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FERNANDO CABALLERO
Palencia
Sábado, 9 de diciembre 2017, 20:41
«Han pasado 38 años desde que fue robada. Da igual. La Policía sigue trabajando. No hay tiempos. El que sustrae una obra del patrimonio artístico, que sepa que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado van a trabajar siempre para recuperarla». Así ... se expresaba el pasado 6 de noviembre el jefe superior de Policía de Castilla y León, Jorge Zurita, cuando la Policía Nacional entregó a la Diócesis una tabla del siglo XVI robada en 1979 en la ermita de Torre Marte de Astudillo, que fue recuperada en Zaragoza.
No le falta razón al mando policial. La actividad de las brigadas de Patrimonio Artístico de la Policía Nacional y de la Guardia Civil han demostrado eficacia en la recuperación de obras de arte robadas, aunque esa eficacia no llega al 100%. En los últimos diez años, la Diócesis de Palencia ha recibido doce importantes obras de arte sustraídas en diferentes épocas. Quizá esta tabla de Astudillo es el mejor ejemplo de que da igual cuándo se produce el robo. Tarde o temprano aparece en una subasta -bien presencial o por Internet-, en una nave o en una colección privada, como la citada obra de la ermita de Torre Marte.
De la iglesia de San Jorde de Sotillo de Boedo -templo practicamente en ruinas en la actualidad- fue robada el 28 de noviembre de 2009 una pila de agua bendita, románica del siglo XIII sin labrar. En este caso, la efectividad policial fue total. La obra, que había sido ya vendida, fue recuperada pronto y devuelta a la Diócesis el 23 de enero del año siguiente. Fue localizada en una nave de Villarramiel. Cuando el delegado de patrimonio de la Diócesis fue a comprobar que se trataba de la pieza sustraída en San Jorde, observó más piezas robadas, aunque de menor interés. No obstante, todos esos objetos fueron trasladados al Museo Diocesano. Además de la pila, se devolvieron tres remates de columna de forma redondeada y motivos florales, una piedra caliza octogonal que formaba parte de una columna, una piedra caliza lisa con un escudo grabado en la parte superior, una piedra caliza grande que forma parte del cruce de bóvedas con cruzas cristianas grabadas, dos piezas calizas de forma rectangular y grabadas por sus laterales, un arcón grande de madera de nogal y una campana.
De la iglesia de Santa Columba de Villamediana desapareció en 1995 la obra ‘San Juan de la Lamentación’, también conocida como ‘Llanto sobre Cristo muerto’, y otras piezas del mismo conjunto escultórico, realizado por el renombrado Juan de Valmaseda. La mayor parte de estas estas obras se recuperaron tres años más tarde, aunque quedaba pendiente esta valiosa pieza. La Policía la localizó en diciembre de 2009 cuando iba a salir a subasta en la sala Alcalá de Madrid, al contrastar el catálogo con los archivos policiales, donde figuran todas las obras robadas. Fue entregada a la Diócesis el 17 de marzo de 2010 y en mayo se depositó en su emplazamiento original en Villamediana. De este robo de 1995 aún está pendiente la recuperación de otras obras que forman parte del retablo de la iglesia, aunque no del mismo grupo escultórico de Santa Columba. Se trata de un ángel y de una representación de San Jerónimo.
Un Cantoral de la catedral se tuvo que robar antes de 1968. El libro, que tiene unas preciosas primeras letras miniadas mudéjares, se encontraba en poder de un coleccionista de Nueva York, pero su traslado a Londres para ser vendido en la casa de subastas Sotheby’s fue decisivo para su recuperación. Ante el anuncio de su venta, la Policía Nacional, a través de un profesor de la Universidad de Córdoba que dio la pista, observó que el cantoral podría ser uno de los que están registrados en el programa Dulcinea, que recoge los datos de todas las obras de arte sustraídas. La Policía se incautó del libro, lo retiró de la subasta y recabó toda la información de cómo ha llegado hasta el coleccionista de Nueva York y cuál era su verdadera procedencia. Avisado José Luis Calvo Calleja de la posibilidad de que el cantoral fuera robado, el delegado diocesano de Patrimonio pudo demostrar que efectivamente pertenecía a la catedral de San Antolín. Todo ello ocurrió entre julio de 2015 en que comenzaron las pesquisas y el 4 de noviembre de ese año, en que fue devuelta a la catedral, en un procedimiento en el que también intervino la Interpol.
Tres libros procedentes de la iglesia de San Pedro de Frómista fueron recuperados en 2006. Se trata de un libro de cuentas del siglo XVIII, de unas Constituciones Sinodales, impreso en el siglo XVII, y de otro manuscrito que recoge las sentencias del maestro Abelardo. Los tres desaparecieron en 1999 y fueron localizados por la Guardia Civil cuando estaban siendo subastados a través de una plataforma de Internet. Ahora se encuentran en depósito en el museo.
De la iglesia de Santa María de Becerril de Campos, convertida ahora en museo, se sustrajo en 1991 -precisamente el robo se produjo durante las obras de rehabilitación del templo en espacio museístico- un alto relieve que representa a Santa Ana, la Virgen y el Niño, obra anónima del siglo XVI. Los ladrones, tras excavar en un vano de altar, abrieron un boquete del tamaño de una persona por donde sacaron la pieza, que había sido llevada a esa iglesia después de permanecer en la ermita de los Nazarenos hasta que esta se hundió. Esta talla se detectó el 8 de marzo de 2013 en una sala de subastas de Bilbao. Salía a subasta los días 13 y 14 de marzo y el día 12 se formuló una denuncia y se intervino antes de iniciarse la puja. La talla fue restituida a la Diócesis el de abril de 2013 por parte del entonces director general de la Policía, Ignacio Cosidó, y hoy se exhibe en el museo ubicado en la iglesia donde fue robada.
De la iglesia de Lantadilla desapareció antes de 1985 una pintura de Juan de Villoldo, que pertenecía al círculo de Alonso Berruguete, con el tema de ‘Llanto sobre Cristo muerto’. Fue recuperada a raíz de su intento de venta a través de la sala de subastas Ansorena de Madrid. Una persona interesada en la obra llamó al propio delegado diocesano de Patrimonio, José Luis calvo, para comunicarle que tenía pensado comprar la obra, pero temía que iba a adquirir una copia, ya que supuestamente el templo poseía la misma tabla. Posteriormente, se demostró que la que estaba colgada en el retablo era la copia y la original era la que se subastaba. Una vez recuperada esta pintura por la Brigada de Patrimonio Artístico de la Policía Nacional, fue devuelta a la Diócesis el 30 de mayo de 2016, quedando depositada en el Museo Diocesano. La tabla se ha expuesto recientemente en la magnífica exposición ‘Hijo de Laoconte. Alonso Berruguete y la antigüedad pagana’, que ha tenido lugar en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid.
Junto al ‘Llanto sobre Cristo muerto’, desaparecieron del mismo retablo de la iglesia de Lantadilla otras dos tablas, ‘Ecce homo en casa de Pilatos’ y ‘Oración en el huerto de los olivos’, de los que se conservan copias en el templo. Según José Luis Calvo Calleja, existe la posibilidad, no confirmada -luego es una conjetura-, de que las obras salieron de la parroquia para se restauradas y que lo que devolvieron fueron copias y los originales se vendieron ilegalmente.
Amusco también ha sido objeto de expolio. Fue el 12 de mayo de 1977 cuando robaron cuatro relieves en madera policromada de la predela del retablo mayor de la ermita de Nuestra Señora de las Fuentes. Dos de ellos fueron recuperados y adquiridos por el Estado, quedando depositados en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Se trata de dos alto relieves labrados en madera de pino por el gran maestro Tomás de Sierra Vidal, ‘La Adoración de los Magos’ y ‘La Adoración de los Pastores’. El 5 de junio de 2014 fueron trasladados, en depósito, a la sacristía de la iglesia museo de San Pedro. Las otras dos piezas continúan en paralelo desconocido.
La última obra recuperada ha sido la de Astudillo, la que se entregó cuando Jorge Zurita pronunció las palabras que abren este artículo. Se trata de una tabla del siglo XVI robada en 1979 en la ermita de Torre Marte de Astudillo, que fue recuperada este año en Zaragoza.
La Policía de Zaragoza tuvo conocimiento de las inquietudes que le surgieron a este coleccionista el pasado mes de agosto a través de un anticuario. Los agentes de Zaragoza se pusieron en contacto con la Brigada Central de Patrimonio Artístico de la Policía Nacional para comprobar la veracidad de la tabla, lo que fue posible a través del programa Dulcinea, que recoge los datos de todas las obras de arte sustraídas.
La Policía entregó la tabla a la Diócesis el pasado 6 de noviembre y este domingo será depositido en el museo de Santa Eugenia de Astudillo, donde también se encuentra el Calvario que también fue robado del retablo mayor de la ermita de Torre Marte el 8 de agosto de 1993 y recuperado en Italia en 1999 por la Guardia Civil.
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