Desde 2016, la Diócesis de Palencia organiza, cada año por el Puente de la Constitución, la muestra 'Dulzura en clausura', destinada a dar a conocer todo tipo de delicias preparadas por las monjas de la provincia. Aunque este año no ha podido celebrarse, las hermanas ... no han dejado de preparar bocados para todos los gustos que, aunque no es lo habitual, empiezan a enviar por correo y hasta a ofertar 'online': rosquillas, mantecados, mostachones, ciegas, almendrados, perrunillas o cocadas son solo algunos de ellos. Sus especialidades, fruto de la máxima del 'ora et labora' y clave de su subsistencia, se hornean y venden durante todo el año, pero durante estas fechas ya aderezan las opciones con productos navideños, como turrones o mazapanes.
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El catálogo que ha reunido la diócesis plantea toda una posible ruta para los golosos: el Monasterio de la Inmaculada, regentado por hermanas brígidas en Paredes de Nava; el de Nuestra Señora de los Ángeles, de las clarisas de Astudillo; las cistercienses, en Ampudia, desde el monasterio de Nuestra Señora de Alconada; o la misma orden, pero en San Andrés de Arroyo, con el monasterio de Santa María y San Andrés. También se puede acudir a Calabazanos, donde está el Real Monasterio de Nuestra Señora de la Consolación, habitado por clarisas; o a las que viven en el Real Monasterio de Santa Clara de Carrión de los Condes, así como al monasterio del mismo nombre y congregación en Aguilar de Campoo. En Carrión, el convento de la Santísima Trinidad, de las carmelitas descalzas, también cuenta con su obrador; y en Palencia capital se puede acudir al monasterio de las dominicas, Nuestra Señora de la Piedad.
«Nuestra actividad principal es la oración, pero el trabajo implica colaborar con la creación de Dios y, sobre todo ahora, contribuir con la sociedad a levantar el país», recuerda sor Sara, la hermana encargada del obrador de la congregación dominica afincada en la ciudad. Las hermanas, como todos, han adecuado su tienda a las exigencias de los tiempos: mamparas, gel, mascarillas... Cerraron desde marzo hasta mediados de mayo y ahora son más exigentes si cabe con el personal externo, aunque no han tenido que lidiar con problemas de salud.
A medida que se acerca la Navidad, entre los productos que ofrecen se impone su turrón de chocolate con almendras, aunque sor Sara refiere que sus empanadas y herraduras tienen éxito durante todo el año. Las 17 monjas trabajan por las mañanas, y además de la recogida en despacho, han implementado envíos que se pueden solicitar desde su página web, para los que prefieran recibirlo en casa. «Nos ayuda que la gente conoce nuestra tienda 'online' y también que somos las únicas en Palencia y eso facilita que muchos clientes se acerquen en persona, algo más difícil en los pueblos», reseña la hermana encargada.
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La hermana superiora de las cistercienses de Ampudia, sor Mónica, da fe de ello. Allí solo quedan tres monjas y «todo se hace en comunidad»: el trabajo de repostería, como el de encuadernación, que también realizan, se intercala entre siete horas de oficio. Con la decoración navideña de su tienda y su tradicional belén –que muestran desde el pasado 5 de diciembre– confían en atraer la atención de visitantes que se decidan a llevarse unos dulces.
«Ahora hay algo más de demanda que hace unos meses y eso abre para nosotras un periodo de esperanza», admite sor Mónica, que deja entrever que la pandemia ha dificultado mucho la venta. «Preparar dulces para nosotras es una actividad complementaria y necesaria, porque rezamos, pero también trabajamos para mantenernos», comenta.
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En este caso no cuentan con una venta a domicilio planificada, pero sí que mandan algún envío si alguien les llama con una petición concreta. «Lo que se puede mandar, porque alguna cosa, después de viajar en paquete, tendría que comerse con cucharilla», ríe la monja. Sus rosquitos de vino son imbatibles para muchos de sus clientes: «Aprendimos a hacerlos gracias a nuestras hermanas de Córdoba y ahora somos de las poquitas que los preparamos en Castilla y León», ejemplifican desde Nuestra Señora de Alconada.
En Calabazanos, 14 hermanas conviven en el Real Monasterio de Nuestra Señora de la Consolación. Una de sus hermanas, que ya estaba en una residencia, ha fallecido recientemente. Así que, aunque han tenido que cerrar el hospedaje que ofrecía el monasterio y canalizan sus esfuerzos en la repostería, cuenta que acusan más el impacto psicológico de la pandemia que el económico. Su alternativa a la compra presencial es el pedido por correo electrónico (clarisascalabazanos@gmail.com), que envían después por paquetería a todo el país, y lo más demandado, en su caso, las pastas de té y las tejas de almendra, acompañadas para Navidad de figuritas de mazapán. «Durante el confinamiento no, pero últimamente, como la gente no puede salir mucho ni viajar muy lejos, casi diría que vendemos un poquito más», valora sor Ana María, la hermana encargada de la gestión del obrador.
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Sor Mónica reconoce que la elección depende mucho «del paladar» de cada uno. Así que, si tiene debilidad por algún mantecado, roscón o pastel gloria en particular; o si quiere en cambio quiere descubrir ahora esta repostería preparada con mimo, acuda a la página o al teléfono del monasterio de su elección: su encargo podría llegar a la puerta de su casa.
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