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Es autónomo. Una condición que le hace estar acostumbrado a luchar contra toda clase de problemas. El adelanto del IVA, el pago de la cuota, ... o la pugna cuerpo a cuerpo desde el pequeño comercio contra las grandes cadenas son solo algunas de las batallas que ha tenido que librar, pero el último contrincante al que se ha enfrentado le ha llevado a hacer algo que para él era casi impensable: cerrar su negocio durante diez días. Se contagió de covid-19 y eso obligó a su compañero de trabajo a pasar una cuarentena y, por ende, a cerrar la tienda. Esta podría ser la historia de cualquiera de los autónomos anónimos que se han infectado con el SARS-CoV-2 en los últimos meses, pero es la del representante del colectivo en la región, la de Domiciano Curiel, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos de Castilla y León, que espera volver mañana lunes a trabajar después de pasar «un mes difícil» en el que ha estado seis días ingresado en el Hospital Río Carrión.
Todo comenzó el viernes 11 de septiembre, cuando Domiciano empezó a sentirse «un poco extraño». No le dio demasiada importancia hasta que se puso un termómetro y observó que tenía febrícula. Así que el domingo le hicieron una PCR y el lunes 14 le confirmaron que su prueba había sido positiva. Estuvo cinco días en casa, en los que el paracetamol y los antibióticos se convirtieron en sus dos grandes aliados, pero al sexto día las medicinas no fueron capaces de frenar su fiebre. Llamó al centro de salud y pronto le derivaron al hospital, donde le consiguieron estabilizar durante seis largos días.
«Cuando estás ingresado te planteas muchas cosas y te das cuenta de que no eres invencible, recapacitas y te lo empiezas a tomar mucho más en serio. Esto no afecta solo a gente mayor», asevera este palentino de 53 años, que tuvo mucho tiempo para pensar en aquella habitación del Río Carrión. «Enfermo y con un negocio cerrado, empecé a darle vueltas a la situación que tenemos. Al verme en el hospital, sin poder hacer nada, lo pasé realmente mal», explica el presidente regional de ATA, alguien acostumbrado a afrontar los problemas de frente, pero al que en esta situación no le ha quedado otra alternativa que esperar, sin poder hacer otra cosa que confiar en los sanitarios «que realizan una labor impresionante con un cariño y humanidad fuera de lo normal», repite.
Y después de esta dura vivencia, Domiciano Curiel echa la mirada atrás y se da cuenta de que en ningún momento creyó ni siquiera un segundo que algo así le pudiera suceder a él. «Mentiría si dijera que no he pensado alguna vez que lo podía coger, pero nunca llegué a plantearme que me podría afectar de una forma tan seria. Los que trabajamos de cara al público interactuamos mucho con la gente y somos candidatos al contagio, pero no pensé jamás que me iba a coger tan fuerte», admite.
¿Y en qué se piensa cuando uno está en la cama de un hospital contagiado de una enfermedad de la que se sabe más bien poco? Pues en lo que uno puede perder por culpa de esto y, al margen de lo personal, Domiciano pensó en lo que más le preocupa: su negocio. «La salud es lo primero, pero el tema económico que va ligado a esto es muy grave. Todo el círculo que he tenido yo alrededor ha dado negativo, incluido mi compañero, aunque tuvo que estar cuarentena. Eso me ha llevado a cerrar el negocio, con su bajada de facturación correspondiente», apunta este empresario del comercio textil, que señala, con humor, que aquellos pensamientos no le beneficiaron mucho en su recuperación. «Pensar estas cosas cuando uno está en el hospital no te ayuda demasiado a mejorar de la enfermedad, incluso te puede llegar a subir la fiebre», explica.
Atrás quedan aquellos miedos y esas largas noches en el hospital. Domiciano podrá contar a sus seres queridos que ni la covid ha podido con sus ganas de emprender en este negocio que es la vida, pero de las palabras del presidente de los autónomos de Castilla y León se puede extraer que es hora de que la sociedad ordene la lista de prioridades por el beneficio del colectivo. «Algunos no se quieren hacer las pruebas por las consecuencias en su economía que puede tener un positivo. Tienen miedo de quedarse sin trabajar, pero hay que cambiar esa mentalidad. Cuanto antes pongamos coto a toda esta situación va a ser mejor para todos», incide el presidente de los autónomos, que ha vivido en sus carnes los temores que han tenido los miles de trabajadores por cuenta propia que se han contagiado por el virus. Por suerte, él ha podido salir del hospital para contarlo y para seguir luchando contra esos enemigos que conoce bien: el adelanto del IVA, el pago de la cuota, o la pugna cuerpo a cuerpo desde el pequeño comercio contra las grandes cadenas.
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