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Estado actual del Colegio de Huérfanos Ferroviarios, inaugurado en 1953. Hispania Nostra

Palencia

Diez monumentos más entran en medio año en la Lista Roja de Hispania Nostra

El catálogo nacional de patrimonio en extinción acumula ya 80 inmuebles maltrechos en la provincia, el 19% del total de la región

Jose Rojo

Palencia

Lunes, 15 de julio 2024, 06:58

Diez monumentos diseminados por el territorio palentino se han incorporado en los últimos siete meses a la Lista Roja de Hispania Nostra, lo que eleva a 80 el número de inmuebles maltrechos, una cifra que vuelva a posicionar a Palencia en la picota regional, ... con el 19% del total de Castilla y León, de este inventario cuyos titulares, públicos y privados, deberían sentirse abochornados por no haber adoptado medidas para evitar su desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. De ese vergonzoso listado, el patrimonio industrial resulta el más ajado, con 30 ejemplos, aunque el religioso se le aproxima en la meta con uno menos; la obra civil computa 12, mientras que del ámbito militar se han catalogado 9 infraestructuras y del arqueológico, una, el castro cántabro de La Loma en Santibáñez de la Peña.

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Como manifestó en su día la arquitecta Pilar Diez, coordinadora del Meeting Terra Ibérica, un simposio que se celebra en Palencia y que rema a favor de la recuperación del patrimonio rural y de las técnicas constructivas ancestrales: «El desconocimiento de lo propio nos lleva a no valorar lo que tenemos y lo que somos, y esto es un paso no sólo para abandonar el patrimonio, sino también la vida en los pueblos y en la propia provincia».

Puerta de Bethlén de Santa María de Colaña en Castromocho. Hispania Nostra

Los diez monumentos de Palencia que han engrosado la Lista Roja por orden de inclusión, desde finales de noviembre de 2023 hasta el 1 de julio del presente año, son el conjunto de palomares de Villamartín de Campos; el priorato de La Quinta o La Granja de Valbuena de Pisuerga; los artesonados y la puerta de Bethlén de la iglesia de Santa María de Colaña de Castromocho; la iglesia, escuela y casa del director de la Azucarera de Venta de Baños; la vivienda del esclusero y el puente de Calahorra (Ribas de Campos); los palomares de Torremormojón; el conjunto sur de palomares de Guaza de Campos; el colegio de Huérfanos Ferroviarios de Palencia; el acueducto de los Cinco Ojos de Grijota; y la estación de ferrocarril de Villalumbroso.

Los palomares de Tierra de Campos constituyen un ejemplo de arquitectura vernácula y conforman una de las señas de identidad de esta comarca que se extiende por los pagos de Palencia, Valladolid, Zamora y León. Las dos primeras provincias son las que concentran un mayor número de esta tipología constructiva –adobe, tapial, cal, ladrillo y madera– y, concretamente, la palentina alberga unos mil palomares, de los cuales, casi el 46% son circulares, con o sin patio; el 53%, cuadrados o rectangulares; y sólo el 1,7%, poligonales o de otras formas. Y, de todos ellos, más de 300, se encuentran en mal estado o en ruina.

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Estación de tren de Villalumbroso. Hispania Nostra

Dedicados a la cría de palomas para el autoconsumo, con el tiempo han ido perdiendo su uso y se han visto envueltos en un proceso de decadencia y deterioro, aunque en los últimos años se han recuperado algunos de estos ejemplares ante la preocupación y el interés. Los palomares de Villamartín de Campos constituyen un conjunto imponente y cohesionado formado por ocho con diferentes características y estados de conservación: cinco muy deteriorados, dos en un nivel intermedio y otro en ruinas, según recogía en 2018 el inventario del Colegio Oficial de Arquitectos de León (COAL).

Un año más tarde, la fundación Rehabitar Tierra de Campos puso en marcha un proyecto para recuperar estos conjuntos en un intento por recuperar la actividad tradicional vinculada a los mismos para revitalizar, de este modo, la comarca a través de la cultura gastronómica. En la actualidad se ha llevado a cabo, de forma completa, únicamente la restauración de un palomar del conjunto monumental de Villamartín.

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De este listado, el patrimonio industrial resulta el más ajado, con 30 ejemplos, seguido del religioso, con 29

En lo concerniente a los diecisiete palomares ubicados actualmente en Torremormojón, de los veintitrés que existían en 2009, su diagnóstico es «notablemente deficiente», tal y como recogen los inventarios del COAL y del grupo de acción local Araduey Campos. Condiciones que podrían provocar su desaparición en los próximos años.

Por otro lado, en el sur de Guaza de Campos se contabilizan nueve palomares en un estado lamentable, salvo uno que fue sometido a una intervención restauradora, mientras que en la zona norte se hallan seis construcciones mejor conservadas. La pésima situación de los primeros presagia su pérdida debido a su abandono, a su imparable deterioro y a un entorno difícilmente accesible.

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Dos bienes religiosos

El abandono es demasiado evidente en el priorato de La Quinta o La Granja de Valbuena de Pisuerga y, también, en los artesonados y en la puerta de Bethlén de la iglesia de Santa María de Colaña de Castromocho, dos bienes religiosos que se han sumado a la Lista Roja.

Desde el siglo X se conoce la existencia de una pequeña comunidad monástica dedicada a San Miguel y fundada a tres kilómetros de Valbuena de Pisuerga. Posteriormente, este priorato perteneció a los monjes antonianos de Castrojeriz, dedicados al cuidado de los enfermos que llegaban por el Camino de Santiago. Hoy sólo se conservan las ruinas de dos de los muros de lo que fue una iglesia románica de transición al gótico y, en el exterior, se distinguen dos contrafuertes y una moldura horizontal decorada con puntas de diamante, elementos a los que se accede con dificultad al estar rodeados de maleza y de restos de la fábrica original del complejo y de cascotes de otras construcciones vinculados a su pésimo estado de conservación y al expolio sufrido.

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Una triste historia que también ha padecido la iglesia de Santa María de Colaña (siglo XV, aunque de origen romano, véase la torre-campanario escalonada de cinco cuerpos construida a base de sillería a la que se adosó el templo) de Castromocho, en la que se han llevado a cabo diversas intervenciones en el tejado de la pirámide que remata la torre (1995) y, más recientemente, en el artesonado del atrio de la portada de Septentrión (2022). Sin embargo, en las zonas que nos ocupan no se ha acometido ningún trabajo de restauración, lo que ha derivado en una situación de notable declive que pone en riesgo la conservación de dos de los elementos de mayor valor histórico y artístico de la iglesia: los artesonados mudéjares datados en el siglo XVI y la portada sur, conocida como la puerta de Bethlén.

Tres infraestructuras civiles

En los últimos seis meses transcurridos, tres bienes inmuebles de obra civil se han adherido a este nefasto club de patrimonio olvidado y cuya crónica ya venía anunciando su ingreso: la iglesia, escuela y casa del director de la Azucarera de Venta de Baños, el colegio femenino de Huérfanos Ferroviarios de Palencia y la estación de ferrocarril de Villalumbroso.

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La radiografía del complejo industrial venteño, con 40 hectáreas y creado al rebufo del ferrocarril e inaugurado en 1931, visualiza una imagen funesta de todo el entramado urbanístico y la rotura del vallado exterior augura la vandalización del mismo y su expolio. Un fiel reflejo de lo que ha sobrevenido en la infraestructura educativa que se levantó en la capital palentina para formar a los huérfanos del colectivo ferroviario.

La azucarera está prácticamente desmantelada, pero aún se conservan la iglesia, la escuela –edificio de corte racionalista– firmada por Julián Laguna Serrano, Eduardo Chávarri y Luis Carlón Méndez-Pombo e incluido en el Plan Nacional de Conservación del patrimonio cultural del siglo XX– y la casa del director –vivienda señorial–, estructuras que han perdido un gran número de elementos como consecuencia de los fenómenos meteorológicos y el pillaje. La explanada que ocupó la industria fue sometida a un proceso de limpieza hace dos años después de casi dos décadas de abandono y denuncias por la contaminación de sus terrenos y los fuertes olores derivados de gravas, tanques de combustible, depósitos de melazas y vinazas y otros residuos derivados de su producción. A pesar de esas labores, amontona abundantes cascotes, ruinas y maleza que generan un fuerte impacto visual a la entrada de esta localidad.

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Del millar de palomares que conserva Palencia, una tercera parte se encuentran en mal estado o directamente en ruina

Por lo que respecta al Colegio de Huérfanos Ferroviarios, inaugurado en 1953 y clausurado como tal en 1982, aunque hasta 2002 albergó las escuelas universitarias de Educación y de Relaciones Laborales, ya se ha denunciado en numerosas ocasiones la situación del incesante desamparo al que se ha visto abocado desde su cierre definitivo, sobre todo, a raíz de que su titularidad fuese asignada judicialmente al Ayuntamiento de Palencia, momento en el que dejó de contar con vigilancia privada, lo que propició la comisión de actos vandálicos. Y, sin duda, su degradación proseguirá hasta que el Consistorio no apueste por dotarle de nuevos usos comunales. «La planificación urbanística pone en peligro la permanencia del edificio en un futuro», apuntan desde Hispania Nostra.

En lo concerniente a la estación de ferrocarril de Villalumbroso, el mal estado de conservación de esta construcción industrial corre el riesgo de desprendimientos, lo que supone un peligro para los viandantes. Con algunas de sus cubiertas hundidas, tanto el exterior como el interior del edificio han sufrido el azote vandálico y, de seguir esta espiral, peligra la pervivencia del mismo.

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Despreocupación en dos dotaciones del Canal de Castill

Tanto la vivienda del esclusero y el puente de Calahorra de Ribas (Ribas de Campos) como el acueducto de los Cinco Ojos de Grijota, cuyas construcciones están vinculadas al Canal de Castilla (BIC), lo que implica un alto grado de protección, atraviesan su peor momento en cuanto a su conservación. De ahí que Hispania Nostra no haya dudado a la hora de encasillarlos en su Lista Roja tras revisar los expedientes remitidos a la entidad que imploran su rescate.

La vivienda del esclusero de Calahorra, situada junto a la presa de retención, corre el riesgo de caerse por la absoluta despreocupación administrativa en su obligación de mantener óptimamente este tipo de infraestructuras, mientras que el puente sobre las esclusas 22, 23 y 25 del itinerario fluvial declarado Bien de Interés Cultural es inaccesible debido a que presenta un enorme boquete que ha obligado a cerrar su paso y que puede provocar su colapso, además de impedir la visión cenital de la triple esclusa.

Las filtraciones, la erosión y los desprendimientos, así como la ingente acción vandálica y la selvática vegetación del entorno han propiciado la deprimente imagen que luce el acueducto de los Cinco Ojos de Grijota, que figuró en el proyecto de una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes de las ejecutadas en España entre mediados del XVIII y el primer tercio del XIX para salvar el cauce del río Valdeginate, aunque no se conserva el original, que se levantó sobre sillares de piedra y que se lo llevó una riada a mediados del siglo XX, ya que en su reconstrucción no se contempló el modelo inicial y se hizo de hormigón.

Y con esta relación de patrimonio cultural en vías de extinción se cierra el capítulo de la provincia de Palencia en la Lista Roja, que, desgraciadamente, volverá a abrirse para relatar la historia interminable de un drama que no tiene final feliz.

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