«Disparé a un jabalí y no a un oso, vi perfectamente al animal»

S. P. M., de 31 años en el momento de los hechos juzgados, ha explicado que participaba como cazador y jefe de cuadrilla en una cacería autorizada por la Junta de Castilla y León al jabalí en el paraje 'Los Rullos' en la senda del Gigante del Valle Estrecho, en el término municipal de Cervera de Pisuerga, dentro del cuartel de caza de Ventanilla de la Reserva Regional de Caza Fuentes Carrionas, y que ocupaba el puesto número 22. «Había 25 puestos armados en la cacería, yo hice un único disparo pero hubo muchos durante la cacería», ha señalado el acusado, al tiempo que ha incidido en que disparó al jabalí en una zona de escobas y brezo sin visor, ya que lo había quitado «porque se veía mejor sin él al ser un sitio cerrado». Asimismo, ha asegurado que el celador de la Junta responsable de la cacería dijo que los puestos 11, 16, 17, 19, 21 y 22 habían disparado, y que en el puesto 18 estaba un cazador al que llaman 'Chemari' que efectuó dos o tres disparos y que abandonó la cacería antes «sin decir por qué».

«El jabalí entró por mi espalda, dando la vuelta a la montaña. Le disparé y al rato dieron la orden desde la emisora para parar la cacería, yo no sabía nada hasta cuando llegó el Seprona, que empezó a hablar con la gente de los puestos. Yo entré en 'shock', todo el mundo me culpaba a mí. Me quitaron el rifle pero no la caja de 20 proyectiles que llevaba, que solo faltaba el que había disparado, no le pidieron a nadie más la munición. Me tuvieron que trasladar al centro de salud de Cervera con un ataque de ansiedad, estuve tres o cuatro días sin dormir y tomando ansiolíticos», ha agregado el acusado.

Tras S. P. M. ha declarado en el Juzgado de lo Penal el guardia civil del Seprona instructor del atestado, que ha comentado que llegó al lugar sobre las 16:30 o 17:00 horas, cuando sus compañeros habían hablado ya con cazadores y celadores de la Junta. «Antes del levantamiento del cuerpo de la osa hablé con S. P. M., que estaba muy mal, abatido. Divagaba, pero decía que se había equivocado, que la que había liado, y se echaba las manos a la cabeza», ha afirmado el guardia civil, que ha comentado que se dirigió al acusado porque «de las conversaciones que tuve con la gente, era el único puesto desde el que se podía haber disparado a la osa». Ha subrayado que la zona donde fue disparada era un claro de un robledal y que estaba a cien metros del puesto, bajando el animal rodando unos 35 metros por la ladera con afloramientos rocosos.

«Tengo claro que S. P. M. pensaba que disparaba a un jabalí, pero la pieza no estaba identificada y no se tenía que disparar según el plan de la reserva. Si hay dudas no se puede disparar, lo dice la ley», ha reiterado el instructor del atestado, que ha apostillado que la osa tenía las mamas activas, por lo que al menos tenía una cría que no se llegó a encontrar, y que presentaba dos orificios de bala, uno en la cruz y otro en la extremidad delantera derecha. «Recogimos la vaina cerca del castillete donde estaba el acusado y junto con el rifle lo mandamos a Madrid a analizar. En la necropsia de la osa se extrajeron tres esquirlas de bala y una correspondía claramente con la bala del rifle del acusado», ha asegurado.

En la vista también ha declarado otro agente del Seprona que llegó al lugar con anterioridad al instructor del atestado y que ha incidido en que los agentes medioambientales y los cazadores «nos dijeron que era el acusado el que había disparado a la osa», si bien no ha podido explicar por qué el animal presentaba dos orificios de bala si S. P. M. había efectuado un solo disparo, así como tampoco ha podido aseverar la posibilidad de un rebote de la bala contra una roca o si el animal estaba ya herido antes.

El Ministerio Público solicita para S. P. M. una pena de dos años de prisión y multa de 6.480 euros así como inhabilitación especial para el ejercicio de profesión u oficio relacionado con animales silvestres e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de caza por un tiempo de cuatro años. Alternativamente, la Fiscalía solicita para el acusado la misma pena de cárcel y de inhabilitación por un presunto delito contra la fauna, o un año de prisión y dos de inhabilitación por un presunto delito contra la fauna por imprudencia grave.

El Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Delegación Territorial de Palencia de la Junta de Castilla y León reclama por el valor de los gastos ocasionados tanto por el levantamiento del cadáver como por el seguimiento de la cría, concretándose todos ellos en 8.701 euros. Asimismo, la administracion regional valoraba los daños y perjuicios provocados por la muerte de un ejemplar de osa en 39.197 euros, si bien durante la vista oral el abogado de la Junta ha presentado un documento en el que reduce la indemnización solicitada a 34.809 euros, documento para el que la defensa ha pedido curiosamente su inadmisión.

El juicio continúa en el Juzgado de lo Penal con la declaración de testigos y, previsiblemente, se extenderá hasta este viernes.