Manuel Quijano / Cantante de Café Quijano

«Empezar una gira en Palencia comienza a convertirse en tradición»

–Palencia inaugura su nueva gira…

–Así es y supongo que lo hacemos por tradición, ya que de Palencia tenemos el recuerdo del primer concierto bonito. En Palencia hemos iniciado varios de nuestros tours. El público palentino siempre nos acoge como muy suyos, al igual que el resto de las provincias de Castilla y León. La verdad es que nos sentimos como en casa.

–Y con las entradas agotadas desde hace ya varios días. ¡Gloria bendita!

–¡Es una gozada! Nos da mucha alegría y es una satisfacción para nosotros. En muchos de los conciertos de esta nueva gira las entradas ya están prácticamente agotadas. El teatro Ortega no tiene un aforo excesivo, pero la venta de entradas en espacios muchos más grandes, como el Cartuja Center de Sevilla o el Liceo de Barcelona, va muy avanzada.

–¿Cómo se logra colgar ese cartel allá donde recalan?

–En nuestro caso, funciona mucho el boca a boca. Tener ese éxito en la venta de entradas nos alienta a preocuparnos más por que la gente salga contenta y disfrute de un buen espectáculo y de la calidad de los directos. Nosotros procuramos que cada concierto sea una experiencia inolvidable para el público; les contamos historias que les introducen a las canciones y que les hacen formar parte de las emociones y sentimientos que afloran en esas dos horas y media de concierto. Esa experiencia única se transmite de unos a otros y anima a la gente a querer vivirla con nosotros.

–Por cierto, el 27 de enero usted cumple 58 años.

–No queda nada (risas). A mí me pasa como a todas las personas que tienen la sensación de que el tiempo pasa demasiado rápido al mismo tiempo que te alegra cumplir un año más.

–¿Qué cuenta 'Miami 1990'?

–Son canciones muy enérgicas, muy dinámicas y están en la onda del disco 'La taberna del Buda' (2001). Son pequeños cortometrajes que van contando en pocas líneas las experiencias de mi primer viaje a Miami en 1990, cuando un chaval de León se presentó en una ciudad que hoy ha cambiado mucho, pero que en aquella época era una referencia en todo el mundo por la serie televisiva 'Corrupción en Miami'. Era una ciudad desconocida para muchos, ya que no existía internet ni nada semejante; era una ciudad inalcanzable que en mi vida fue el punto de partida de muchas cosas.

–¿Café Quijano también ha cambiado en sus veinticinco años de andadura?

–Cuanto más tiempo pasa, más nos cercioramos de que no hemos cambiado tanto. Supongo que hemos ido evolucionando a la par que la sociedad, pero no nos da la sensación de haber cambiado mucho en cuanto a la mentalidad y a nuestra música, no sé si para bien o para mal. Nos hemos adaptado a los nuevos tiempos por las circunstancias que te obliga la vida, no porque nos hayamos planteado transformar nuestro sonido; nos hemos dejado llevar, hemos aprendido a tocar mejor y a organizarnos más y seguimos aprendiendo.

–¿Añora algo de los pinitos en el local familiar 'La Lola', allá por 1996?

–Hace no mucho leí que la nostalgia no era negativa ni perjudicial en una medida justa. Todos tenemos nostalgia en cualquier momento de nuestra vida cuando echamos la vista atrás y recordamos momentos vividos bonitos. Aquellos inicios fueron preciosos y supusieron un cambio de vida que permanecerá para el resto de nuestras vidas.

–Su formación ha creado un estilo único y reconocible fusionando el pop-rock y el bolero.

–En cada disco hemos incluido algún bolero, aunque el álbum fuera más roquero porque el bolero siempre ha formado parte de nuestro ambiente familiar por el gusto musical de nuestro padre, una afición que los tres hermanos hemos amado. De hecho, hicimos una trilogía dedicada al bolero y en nuestros conciertos combinamos esos dos géneros antagónicos: el pop-rock y el bolero. Lo bueno del bolero es que muy moldeable a lo que quieras hacer y es totalmente atemporal. El bolero nunca ha estado de moda ni ha pasado de moda. Siempre aparece alguien que, de repente, da la campanada con un bolero o se incluye en la banda sonora de una película y acaba siendo un éxito. El bolero siempre ha formado parte del subconsciente de cualquier músico porque son canciones muy populares que forman parte del repertorio musical de todas las familias.

–¿Qué artistas o grupos han sido ingredientes determinantes de esa peculiar coctelera?

–Hemos tenido mucha influencia de la música latinoamericana y, en cuanto al bolero, nos han atraído los grandes tríos mejicanos y puertorriqueños, así como la música tradicional cubana. Y, en lo referente al pop-rock, nos hemos influenciado de los ritmos latinos, con mucha percusión de por medio y con muchos arreglos de metales, y del sonido blues; una mezcla de todo.

–Un proyecto empresarial familiar es, de por sí, harto complicado, pero si es musical, aún más, por los egos de cada miembro, que suelen aflorar con relativa frecuencia. ¿Qué es lo más positivo y contraproducente de trabajar con la familia?

–Los negocios con la familia siempre son complicados, pero, en nuestro caso, esa circunstancia es la que ha procurado que hayamos llegado hasta donde estamos ahora. De lo contrario, no habríamos estado casi treinta años juntos. Lo más satisfactorio es recorrer un camino tan maravilloso junto a las personas que más quieres. Contratiempos hay, como en la propia vida, en la que tienes mejores y peores momentos con tus hermanos, pero, al final, lo subrayable es la realidad, y la realidad es que ahí estamos y eso es lo más bonito que puede pasar. El hecho de vivir un viaje tan apasionante juntos es llevar el romanticismo a su máxima expresión.

–En el devenir de la banda hubo un parón de seis años, entre 2005 y 2011. ¿Ese período fue terapéutico y reconfortante?

–Fue reconfortante porque lo necesitábamos, empezamos en la música a una velocidad acelerada, hubo exceso de trabajo y había que parar. El parón fue mayor que el previsto, pero cuando regresamos, iniciamos esa etapa del bolero y, luego, volvimos al pop-rock. Fue una parada muy terapéutica.

–Café Quijano siempre ha hecho gala de su origen leonés. ¿El grupo ha escrito un capítulo de la historia de su tierra?

–Siempre hemos sido abanderados de nuestra tierra y creo que si se habla de la música que se ha hecho en León en los últimos años, se tiene que hablar de Café Quijano, sin pretenderlo; es lógico.

–Después de más de un cuarto de siglo sobre los escenarios, ¿han firmado su disco más redondo y su letra más icónica?

–Creemos, y también escuchamos de la gente que nos sigue, que, junto a 'La taberna del Buda', sin contar los discos de boleros, que son otro género, 'Miami 1990' es nuestro mejor disco. Y, en lo referente a los temas, nunca podremos decir que uno ha sido el mejor o que ya lo hayamos firmado definitivamente; creo que está por venir, aunque hemos tenido canciones que han sido un punto de inflexión en nuestra carrera, como 'La Lola', que, aún hoy, sigue sonando tan actual como hace veintiséis años.

–A título personal, ¿qué canción de pop-rock y qué bolero le parecen sublimes?

–Una de mis canciones favoritas de todos los tiempos es 'Sultans of swing', de Dire Straits, y, de los boleros, me quedo con cualquiera de Armando Manzanero.