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David y Soledad son una pareja de Palencia con dos hijas de 2 y 4 años y al poco tiempo de nacer su primera pequeña decidieron okupar una vivienda. David asegura que las circunstancias particulares les obligaron a tomar esta determinación para no verse ... abocados a vivir en la calle. «Decidimos okupar porque sin trabajo nadie quería alquilarnos una vivienda. Nació mi primera niña y me pasaba diez días con mis padres y otros diez con mi suegro. No podíamos vivir así y solicitamos una vivienda social a la Junta porque en ese momento tampoco percibíamos ninguna ayuda del Estado, pero a día de hoy no hemos tenido respuesta», asegura.
La falta de ingresos de la familia hacía inviable el alquiler de una vivienda y David se fijó en un piso en el que podía comenzar una nueva vida en familia. «Esa vivienda llevaba vacía 8 años y estaba abierta. Unos chavales lo tenían a modo de local. Era del banco y es del banco, pero tomé esa decisión porque no tenía otra», explica.
Han pasado ya cuatro años de aquella decisión y la situación de David ha cambiado. Ahora tiene trabajo, con un contrato indefinido, y está buscando piso para dejar de ser un okupa y comenzar a ser un arrendatario, pero asegura que el hecho de pertenecer a la etnia gitana le cierra muchas puertas. «He empezado a buscar un piso de alquiler que sea acorde a lo que me puedo permitir. Mi mujer, mis hijas y yo tenemos que vivir con el salario base y las inmobiliarias siempre nos dicen por teléfono que tienen pisos a un precio que podemos pagar, pero todo cambia cuando nos ven cara a cara. Yo soy gitano y eso echa para atrás a los particulares y a las inmobiliarias», apunta este padre familia que quiere cambiar su situación, pero asegura que le está resultando muy difícil.
Otro de los pasos que dio David para legalizar su situación es hablar con el banco que posee la propiedad de la vivienda que ocupa, Bankia, una entidad que asegura que no le puede alquilar la vivienda porque eso supondría un agravio. «Cuando sufrimos una ocupación, intentamos por todos los medios no echar a la calle a una familia en situación de exclusión y que las instituciones públicas solucionen el problema. Pero no podemos conceder un alquiler social procedente de una ocupación, porque si nosotros ponemos esa casa a disposición del Fondo Social de Vivienda, se la darán a la persona que haya cumplido todos los requisitos de una forma legal. Si nos saltamos todo eso y se lo damos a los 'okupas', lo que hacemos es incentivar estas prácticas y que nadie vaya al fondo Social de Vivienda», explican desde Bankia.
El tiempo pasa y, si nada cambia, llegará el día en el que David, Soledad y sus dos hijas serán desahuciados. Mientras tanto, esta familia seguirá buscando algún propietario dispuesto a alquilarles su vivienda para volver a la legalidad, ahora que David tiene un empleo con el que, por fin, puede permitirse pagar un alquiler.
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