
Thierry Biscary, cantante y percusionista
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Thierry Biscary, cantante y percusionista
«La conexión con Madonna en la gira fue muy humana, nos dio protagonismo»Nació en la localidad francesa de Anhaux, perteneciente al territorio vascofrancés de Baja Navarra, y en su familia el cancionero vasco se ha ido transmitiendo ... de generación en generación, una herencia con la que ha construido su carrera. El cantante, percusionista y compositor Thierry Biscary (1976), residente en Donosti, protagonizará, junto a la organista Ana Belén García, un original concierto en el que el repertorio melódico se convertirá en la banda sonora de la película muda 'El mayorazgo de Basterretxe' y que acogerá este viernes, a las 20:00 horas, el Conservatorio de Música de Palencia en el marco del segundo ciclo 'Música por mil tubos'.
-¿Es la primera vez que comparte escenario con la organista Ana Belén García?
-No. Este proyecto que presentaremos en Palencia lo estrenamos hace siete u ocho años en el Teatro Principal de Donosti y con él giramos desde entonces. En su estreno, Ana Belén tocó el piano, pero la mayoría de las veces se ha musicalizado con el órgano.
-El concierto se enmarca en el ciclo 'Música por mil tubos', una iniciativa promovida por la Diputación de Palencia con la que se promociona el órgano durante todo el año.
-Me parece una iniciativa muy interesante y, más aún, si se genera una simbiosis entre el órgano y otras propuestas musicales y artísticas, como sucede en este concierto, en el que el sonido del órgano se arropa con voz y percusiones (txalaparta, tamboril, tambor y tubera) mientras se proyecta la película muda 'El mayorazgo de Basterretxe', de Mauro y Víctor Azcona. Es un recital muy original e intuitivo y está lleno de emociones; espero que entusiasme al público de Palencia, ciudad en la que nunca he tocado y que tampoco conozco.
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-Además, en Palencia impartirá un taller a los alumnos del Conservatorio de Música.
-El taller estará dedicado a la txalaparta, un instrumento típico vasco que cualquier persona puede tocar. Es sencillo de aprender en una primera toma de contacto, independientemente de si eres músico o no, aunque su especialización admite un desarrollo muy amplio.
-Como músico, ¿qué sensaciones percibe al escuchar el toque de órgano?
-Siempre que escucho tocar un órgano me imagino a un barco grande por su sonido potente y, a la vez, ligero. Es un instrumento que puede producir olas grandes y, también, un viento sutil. El órgano me emociona mucho y hace que mi cuerpo vibre por dentro.
-Como residente en Donosti, ¿se siente vascofrancés o vascoespañol?
-Es complejo explicarlo. Mi identidad es criolla, mestiza. Tengo una doble cultura: vasca y francesa. Hablo euskera, francés e inglés, pero también me encanta hablar en castellano. Mi identidad es un compendio de todas esas lenguas y, aunque me siento vasco, no me limito a ser exclusivamente vasco. El euskera es mi lengua materna y la que utilizo para hablar con mis hijos. Yo en Donosti vivo muy bien, hablo en euskera o en castellano; mi mujer es vascaespañola, pero ella no tiene mis mismas referencias. De hecho, en el concierto de Palencia cantaré una zarzuela en castellano, que me encanta. Soy músico y la música es universal, independiente del idioma en el que se cante; llega al público o no llega.
-¿Construyó su carrera en base a poner en valor el acervo musical vasco?
-Yo provengo de una familia en la que cantar era muy natural. Empecé a cantar en euskera, sin pensarlo, pero he cantado en castellano, francés e inglés. Cantar en euskera es muy terapéutico para mí porque está vinculado a la granja de mis padres, a mi niñez, a mi juventud... Cuando empecé a trabajar con las hermanas Labèque (Katia y Marielle) en 2009, ellas me sugirieron cantar canciones tradicionales vascas porque era lo que más conocía. Y como yo dominaba un repertorio muy amplio, apostamos por poner en valor este patrimonio musical vasco, pero nunca fue un objetivo.
-¿Se considera un mensajero de la tradicional oral vasca?
-Más bien me considero un divulgador. Cada lunes transmito el canto vasco y su interpretación a mis alumnos, que me traen piezas del siglo XVII o canciones que acaban de publicarse y las cantan a capella. Es una manera de acercarse al repertorio de ayer y de hoy a través solo de la voz. Y hago lo mismo con la txalaparta. Imparto clases desde hace ocho años y me encanta hacerlo. El trabajo de docente no me agota, todo lo contrario, me ayuda a recargar las pilas; muchas veces entro cansado y salgo renovado. Quizás me sucede porque soy autodidacta y porque he acudido a muy pocas escuelas convencionales. Vivo la música desde mis adentros y, a la hora de transmitirla, conecto con mis alumnos porque yo he pasado por lo mismo.
-En 2009 fundó, junto a otros dos músicos, el trío Kalakan, con el que alcanzaron una repercusión mundial al tocar en la gira de Madonna de 2012. ¿Qué significó para usted esta colaboración?
-Sin duda fue una repercusión mundial. He colaborado con muchos artistas, incluida Madonna, que es una probabilidad muy pequeña para muchos músicos, pero he trabajado con ella como hago con cualquier otro cantante. Con Madonna conectamos desde el primer día y, transcurrido el tiempo, pienso que tuvimos una conexión muy humana porque ella tenía claro que nosotros no íbamos a trabajar en la industria musical por decisión propia. Todo se desarrolló de una forma sencilla, natural, viviendo el día a día.
-¿Cuánto tiempo estuvieron actuando con ella?
-Fueron diez meses, tres meses de ensayos y siete de gira. Y cuando finalizó, Kalakan pasó de ser un grupo desconocido a que suscitara interés entre los medios de comunicación y el público, pero a nosotros, como personas y profesionales de la música, no nos cambió, seguíamos siendo los mismos de antes. Yo dejé el grupo en 2017 y ellos siguen teniendo mucha proyección. Actuar con Madonna fue muy bueno en todos los aspectos, humanos y profesionales, porque tuvimos la oportunidad de actuar en distintos países; en mi caso, conocer a mis familiares de Argentina. A mí esa experiencia me ayudó a confiar mucho más en mí profesionalmente.
-Esa colaboración se fraguó el año anterior en el cumpleaños de Madonna.
-Sí, las hermanas Labèque eran amigas suyas y actuamos para ella en su cumpleaños.
-La puesta en escena de 'Sagarra jo', que fue la letra que cantó Madonna en el tour y que coreografió junto su grupo de bailarines, es espectacular.
-Sí. La verdad es que ella fue muy respetuosa con nuestro trabajo y nuestra identidad, nos dio protagonismo. A mi me gusta trabajar con gente que tiene ganas de entenderte y yo entenderla a ella. Establecer una relación artística y, a la vez humana, me nutre mucho, es lo que más me importa. Mi ambición no es llenar estadios, sino sentir emociones haciendo lo que hago.
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