Palencia

La Facultad de Educación despide con un reconocimiento a los empleados con una dilatada trayectoria

Durante el cálido homenaje, Alfredo Miguel Aguado, profesor titular del departamento de Didáctica de la Expresión Corporal, señaló que «me siento agradecido por la profesión que he podido desarrollar en todos estos años. Aquí me he encontrado en casa». Por su parte, María de los Ángeles Ruiz Arija, secretaria administrativa del Negociado de Educación, agradeció «a todos los equipos que han estado conmigo, después de 33 años y medio, y los últimos 22 en Educación».

Por su parte, el profesor titular de Geografía Humana, doctor en Geografía, director de la Escuela Universitaria de 1988 a 1994, vicerrector del campus de Palencia de 1998 a 2002, vicesecretario general de la UVA de 2002 a 2006, adjunto a la Defensoría de la Comunidad Universitaria para el Profesorado desde 2016, secretario del Comité del grado de Educación Social de 2008 a 2014 y coordinador del grado de Educación Social desde 2016 señaló los tres conceptos que «podrían definir esta vida: el compromiso, la curiosidad y la empatía».

El compromiso porque «las universidades tienen un papel fundamental en el sistema democrático», afirmó Enrique Delgado en su discurso de despedida. La curiosidad por aprender, ya que ha impartido más de doce asignaturas en cuatro cursos distintos y la empatía, porque «lo más importante de todo mi desempeño han sido los estudiantes», sentenció.

Para ellos, para sus estudiantes, tuvo palabras y recuerdos después de tantos años en el encerado. «El alumnado ha trabajado mucho, también les he exigido mucho y con el tiempo he descubierto la importancia de ser flexible», argumentó. «Estamos aquí por los estudiantes», quiso subrayar y recordar antes de repetir sus tres conceptos (curiosidad, compromiso y empatía), «porque con ellos tenemos que formar a los estudiantes».

Repasó sus 47 años en la Universidad de Valladolid, 52 si se cuentan los cinco como estudiante de Geografía, a golpe de etapas o cambios. «Tiempo he tenido en todos estos años para estar sujeto a cinco leyes de Educación distintas. He pasado por tres edificios: en la avenida de Asturias del año 1977 a 1987, en el Camino de la Miranda de 1987 a 2001 y este último, el campus de La Yutera, en la avenida de Madrid. También he pasado por tres denominaciones distintas: Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de EGB, Escuela Universitaria de Educación y la Facultad de Educación».

Y llegó el momento de «los abrazos», que no fue otra cosa que los agradecimientos a todos los que compartieron camino, trabajo y quebraderos de cabeza con él en todos estos años. Una lista inmensa, llena de recuerdos, que leyó con calma y paciencia. Desde el público, sus compañeros y amigos iban sonriendo al escuchar su nombre o el de algún colega. Quiso cerrar su emotivo y completo discurso con el agradecimiento a su casa, a su hijo Eduardo y a Concha, «esposa, compañera y amiga». Pero, cierto es que Enrique Delgado se va, pero se queda, ya que el próximo curso será profesor colaborador honorífico, así que se seguirá escuchando su pausada voz en las aulas y continuará paseando por los pasillos de la Facultad de Educación.