Silencio y más silencio en torno al suceso. Nadie se prodigaba en palabras en Aguilar de Campoo cuando se le preguntaba por la muerte a puñaladas en la tarde del pasado jueves de Ó. G. G., de 49 años, a manos presuntamente de Iván S. B., de 29, ... que fue detenido pasada la medianoche por la Guardia Civil en casa de un amigo. Sin ser una cuestión tabú, ningún vecino quería excederse en sus comentarios. En un pueblo todo el mundo se conoce, y mejor ser parco en el habla que locuaz. Aunque parece de dominio público los coqueteos con el tráfico de drogas se agresor y víctima, nadie aventuraba si ese era el motivo de la reyerta que a acabó con el cuerpo de Ó. G. G. tendido en el suelo del paseo de La Cascajera, a escasos metros de la fachada del bar Distrito 0, donde al parecer se encontraba de pie la víctima, charlando con otra persona, cuando se acercó hasta ella el agresor y, tras discutir y enzarzarse ambos en empujones y golpes, Iván S. B. esgrimió un machete y le asestó al menos dos puñaladas.
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Esas dos heridas, una en el cuello y otra en un costado, vio al menos la joven que regenta la tienda de moda La Charra, que salió a fumar un cigarro a las 19:05 horas, justo antes de hacer el pedido, y se topó de lleno con la pelea entre los dos hombres. «Andaban a golpes y uno de ellos se cayó al suelo, se volvió a levantar y cayó de nuevo junto al arco. Tenía dos machetazos. Dos chicos y una chica le fueron a asistir antes de que llegara la Policía Local y la UVI móvil, y yo me metí a por trapos de la tienda para taponarle las heridas. He pasado una noche de perros», comentaba la joven, señalando el lugar, el exterior de la cristalera del bar Distrito 0, donde se inició la pelea.
Al mismo lugar apuntaban en el bar El Pueblo, contiguo al Distrito 0 (ayer cerrado), como el de inicio de la reyerta, al tiempo que aseguraban cómo, tras escuchar voces y gritos de la mujer del dueño del Distrito 0 (que presenció la escena desde la barra del establecimiento), desde dentro del bar vieron saltar la sangre de Óliver G. G. al recibir los machetazos. «Fue una liada de la buena», se limitaban a decir. El propietario del Distrito 0, que no estaba en el local en el momento de los hechos, ya apuntaba el jueves a este periódico que su pareja estaba en 'shock' y que había tenido que llevarla a Urgencias tras presenciar la escena.
En un lateral de la plaza de España contiguo al paseo de La Cascajera, la propietaria de la droguería Ursi, hija y modelo del escultor para su famosa 'niña de la comba' de la Calle Mayor de la capital palentina, no se enteró de lo ocurrido en el momento, aunque sabía que algo había pasado. «Cuando acordonó la zona la Policía Local y llegó la ambulancia, ya no pensé que fuese una simple pelea. A los diez minutos vi llegar al hermano de la víctima, que se bajó de un cochazo y fue corriendo para La Cascajera. Yo a él no le conozco, pero supe que era él porque volvió al poco y alguien le gritaba ¡Néstor! ¡Néstor! Se subió en el coche y volvió a los diez minutos o así, y se volvió a ir en el coche a toda prisa», incidía la dueña de la droguería.
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A la puerta de su establecimiento había saludado antes a una mujer que vive en las cercanías de la calle Matías Barrio y Mier y que, pasada la medianoche, vio cómo la Guardia Civil y la Policía Local tenían rodeado un edificio, el correspondiente al número 43 de esa calle, portal que comparte entrada con el restaurante La Casona, y varios vehículos policiales cortando el paso (uno de ellos, bloqueando la puerta). En una vivienda de ese inmueble se había refugiado horas antes el presunto autor del homicidio, Iván S. B., 'El Negro' en casa de un amigo que, según informaron fuentes de la investigación, abrió la puerta a la Guardia Civil para que entrara al interior y detuviera al joven de 29 años, que en ese momento salía del baño esgrimiendo un machete de grandes dimensiones, plegándose sin ofrecer resistencia ante los requerimientos de los guardias civiles.
«En el portal vive un amigo suyo. El chico que dicen que ha matado al otro debía vivir antes aquí con una chica que luego se marchó a Cáceres, creo, pero no sé si luego se quedó el amigo este con la casa, que también vivía con una chica. El tal Iván venía por aquí y por la casa de otro amigo en la plaza Juan Martín», hacían hincapié desde la Barbería Salvador, muy próxima al portal que rodeó la Guardia Civil y del que salió detenido Iván S. B., quien, tras ser sometido a una exploración médica en torno a las 1:00 horas, fue conducido hasta la Comandancia de la Guardia Civil de Palencia, donde pasó la noche en los calabozos y se acogió a su derecho a no declarar. Su abogado, con quien el joven mantuvo una breve charla en privado, solicitó una prueba médica para determinar la impregnación en sustancias tóxicas, estupefacientes y psicotrópicas del detenido.
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Iván S. B., que cuenta con numerosos antecedentes, entre ellos por tráfico de drogas (al igual que la víctima, Óliver G. G.), pasará previsiblemente mañana a disposición del Juzgado de Instrucción número 1 de Cervera de Pisuerga. Mientras, al Guardia Civil continúa con la investigación para el total esclarecimiento de los hechos y para determinar cuándo Iván S. B. se grabó un vídeo en el que, esgrimiendo el machete y jactándose de los hechos que había cometido, decía que había que tenerle miedo.
En la zona de terrazas del paseo de La Cascajera de Aguilar, que mira al Pisuerga, había clientes por la mañana que nada comentaban al respecto de lo ocurrido el día anterior, y también vecinos del pueblo que lo mismo se fijaban en el considerable tamaño de una trucha desde la barandilla, que no quitaban ojo a un joven que andaba por allí junto a dos amigos y que, en un momento dado, colocó una vela encendida en el lugar en el que se desplomó la víctima de la agresión con un enorme machete.
«¿Quién sale de casa con un cuchillo así? Eso es ir a buscarlo», comentaba un hombre que instantes antes calculaba el peso del salmónido. «Pensé que se habían caído unas tejas y que por eso habían acordonado la zona, porque una vez se cayó el tapón de hierro de una chimenea sobre las terrazas, aunque no pilló a nadie», añadía el vecino antes de seguir camino por el paseo de La Cascajera.
El joven que había puesto la vela se marchó rápido del lugar y eludió contestar cuando se le preguntó si era amigo de Óliver G. G., el hombre de 49 años que falleció de manera casi instantánea tras recibir al menos dos puñaladas.
Óliver tenía antecedentes por tráfico de drogas, había estado en prisión y era hermano de Néstor G. G., considerado uno de los cabecillas de la red de tráfico de drogas desarticulada en 2004 en la 'operación Anaconda'. Por su parte, a Iván S. B., también con numerosos antecedentes, se le investigó como supuesto autor de la muerte a golpes de un perro el 27 de noviembre de madrugada.
El del pasado jueves es el segundo homicidio que se ha cometido en la provincia desde inicios de año. Yambos hechos luctuosos han tenido lugar con 34 días de margen y una distancia de menos de 13 kilómetros, los que separan Aguilar de Campoo de Villanueva de Henares, una pedanía del municipio galletero donde el pasado 12 de marzo un vecino de 63 años, Miguel Ángel Cayón, jubilado hacía medio año de Cementos Alfa, en Mataporquera (Cantabria), descerrajó un disparo de escopeta en el pecho a un hombre de 84 años, Emeterio Gutiérrez, 'Tellín', un vecino suyo de toda la vida, en la cochera de una casa del municipio.
El suceso ocurrió en torno a las 12:50 horas, cuando el Centro de Emergencias 112 recibió una llamada en la que se informaba del suceso y la persona alertante comunicaba que un hombre de 84 años había recibido un disparo por arma de fuego.
«Tengo un susto en el cuerpo que no me lo quito de encima», comentaba ese día a El Norte de Castilla esa alertante, una mujer que ayudaba en el domicilio de la víctima, 'Tellín', llamado así para diferenciarle de su padre, también Emeterio de nombre. «No he visto cómo ha sido, porque yo estaba en la calle y el disparo ha sido en una cochera. Yo salía de casa de 'Tellín' –un jubilado del campo que vivía con su hermana de 90 años en el domicilio– con un trozo de chocolate que me había dado su hermana para él, que estaba cortando leña en la calle. Le he estado llamando a voz en grito, porque estaba un poco sordo, pero 'Tellín' estaba dentro de la cochera de otra casa, que deben de tener llaves de ella. Ha asomado la cabeza Miguel Ángel y le he preguntado que si estaba allí 'Tellín'. Se ha vuelto a meter y no he oído ninguna voz, solo un disparo de escopeta. Ha vuelto a salir Miguel Ángel y ha abierto la escopeta y ha saltado el cartucho. Después se ha ido para casa y he llamado al 112», comentaba la mujer.
Siete horas después, tras la entrada en el domicilio por parte de la Guardia Civil, se halló el cuerpo sin vida de Miguel Ángel Cayón, caído en el suelo y con un disparo en la cabeza.
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