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Cambios en las horas de entrada, flechas en el suelo para no aglomerarse ni chocarse, cintas dividiendo los patios, gel hidroalcohólico en todas las esquinas y clases desdobladas. Y ventanas abiertas, tanto con buen tiempo como con inclemencias meteorológicas. Todas estas medidas y muchas más, ... junto con la paciencia y perseverancia de los docentes y la obediencia de los estudiantes –llevando siempre la mascarilla–, han conseguido que el curso escolar presencial, ese que tanto miedo daba hace unos meses, afronte la recta final como un éxito.
«Creo que los centros educativos lo han hecho muy bien, con prevención y organización desde el primer día, se han dedicado con intensidad a evitar los contagios. Eso ha hecho que todo fuera mucho mejor de lo que se pensaba, porque al principio había muchos padres que no querían llevar a sus hijos al colegio. Y en Palencia ha habido muchísimo covid desde septiembre, pero en el ámbito escolar, todo ha funcionado porque se han aplicado bien todas las medidas desde el primer momento y las consecuencias han sido muy favorables», señala con orgullo la responsable del equipo covid de Educación en Palencia, Almudena Narganes.
Y los datos lo corroboran. En Palencia, desde que arrancó el curso el pasado 10 de septiembre hasta las vacaciones de Navidad se hicieron 2.077 pruebas PCR. Estas pruebas las efectúa Educación, a través de la empresa Cualtis. «De todas esas pruebas, de las 2.077, solo tuvimos 67 positivos, el 3% dentro de las aulas», afirma Almudena Narganes. Educación asume la primera prueba de los contactos estrechos del positivo y Sanidad efectúa la segunda, la que se lleva a cabo diez días después para poder reincorporarse al centro educativo. A partir del 21 de diciembre, se modificó el protocolo y comenzaron a hacerse test de antígenos en lugar de pruebas PCR.
Los casos de coronavirus en escolares pueden aparecer por las mañanas, por las tardes, los fines de semana y también los festivos. Por este motivo, el equipo covid de Educación organiza guardias para estar pendiente de todo e iniciar el procedimiento en cuanto llegue una tabla con nombres que acaban de dar positivo. «Cada fin de semana estamos uno de guardia y nos encargamos de ver las tablas que llegan y de tramitarlo», explica Almudena Narganes, responsable del equipo. Por ejemplo, el Miércoles Santo les comunicaron –a las 14:30 horas– un positivo. Tras hablar con Cualtis y con el centro, al día siguiente, el Jueves Santo, el director abrió las instalaciones y el aula covid para que le hiciesen el test de antígenos en menos de 24 horas. «Nos hemos ido turnando y han tenido que pasar meses para saber cómo teníamos que irlo cogiendo. Además, hay muchas consultas de centros porque se generan muchas dudas, hay casos de todo tipo», concluye Almudena Narganes.
Desde Navidad hasta esta última semana, con datos del 26 de abril, Cualtis ha llevado a cabo 2.572 test de antígenos, donde solo ha habido 99 positivos, un 3,8%. «Para mí, enero ha sido el peor mes, sin duda. Es cuando más trabajo hemos tenido. A veces, llegamos a tener dos tablas de positivos al día de todas las enseñanzas para tramitar», argumenta la responsable del equipo covid de Educación. «Solo en ese mes tuvimos 1.256 pruebas de antígenos», añade.
Desde que arrancó el curso, desde el día que los padres acudieron con sus pequeños a la puerta del colegio con nervios y preocupación por el inicio más incierto de la historia, se han tramitado 4.649 pruebas, donde solo se han dado 166 casos covid (un 3,57% de contagio). El primer día que no hubo tabla, enviada desde Epidemiología a Educación, con positivos escolares, ya fueran docentes, profesionales o alumnos fue este mismo lunes, 26 de abril. El primer día desde el pasado 10 de septiembre sin positivos escolares. Por fin se ve la luz al final del túnel, uno muy largo y oscuro, el túnel de la pandemia.
El equipo covid de Educación, que dirige a todos los equipos covid de los centros y mantiene la comunicación diaria con el Servicio de Epidemiología de Sacyl, lo conforman Almudena Narganes, que es secretaria técnica de Educación;con tres docentes del Centro Rural de Innovación Educativa de Cervera (CRIE): David González, Esther Cardillo y Covadonga Diez; junto con María Jesús Fraile, auxiliar administrativo de la Dirección Provincial.
Almudena Narganes se desplazó a Cervera de Pisuerga a formar al equipo covid y comenzaron a funcionar, con jornadas de mañana, tarde y fines de semana. Desde Epidemiología, diariamente comunican los casos covid que están escolarizados, tanto de públicos como de concertados. «Al principio teníamos que averiguar si había tenido síntomas o era asintomático y al poco tiempo, ya venía en la propia tabla especificado», recuerda.
A partir de ahí se escribe a los centros educativos, especificando qué alumno, docente o profesional ha dado positivo y se piden los anexos con todos los datos y los contactos estrechos, si los hay. Si el positivo pertenece a un grupo burbuja, todos los estudiantes de ese aula tienen que someterse a las pruebas y guardar cuarentena.
Después, se remiten a Epidemiología todos los contactos estrechos, a la vez que se comunican con Cualtis para organizar cuándo hacer las pruebas en el centro educativo. «En la práctica totalidad se han hecho en un periodo de 24 horas, aunque fuera fin de semana», argumenta.
Cada centro tiene un aula covid –era una de las medidas obligatorias del protocolo del comienzo de curso– para aislar a algún alumno en caso de presentar síntomas y para realizar allí las pruebas. En ese lugar se hacen las pruebas por parte de los profesionales de Cualtis, después de haber consensuado con el centro –a través del equipo covid de Educación– la hora y la organización. En este curso atípico no ha sido extraño ver a niños, con sus padres, separados entre sí a la puerta del colegio, esperando el turno para que les metieran el palito por la nariz. En muchos cursos burbuja, debido a la alta incidencia del virus en Palencia, se ha tenido que repetir en varias ocasiones.
Cada día es una aventura distinta de positivos. «Lo mismo hubo un día 20 casos y otro, 15. Algunas veces tenían muchos contactos estrechos y otras, ninguno, pero el trámite lo tenemos que hacer igual», explica.
Los estudiantes han interiorizado nuevas rutinas en el curso de la pandemia. Nadie se olvida los deberes, pero tampoco la mascarilla. Un estuche contiene todo lo necesario para hacer las tareas en clase y un neceser covid tiene gel hidroalcohólico, mascarillas de repuesto y pañuelos de papel para estar siempre protegidos.
Además de conocer los positivos por Epidemiología, también les llegan a través de los propios centros educativos, a los que las familias avisan en cuanto saben que su hijo tiene el virus. «El 100% de los padres llaman al centro y este nos avisa, bien por correo electrónico o por teléfono. Siempre tenemos que pedir confirmación a Epidemiología de ese positivo y en cuanto nos lo confirman, se inicia el procedimiento», explica.
No ha habido grupos de edad donde los positivos hayan destacado por encima del resto. «Hemos tenido de todas las edades. Cuando hubo tanto covid, también había brotes en aulas de mayores de seis años. Ahí cuando había más de tres positivos, también hay que hacer a todos como en los grupos burbuja», recuerda.
Y ya se acerca el fin de curso, con los alumnos adentrados en el último trimestre, con los peores momentos de la pandemia ya superados y con ganas de recuperar esa normalidad tan añorada. Pero también con el orgullo de haber demostrado que el curso presencial es posible, sin extraescolares, sin muchas prácticas y con limitaciones, pero posible.
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