Las puertas del Conservatorio Profesional de Música de Palencia se reabrirán hoy martes 13 de octubre para comenzar un curso muy especial. «Lo que hemos hecho ha sido bajar las ratios de todas las clases, teóricas y prácticas, hemos medido las clases y hemos ... contado con el consejo de técnicos sanitarios», relata la jefa de estudios adjunta, Helena Fernández Berdión. El coronavirus no lo pone fácil, pero el director de la institución, José Manuel Velasco Martín, habla de una organización comprometida que lo ha dispuesto todo «con mucha ilusión» y con la seguridad muy presente. Gel desinfectante, mascarilla o entradas escalonadas y rigurosamente planificadas son algunas de las precauciones.
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Los instrumentos de viento y las asignaturas en las que se canta reciben especial atención y medidas extra: es imposible tocar el saxofón con mascarilla, así que las cautelas se intensifican a base de grupos aún más reducidos, guantes para los profesores, clases en el patio del centro (si el tiempo lo permite) o pantallas transparentes.
«Nuestra enseñanza implica acercamiento», señala el director, «porque a un alumno que no haya tocado nunca el clarinete hay que ayudarle a colocarlo, pero el profesorado ha puesto mucho de su parte y los alumnos pueden venir tranquilos, porque ante todo hemos pensado en la seguridad», destaca.
La jefa de estudios añade que cuentan con el visto bueno de la Inspección educativa, y los preparativos parecen atestiguarlo: se han cambiado los suelos de moqueta que quedaban por madera para facilitar su limpieza, se han señalizado distancias y se ventilará escrupulosamente, aunque eso implique «tirar de calefacción» para enfrentar el duro invierno palentino. También se ha limitado el acceso a alumnos y profesores, cuyas entradas y salidas se escalonarán con el reloj en la mano. Velasco calcula que en una hora se moverán unos 70 alumnos en total.
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El miércoles pasado fue la única jornada en la que los estudiantes pudieron llevar acompañante, porque, aunque también se estipuló una entrada «por goteo», se organizó una recepción para los nuevos alumnos, con el objetivo de ponerles al corriente del funcionamiento del centro, las medidas sanitarias y las claves de acceso virtuales que usarían durante un eventual nuevo confinamiento.
Algo menos de 400 alumnos se incorporarán a lo largo de las tardes de la semana. «No se va a poder dar un curso normal», reconoce el director. Tendrán que prescindir de la banda que montaban con 50 alumnos de tercero y cuarto de elemental. «En este primer trimestre al menos, se suspenden las actividades complementarias, así que hasta que no se pueda no haremos ni conciertos ni audiciones, pero estaremos preparados, da pena, pero no se dan las circunstancias necesarias», señala.
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Después de siete meses sin la oportunidad de dar clase física, si es necesario limpiar los instrumentos en un área específica de la clase o recurrir a empapadores desechables, se hace. Aunque en esta ocasión no han podido promocionarse como suelen, con jornadas de puertas abiertas y conciertos didácticos, lo esencial vuelve a latir. Rítmico, como siempre. Un poco más invisible a los ojos y sin grandes grupos, pero alto y diáfano para el oído que sepa escuchar.
El Conservatorio no ha dejado de acusar cierta 'mordida' en su número de alumnos a causa del coronavirus. «Hay gente que se ha echado para atrás a pesar de todas las medidas que estamos tomando», confiesa su director, que valora que habrán perdido en torno a 15 o 20 estudiantes. La inscripción ordinaria se cerró en julio, y hubo otra convocatoria que admitió alumnos hasta el 23 de septiembre.
No obstante, precauciones aparte, si la enfermedad obligase a un nuevo confinamiento o condicionase la presencialidad, el centro relata que estará preparado. Durante el curso pasado ya tuvieron que planear clases a través de videoconferencia sobre la marcha, pero ahora todo está «más ordenado».
Entre otras cosas, el profesorado ha recibido recientemente un curso de formación tecnológica promovido por la Junta para organizarse a través de la herramienta 'Teams', de Microsoft. El objetivo es agilizar y coordinar el trabajo, de modo que los alumnos no tengan que registrarse en más de una plataforma.
Algunas gestiones ya han migrado a la red: toda la documentación se ha tramitado de manera telemática, solo han sido presenciales las pruebas de acceso al Conservatorio. «Nos ha supuesto el trastorno de perder flexibilidad en los horarios de los alumnos», lamenta la jefa de estudios adjunta. «Nos hemos vuelto un poco locos a lo largo de los últimos meses, porque hemos ido recibiendo consignas y continuamente hacíamos papeles y programación», añade, pero desde el equipo directivo se declaran contentos con el resultado. Concluyen que a pesar de la incertidumbre, ha sido un verano de trabajo para acoger al alumnado lo mejor posible.
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