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Los 10.000 jóvenes congregados ayer en Ribera Sur disfrutan de una de las actuaciones de la Fiesta de la ITA.

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Los 10.000 jóvenes congregados ayer en Ribera Sur disfrutan de una de las actuaciones de la Fiesta de la ITA. Marta Moras

La Fiesta de la ITA en Palencia se salda con 95 atendidos, siete traslados al hospital y tres peleas

Las intoxicaciones etílicas de las mujeres duplicaron a las de los hombres entre las 43 que se registraron

Marco Alonso

Palencia

Viernes, 10 de mayo 2019

El parque Ribera Sur vivió una nueva edición de la Fiesta de la ITA en la que el buen tiempo permitió a 10.000 jóvenes disfrutar de una de las concentraciones universitarias más esperadas del año. No obstante, esa temperatura agradable hizo que el consumo de bebidas alcohólicas se multiplicara y que, como consecuencia, se incrementara a la vez el número de intoxicaciones etilícas que se trataron en los dos hospitales de campaña instalados en el recinto.

Hasta 95 se elevaron las atenciones realizadas por el personal de Cruz Roja –43 de ellas por intoxicación etílica, 2 más por intoxicación por drogas, 16 por traumatismo, 13 por heridas y los 32 restantes por causas diversas, como golpes de calor, torceduras o contusiones–. Además, siete personas tuvieron que ser evacuadas al hospital –seis por intoxicaciones y una más tras romperse un brazo– en una jornada en la que reinó el buen ambiente, a pesar de las tres peleas en las que tuvo que intervenir el personal de seguridad. «Pese a lo que pueda parecer por los números, este año ha sido uno de los más tranquilos que hemos vivido», aseguró Javier Atienza, el gerente de Securia, la empresa que lleva años encargándose de la seguridad de la fiesta.

Como dato curioso, las intoxicaciones etílicas de las mujeres duplicaron a las de los hombres. 40 fueron los varones que tuvieron que ser atendidos por diversos motivos en los hospitales de camp aña, mientras que las mujeres atendidas fueron 55.

La jornada comenzó temprano. A las 11:00 horas se abrieron las puertas del recinto, pero algunos tenían tantas ganas de disfrutar que comenzaron a hacer cola a las 8:30 horas, como un grupo de vallisoletanos dispuestos a disfrutar de la ciudad vecina sin necesidad de subir al Cristo del Otero o de conocer a la Bella Desconocida. Y es que fueron muchos los jóvenes que pisaron tierras palentinas por primera vez y su primer recuerdo de la capital será esta fiesta universitaria, a la que arribaron hasta 51 autobuses cargados de estudiantes dispuestos a disfrutar antes de los exámenes –de ellos, 27 de Valladolid, 13 de Burgos, 2 de Salamanca, 4 de León y 3 de Santander–. El número de autobuses llegados de fuera de Palencia se incrementó con respecto a otros años debido al aumento de la demanda de Segovia, Santander y especialmente de Burgos, ciudad esta última de la que llegaron hasta cinco autobuses más que en la edición anterior.

El caldo de cultivo para una celebración por todo lo alto llevaba meses gestándose y la inmensa mayoría de los presentes disfrutaron sin problemas de una jornada en la que estaban previstos todos los imprevistos. En los dos hospitales de campaña de Cruz Roja trabajaron dos médicos, dos enfermeros y una treintena de sanitarios que se encargaron de recoger a las personas que se encontraron con algún problema de salud durante la fiesta. A lo largo de la mañana solo se registraron tres atenciones leves por traumatismos y fue por la tarde cuando se empezaron a multiplicar los avisos de personas que necesitaban atención.

Si el despliegue sanitario fue reseñable, el de seguridad no se quedó atrás. La empresa encargada, Securia Consultores, en colaboración con la Policía Nacional, habilitó un carril en el acceso a la fiesta destinado exclusivamente a controlar exhaustivamente la veracidad de la edad reflejada en el DNI de las personas que trataban de acceder al recinto. Más de una veintena de menores intentaron acceder y los efectivos de la Policía Nacional se encargaron de que no entraran a una fiesta destinada solo a mayores de edad.

El acceso se dividió en quince carriles y el personal de seguridad, de ambos géneros, realizó los pertinentes cacheos para terminar de cerciorarse de que las personas que accedían al recinto lo hacian sin ningún objeto prohibido. Los controles fueron meticulosos y sus responsables tenían órdenes incluso de prohibir la entrada con tapones, ya que una botella cerrada con líquido en su interior se puede convertir en un elemento arrojadizo.

A los controles de menores y de objetos se unieron los de drogas. Por ese motivo, y como ya sucedió en ediciones pasadas, perros antidroga rastrearon el jueves el parque para evitar que la mercancía se enterrara días antes y esos mismos canes también estuvieron presentes durante las colas de acceso y en la celebración de la fiesta.

A pesar de todo ese dispositivo, ciertos aromas a sustancias prohibidas se pudieron oler en una fiesta en la que se desplegó un gran dispositivo de seguridad, que contó con la presencia de 30 vigilantes y 30 auxiliares de espectáculos, que estuvieron coordinados con Policía Local, Nacional, Cruz Roja y Protección Civil con el objetivo de minimizar los riesgos de un evento que congrega cada año a 10.000 personas que, de la forma más ordenada posible, disfrutan de un día de celebración que precede a los exámenes.

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