Javier Gurruchaga, líder de la Orquesta Mondragón
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Javier Gurruchaga, líder de la Orquesta Mondragón
«Después de casi 50 años en los escenarios ya tocaba actuar en Villada»La legendaria Orquesta Mondragón, liderada por el carismático showman Javier Gurruchaga (San Sebastián, 1958), viaja este viernes 2 de agosto hasta Villada para servir su añejo cóctel de casi 50 años. Un espectáculo que arrancará a las 22:00 horas y en el que ... resonarán himnos de la mítica banda como 'Ponte la peluca', 'Viaje con nosotros', 'Caperucita feroz', 'Garras humanas', 'Lola Lola', 'Corazón de néon' o 'Ellos las prefieren gordas'. El concierto de Gurruchaga y su troupe en la localidad terracampina, auspiciado por tres villadinos (Juan Salán, Luis Ángel Alonso y Víctor González) y apoyado por el Ayuntamiento, demuestra que es posible promover cultura de alto nivel en el medio rural. La velada proseguirá con la actuación de la orquesta Top Líder.
–No deja de ser insólito que un pueblo de menos de 900 habitantes albergue la actuación de una banda histórica de nuestro país.
–Afortunadamente, cada vez es más frecuente ver conciertos de grandes bandas en pueblos pequeños. Es más, en estos sitios este tipo de espectáculos se viven con más ganas e intensidad. Yo creo que hoy los pueblos pequeños se preocupan por promover citas culturales de distinta índole y de calidad.
–¿Viajará a Villada por primera vez?
–Yo creo que sí. Después de casi 50 años ya tocaba actuar en Villada, aunque reconozco y conozco Palencia y seguramente habremos tocado en la ciudad o en alguna de las localidades de la provincia.
–Dos horas intensas de concierto. ¿A Gurruchaga aún le queda mecha para darlo todo en los escenarios?
–Sí, sí, aún me queda mucha mecha. Para mí, actuar es la mejor terapia y el mejor antídoto contra la depresión y otros males, aunque se duerma poco yendo de un sitio a otro. He tenido la gran suerte de trabajar en lo que me gusta. Empecé de botones en un banco siendo muy joven y era un horror; me quería ir cuanto antes de ese sitio porque no me gusta nada ese trabajo. A mí lo que encantaba era la música y la interpretación.
–¿A dónde conducirá el espectáculo que presentará en Villada?
–Sobre todo, se trata de pasárnoslo bien, que bastantes desgracias y problemas acontecen en la vida diaria. Estaremos alrededor de dos horas y cantaremos canciones con el público y vibraremos con ellas todos los que allí estemos presentes. Será un espectáculo donde todos disfrutaremos y nos divertiremos olvidando las preocupaciones que nos atiborran la cabeza.
–¿Le acompañarán algunos de esos personajes excéntricos habituales en sus montajes?
–No, ya no. Seremos solo la Orquesta Mondragón. 'Popotxo' ya no está con nosotros, falleció hace tres años y es un personaje absolutamente insustituible. Su papel lo haremos entre todos los integrantes del grupo.
–¿Qué tal les está yendo la gira veraniega?
–Bastante bien. Aunque yo no lo llamaría gira, toda la vida se han llamado los conciertos del verano. Las giras están muy planificadas y las hacen los grandes artistas. Estos conciertos sueltos te deparan muchas sorpresas y nos lo pasamos francamente bien. Por ejemplo, el otro día estuvimos en la desembocadura del Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda y actuamos en un barco durante el atardecer y al aire libre, parecía que estábamos en el Misisipi. Nunca antes había ofrecido un concierto en un barco y fue precioso.
–De niño fue integrante del coro de la iglesia de San Vicente de San Sebastián.
–Así es, formé parte de un coro como muchos otros cantantes. Hace muy poco me enteré de que Mick Jagger también había sido integrante del coro de la iglesia de su pueblo. Yo empecé a cantar en el coro con 7 años, de contralto, y recuerdo que nos dirigía Don Gervasio, un cura encantador que tocaba el armonio; luego, aprendí solfeo y ya sentía que la música era el camino a seguir.
–¿Qué posos le quedan del joven de 14 años que comenzó a trabajar como botones de un banco?
–Esa adolescencia no se olvida. Fue la etapa en la que descubrí grupos y artistas musicales, David Bowie, los Stones, los Beatles, Elvis Presley… y en la que compraba discos cuando tenía dinero, que no era siempre. Con el trabajo de botones pagaba mis estudios y me permitió comprarme un saxofón de segunda mano. En esa época, de los 14 a los 16 años, empecé a formar grupos de música y con 18 creamos la Orquesta Mondragón.
–Su último single 'No dispares más' (2022) es un alegato por la paz. ¿El compromiso social ha sido una de las máximas de la Orquesta Mondragón?
–A veces, sí. La Orquesta Mondragón siempre se ha posicionado contra la guerra y a favor de la paz. La música de esa canción la compusimos pensando en la pandemia y cuando se produjo la guerra de Putin contra Ucrania vimos que era necesario enfocarlo por ahí; después surgió el conflicto en Gaza. Es un canto a la paz, como pudo ser en su momento 'Imagine', de John Lennon, En el cupo de canciones de la Orquesta Mondragón siempre hemos pretendido insuflar humor, imaginación y paz.
–De todas sus facetas profesionales, que no son pocas, ¿la música ocupa el primer puesto?
–Por supuesto, desde que era un chaval, aunque también he participado en proyectos de cine, teatro o televisión, con mayor o menor acierto, pero la música siempre ha sido mi compañera de viaje.
–¿Ha olvidado la televisión o la televisión se ha olvidado de usted?
–Salgo en televisión cuando tengo que promocionar un disco o si me reclaman para hablar de otros temas, pero ya no tanto como antes. Quizás se hayan olvidado de mí, pero ellos se lo pierden.
–¿Y en qué se asemeja el caricato atraído por el inframundo y la irreverencia, que tantas veces ha representado, con su persona?
–Me gustan muchos de los personajes que he representado, pero eso no quiere decir que suscriba todo lo que ellos cuentan o dicen. Esos desdoblamientos personales son un juego. Yo soy una persona muy tranquila en ese sentido, no soy tan aparatoso como parece.
–'Vértigo' es una de sus películas fetiche. ¿Qué le da vértigo?
–Vértigo me dan muchas cosas y no creas que en ese concierto del barco estaba yo muy tranquilo. Vértigo me da Trump, ojalá gane Kamala Harris y que ese señor haga sus histrionismos en su casa. Esas situaciones tan tremendas me dan vértigo.
–Es un reconocido voyeur y un entusiasta viajero. ¿Qué ha descubierto en su último destino?
–Llevo tiempo sin coger vacaciones. En mis viajes, a menudo, repito destinos ya visitados. Ahora me da mucha envidia París, aunque está muy ocupada con las Olimpiadas y prefiero volver cuando esté más tranquilita y así poder perderme por librerías, tiendas de discos… Esperaré al otoño. También me gusta mucho Londres para ver conciertos y musicales. Esas dos ciudades son las que repito con más frecuencia.
–¿Idolatra a alguien más que a John Lennon?
–Tanto como idolatrar... Pero sí, es uno de mis ídolos junto a gente que escribe, que pinta, que canta… y de la que te haces fan como Elvis o Elton John. También me encanta la música clásica: Beethoven, Bach, Shostakovich… Tengo muchos iconos, no me quedo solo con John Lennon.
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