerio de Transición, el geoportal donde se dibuja una línea ascendente que parece no tener fin.
«Es una locura, si un día no cambias el precio, te quedas por debajo de la 'low cost'», afirma Manuel Suances, que ve como el sector «no sale de una y se mete en otra». En su caso particular, confiesa que en los primeros días intentó aguantar la subida «por un poco de ética», pero reconoce que es imposible mantener los precios porque al final el mercado manda. Los números son tozudos. A sus instalaciones llegan dos camiones semanales desde el centro de carga de Bilbao, que por cierto estos días «tiene un lío tremendo porque todas las estaciones de servicio quieren llenar», señala Suances, que solo hace quince días pagó por un camión de combustible 32.000 euros y el último le ha costado casi 43.000 euros. Se pone a sumar y a calcular y piensa que podría llenar los tanques, porque sabe que se va a vender y que va a seguir subiendo, pero «se necesita mucha fluidez y soltar de golpe 160.000 euros para llenar las cuatro cubas», reflexiona en voz alta. El punto de inicio y de llegada vuelve a ser el mismo. «Estamos asustados, no es ninguna broma. Y ahora nos va a subir el transporte, que también tiene que repercutir la subida del combustible», sostiene. Parece un círculo vicioso del que no hay salida, para unos y para otros. Y mientras Manuel Suances insiste en que «nunca jamás había visto estos máximos» y reconoce que se ha quedado corto poniendo a Spiderman en su gasolinera, «porque va a hacer falta más de un superhéroe para salir de esta».
Bajada urgente del IVA
La solución urgente y necesaria es la bajada temporal del IVA que grava los carburantes, dicen los empresarios de estaciones de servicio, que están reclamando al Gobierno medidas similares a las que se ha tomado con la energía eléctrica y que se apruebe una bajada «urgente» del IVA del carburante del 21% al 10% para hacer más llevadera una situación que está empezando a ser «insostenible» y unos precios que «se podrían soportar de forma puntual y temporal, pero no de forma prolongada en el tiempo», sostiene Leopoldo Herrero.
Aseguran que la reducción temporal del IVA de los carburantes del 21% al 10% supondrá una disminución del precio de la gasolina y del gasóleo de unos 20 céntimos por litro y unos 11 euros por cada depósito que se llena. Una medida puntual para poder hacer frente a la imparable escalada de precios y que pondría freno a las subidas descontroladas que están dificultando gravemente la permanencia de las empresas y lastrando la renta de las familias, aseguran desde la asociación. Sin dejar de poner el foco también sobre la elevada presión fiscal que soportan la gasolina y el gasóleo, uno de los factores que hacen que actualmente se hayan alcanzado máximos históricos de los precios de los carburantes.
Con todo, el escenario no pinta optimista y la experiencia les dice a algunos que «el precio ha venido para quedarse», como apunta Suances, que asegura que nunca ha visto que los precios bajen 20 o 30 céntimos de golpe y que «siempre que dan dos pasos para atrás, después dan cuatro para adelante».
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