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Varias palomas vuelan sobre la torre del homenaje del castillo de Bemonte, en la que duremen a diario.

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Varias palomas vuelan sobre la torre del homenaje del castillo de Bemonte, en la que duremen a diario. Antonio Quintero

Un palomar que ansía volver a ser castillo en Belmonte de Campos

El Ayuntamiento del municipio palentino espera lograr en los juzgados el 30% de la propiedad que le falta y que ahora pertenece a varios herederos sin escrituras

Marco Alonso

Belmonte de Campos

Domingo, 20 de enero 2019, 19:48

La despoblación está haciendo que se desangren los pueblos de España y la provincia de Palencia esta sufriendo esta lacra en primera persona. Esa muerte lenta a la que se está viendo abocada el mundo rural no solo hace que se pierda población, también afecta directamente al patrimonio, que se va degradando con el paso de los años mientras los pocos vecinos que quedan en los pequeños pueblos se convierten en testigos mudos de un desastre que convierte el arte, la cultura y la historia en inservibles e inútiles piedras.

Pero no todos los habitantes del medio rural se muestran estoicos ante esta situación y algunos como el alcalde de Belmonte, Jesús Agúndez, están dispuestos a hacer lo indecible para que la herencia patrimonial del mundo rural a las generaciones venideras sea algo más que varios montones de piedras repartidos por un territorio desértico. El regidor terracampino no se quedó con los brazos cruzados cuando el 29 de abril de 2013 un fuerte viento echó abajo parte del castillo de su pueblo –considerado monumento histórico artístico desde el 3 de junio de 1931– y en ese preciso instante decidió que debía hacer algo para conservar ese emblemático lugar.

Un lugar en el que quiso grabar Iker Jiménez

La historia del castillo de Belmonte estuvo a punto de salir en el programa de Iker Jiménez, pero la nave del misterio no pudo posarse en esta localidad de Tierra de Campos porque su alcalde declinó la oferta televisiva. «Si estamos teniendo tantos problemas sin tener cosas paranormales, no me quiero ni imaginar lo que podría pasar si viene Iker y encuentra un fantasma», bromeó el regidor terracampino, que encontró la güija que aparece adjunta a esta información en el aljibe del Castillo junto a una paloma muerta. «Esto seguro que es cosa de los niños», añadió el alcalde, que cree que la repercusión mediática que podía haber tenido Belmonte si llega a aparecer en Cuarto Milenio habría sido alta, pero chocaría con sus planes de futuro. «Nos interesa atraer a la gente, no que nos tengan miedo», recalcó.

La dirección de Patrimonio de la Junta se reunió con el Ayuntamiento tras el derrumbe y notificó al alcalde que no podía intervenir hasta que la propiedad fuese pública. Esa comunicación se convirtió casi en una revelación para el regidor y su equipo, que desde aquel día centraron todos sus esfuerzos en que el castillo de Belmonte fuese propiedad municipal para, de esta forma, tomar las medidas que fueran necesarias para garantizar la conservación de esta fortificación, cuya primera fase de construcción data de 1450.

La propiedad del castillo está compartida por varios herederos y el Ayuntamiento ha dado ya varios pasos para hacerse con ella en su totalidad en un movimiento que realizará por fases. La primera de ellas se llevó a cabo el año pasado, cuando el Consistorio compró el 70%del edificio por 45.000 euros, un desembolso para el que necesitó vender una tierra de 3 hectáreas. Ahora falta por afrontar la segunda fase de la adquisición para que el 30% restante pase a manos municipales, algo que se conseguirá pronto, según el regidor de Belmonte. «Lo vamos a obtener, según nos han dicho los abogados, a través de los juzgados porque los herederos del propietario de esa parte no se han pasado por el registro ni han hecho escrituras. Nos vamos hacer con todo», recalcó.

Arriba, la maleza se apodera de la parte superior de la almena. A la izquierda, excrementos de paloma colonizan una de las estancias interiores del castillo. A la derecha, vista de Belmonte desde la fortaleza. A. Quintero
Imagen principal - Arriba, la maleza se apodera de la parte superior de la almena. A la izquierda, excrementos de paloma colonizan una de las estancias interiores del castillo. A la derecha, vista de Belmonte desde la fortaleza.
Imagen secundaria 1 - Arriba, la maleza se apodera de la parte superior de la almena. A la izquierda, excrementos de paloma colonizan una de las estancias interiores del castillo. A la derecha, vista de Belmonte desde la fortaleza.
Imagen secundaria 2 - Arriba, la maleza se apodera de la parte superior de la almena. A la izquierda, excrementos de paloma colonizan una de las estancias interiores del castillo. A la derecha, vista de Belmonte desde la fortaleza.

La compra del 100% del castillo será solo el principio de un proyecto que tratará de revitalizar este pequeño municipio de la comarca de Tierra de Campos, en el que solo residen 15 personas en invierno y que cuenta con un alcalde y varios vecinos dispuestos a pelear a brazo partido contra la despoblación. «Esto es cuestión de tiempo y de dinero. Existe la posibilidad de rescatar un patrimonio importantísimo en una zona emblemática –cercana a Valladolid, Medina de Rioseco, Ampudia y Palencia– y no lo estamos haciendo. Vamos a pelear hasta el final para no convertirnos en un pueblo abandonado», sentenció el alcalde.

Belmonte solo tiene 15 habitantes y su alcalde espera fijar población gracias al turismo

El regidor tiene claro que no es un Quijote que batalle en solitario contra el gigante del abandono del mundo rural, y asegura que cuenta con apoyos por parte de otras instituciones públicas. «Desde que hemos empezado la compra del castillo, las administraciones se han interesado y parece que sí que van a apostar por ello. La Diputación va a invertir 19.000 euros para realizar un estudio arqueológico de toda la zona y tenemos un compromiso verbal del delegado de la Junta en Palencia para hacer una intervención urgente. Me ha prometido que es la obra prioritaria de la Junta en Palencia para 2019, pero aún no lo tenemos por escrito», aseguró Agúndez, que cree que las primeras actuaciones deben ir destinadas a echar a las palomas del interior de la torre del homenaje para evitar que sus excrementos sigan deteriorado el interior del recinto. «Lo principal es poner puertas y ventanas y tapar los huecos», incidió.

Las palomas revolotean alrededor del torreón. A. Quintero

El viento pudo derribar en 2013 el edificio anexo a la torre del homenaje, un espacio que en sus inicios fue un palacio, pero lo que parece que nada será capaz de echar abajo es el ímpetu de Jesús Agúndez, que espera que en un plazo máximo de dos años el Ayuntamiento pueda hacerse con el 100% de la propiedad para disfrutarlo 'sine die'. «Lo que se haga en un futuro lo harán las administraciones. No lo vamos a poder vender a iniciativas privadas porque la donación que hemos recibido tenía un condicionante: nunca puede dejar de ser un edificio público», explica.

Palencia es la segunda provincia con más patrimonio en peligro

Palencia cuenta con hasta 34 elementos patrimoniales en riesgo de desaparición, según datos de la Asociación Hispania Nostra. Solamente León, con 49 elementos en riesgos, tiene más presencia que Palencia en la lista roja de la comunidad, que pretende dar a conocer y proteger aquella parte del patrimonio cultural y natural que se encuentra en abandono y en peligro.

Esta lista  informa sobre elementos patrimoniales en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores y dentro ella aparecen elementos tan valiosos, y a la vez degradados, como la Iglesia de San Miguel de Becerril de Campos, el castillo y la ermita de Santa Marina de Belmonte, el castillo de los Enríquez de Hornillos de Cerrato o el Monasterio de San Salvador de Nucales en Nogal de las Huertas.

Esta lista pretende llamar la atención de la sociedad y de los propietarios, promoviendo intervenciones positivas que ya se han realizado en espacios como el Cristo del Otero, que salió de la lista el 13 de febrero de 2015 tras ser restaurado.

Todo este empeño tiene el objetivo de mantener vivo Belmonte de la mano de sus atractivos culturales y turísticos. No obstante, por mucho que se pelee desde las administraciones, la pugna para no dejar morir a los pueblos es complicada de librar y comienza en el propio seno familiar. Y es que, cada vez son menos los que están dispuestos a renunciar a las comodidades de la ciudad por residir en el medio rural. De hecho, este alcalde que quiere ganar la guerra a la despoblación desde el Ayuntamiento de Belmonte, paradójicamente, vive en Medina de Rioseco. «Cuando me casé con una mujer de Valladolid no le pareció oportuno venir a vivir a un pueblo tan pequeño», reconoció Agúndez con pesar para mostrar con su ejemplo que el futuro del mundo rural no solo depende de las administraciones, sino de las personas.

La primera medida de conservación será impedir la entrada a las palomas, que han hecho suya la fortaleza

El tiempo pasa y si los planes llegan a buen puerto, el Castillo de Belmonte dejará de ser un palomar lleno de suciedad para convertirse en un espacio museístico. «Al pueblo le va la vida en el intento. El Ayuntamiento tiene recursos, tenemos fincas, y no se nos ocurre nada mejor en lo que invertir nuestro patrimonio que en futuro», recalcó este alcalde, que vincula el porvenir de su municipio a la cultura, el arte y el turismo, un trinomio con el que no deja de hacer 'castillos en el aire'.

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