Villasarracino, un municipio con buenas comunicaciones y tranquilidad

Con permiso de las cabezas de ganado que hubo y que hay, y de quienes las cuidan, los villasarracinenses nos hemos dedicado desde siempre a la agricultura, entregándonos a una vida muy dura que lo es cada vez más y a la que cada vez, por desgracia, somos menos los que nos dedicamos. Lo hacemos convencidos del cariño que mantenemos a nuestras raíces y tradiciones, pero sabiendo que cada vez la vida en los pueblos es más difícil y que, además, esas dificultades no son nuevas, sino arrastradas desde hace tiempo.

En mi opinión, las instituciones superiores a las nuestras llegan tarde a la solución por ese motivo: la solución había que haberla puesto hace años, sabiendo que el campo es duro y que nuestros municipios se desangran, y más con las condiciones actuales. La prueba, o una de ellas, es que en Villasarracino hubo una tienda, pero la jubilación de quien la regentaba nos dejó sin ella. Si el bar también cierra, ¿qué vamos a hacer? Tristemente, soy pesimista respecto al futuro de muchos municipios como el mío de cara a las próximas décadas, pero, incluso así, tengo fe y, desde el Ayuntamiento, estamos dispuestos a poner todo de nuestra parte, a involucrarnos de manera decidida y personal con todo aquel que crea en nuestro futuro.

Como nosotros queremos creer en él, tenemos el deseo de abrir el teleclub que hemos acondicionado gracias a la ayuda de la Diputación, así como el de que las casas de alquiler social de las que disponemos, rehabilitadas gracias a la Junta, puedan verse ocupadas por personas que quieran vivir con nosotros, disfrutar de la calidad de vida que ofrece Villasarracino, gracias a sus buenas comunicaciones y a la tranquilidad que se respira en nuestro pueblo, donde contamos con nuestro propio museo, cuyo patio interior también ha sido rehabilitado recientemente, y con suelo disponible para que todo el que quiera pueda llevar a cabo proyectos que puedan ser positivos para todos.

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