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Beatriz Gómez, con el pequeño Pablo en brazos en el hospital. El Norte

Da a luz sin saber que estaba embarazada: «El cólico se llama Pablo y pesa cuatro kilos»

Beatriz Gómez, de 37 años, acudió el lunes al centro de salud de Aguilar con dolores abdominales; era un embarazo críptico y, atónita, dio a luz minutos después en la camilla de la matrona

Sábado, 1 de mayo 2021

Sigo bloqueada. Veo a Pablo y le tengo conmigo, pero aún pienso que estoy en un sueño. De la noche a la mañana, ¡somos uno ... más en la familia!», afirma Beatriz Gómez Marcos, de 37 años, refiriéndose a su bebé nacido este lunes en el centro de salud de Aguilar, adonde acudió Beatriz con dolores abdominales creyendo que sufría un cólico o una infección de orina. «El cólico se llama Pablo y pesa cuatro kilos», señala la mujer, que acaba de ser mamá por tercera vez después de tener un embarazo críptico y no saber hasta minutos antes del parto que llevaba al pequeño en su vientre.

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«Es un embarazo críptico, no sabes que estás embarazada hasta que das a luz. He seguido teniendo la regla normal, me he tomado mis cervezas y he estado trabajando hasta el 22 de abril. La gente me decía que parecía que estaba echando tripa, pero soy de buen comer y no me extrañaba ni me sentaba mal que me lo dijeran, además solo hace un año que he sido madre por segunda vez y el cuerpo no lo tengo igual», apunta Beatriz, dispuesta a contar una historia tan extraordinaria como rocambolesca, pero en todo caso un fulgor en tiempos de noticias oscuras por la maldita covid.

«Mi marido y yo trabajamos en Gullón, él se fue muy pronto el lunes a la fábrica, a las cuatro de la mañana, porque tenían que arrancar máquinas, y yo me di la vuelta tan a gusto porque aún me quedaban cuatro horas de sueño. Pero a las 5:30 horas empecé a sentir malestar, me notaba como revuelta, con ganas de vomitar. Pensé que era un cólico de riñón o una infección de orina. Mi marido me dijo que si salía de la fábrica y venía a casa, pero le dije que aguantaba, que no tenía fiebre. Él pensaba que podía ser covid. Le dije que si me ponía peor, le avisaba. Me fui al baño a hacer pis y sangré un poco, mi marido vino entonces de la fábrica y me acercaron él y mi madre hasta el centro de salud, aunque por la covid no les dejaron entrar y él se fue para casa con los niños (Beatriz y su esposo, David García Rojo, tienen otros dos retoños: Carla, de 5 años, y Mario, de 1). En Urgencias conté los síntomas, me hicieron una prueba de orina y me dijeron que igual era una pequeña infección, pero que me fuese donde la matrona para que me hiciese un cultivo. Les dije que a qué tenía que ir a la matrona, y me dijeron que en la prueba me salía que estaba embarazada. Me quedé blanca, pero pensé que ya tendría tiempo para asimilarlo, porque en ese momento tenía muchos dolores y era lo que me preocupaba, no fuera que tuviera algo malo», relata Beatriz.

«Entré y la matrona me tumbó en la camilla, me comentó que veía una bolsita que podía ser un embrión que se estaba formando o un aborto, la enfermera me tomó el pulso y me dijeron que se oía latido fetal. Justo ahí rompió la bolsa y les dije '¿pero qué sale por ahí?' Me dijeron que estaba de parto. Lo que salía tenía 38 semanas, pesaba 3,700 gramos y medía 51 centímetros», detalla con gracia esta mujer de 37 años.

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«Me preguntan que cómo es posible que no haya notado nada. En un embarazo notas que el feto se va haciendo hueco, pero como estaba reciente mi segundo parto, un año, pues Pablo tenía el hueco hecho ya y ahí se ha quedado», explica Beatriz. Sigo flipando, pero la cara de mi marido debió ser un poema, me dejó en el centro de salud pensando que tenía un cólico y cuando volvió le daban la enhorabuena por ser padre de nuevo. Solo me miraba a mí y a la criatura sin decir nada, el pobre no articulaba palabra», apostilla Beatriz.

«Di a luz en la camilla, apenas bastaron tres empujones, había dilatado prácticamente al 100% y, de los tres partos, este ha sido el mejor, solo me han dado tres puntos», agrega la nueva mamá, a quien lo que más le impactó en el centro de salud de Aguilar al salir en la camilla fue que toda la gente le aplaudiera. «No sabía si seguía en un sueño», apunta Beatriz, que fue trasladada junto a su bebé en una ambulancia medicalizada hasta el Hospital Río Carrión de Palencia para ser ambos examinados.

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«En el hospital me preguntaron por el nombre del niño y solo les decía los apellidos. '¿Pero tendrá un nombre, no?', me decían, y yo comenté que me gustaba Pablo, pero que tenía que consultarlo con mi marido. Salieron afuera a decirle que si a él le parecía bien, y el pobre, aún sin asimilarlo, les dijo que si yo decía que Pablo, pues Pablo», añade Beatriz, que desde el miércoles está ya en su casa de Aguilar. «En el registro no se lo creían que había nacido en el centro de salud, me dijeron que en 25 años solo conocían dos casos así, y por otros motivos», afirma.

«No entraba en nuestros planes tener otro bebé, yo ya me había plantado. De hecho, le dije a mi madre que tirase todas las cosas de bebé que tenía o que las donase, pero las guardó y me dijo: ¡Ves cómo el que guarda, halla!», comenta Beatriz, que le ha mandado a su marido comprar un cupón para hoy, Día de la Madre. «Viene con un pan bajo el brazo, fijo», concluye.

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