![Coronavirus Palencia: Los colegios Santa Rita y Santa Clara de Asís en Palencia no han mandado a casa a ninguna clase por la covid](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202012/05/media/cortadas/santaclaraasis03-ksf-U120970373826Z0G-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Con el paso de las semanas y de los meses, encontrar colegios que no hayan tenido que recurrir al confinamiento de clases completas para frenar el avance de los contagios por coronavirus se ha convertido en algo complicado. Sin embargo, en los centros Santa Clara ... de Asís y Santa Rita, ambos de Palencia y con unos 300 alumnos cada uno, de momento no han necesitado mandar a casa a grupos enteros. Quizás, aunque la suerte esté de su parte, también se deba a la meticulosidad de sus medidas.
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¿Qué tienen en común? La profesora María del Rosario Diez Rodríguez, que imparte clases en los dos centros, admite que existe una buena relación entre las directoras de los centros, Estela Guerra (Santa Clara) y Sonia Cadenas Cachón (Santa Rita), lo que podría ayudar a compartir ideas, pero ya en un primer vistazo se aprecian varias similitudes. Entre las tres las reconstruyen. Los dos centros diseñaron su plan de acción en agosto, antes del comienzo de las clases, y eso ha llevado a implementar salidas y entradas escalonadas desde el principio o a recopilar entre los padres, vía circular, un compromiso firmado por el que cada uno toma la temperatura a sus hijos antes de salir de casa. Además, en el acceso al centro se vuelve a comprobar que no tengan fiebre.
En el Santa Rita se dividen los espacios con cintas y los itinerarios a veces se identifican con huellas de rana o de pato, para hacerlo más ameno para los pequeños. En el Santa Clara «los pasillos son amplios, así que hemos hecho de ellos una 'autopista' con una mediana marcada por plantas», compara Estela Guerra. «Los niños y niñas responden de maravilla, hasta los de tres años respetan las marcas en el suelo y se fijan en ellas aunque les sea más fácil ir por otro lado», afirma la directora del Santa Rita, Sonia Cadenas, orgullosa. Allí cuentan con tres aulas de apoyo integral y asegura que hasta alumnos con trastorno de espectro autista (TEA) han aprendido a gestionar el panorama y todos están muy concienciados. «Las medidas también están pensadas para intentar facilitar que los niños las interioricen, para que no lo reciban como una 'disciplina militar' o algo que coarte su libertad, sino como algo normal», opina la profesora María del Rosario Diez, que imparte Iniciativa Emprendedora o Religión.
Geles, ventilación, purificadores de aire, circuitos y desinfección de pomos o ventanas son algunos de los puntos en los que se detienen estos dos planes. Todo se adapta a las asignaturas, a los lugares: forros de plástico desechables para el aula de Informática, elaboración de material propio para las clases deportivas del Santa Rita, reorganización de las actividades y las posibilidades de las capillas con las que cuentan ambos centros, actividades en los patios... Incluso existe un protocolo para los días de lluvia, que permite que los alumnos esperen en fila en un soportal y entren y salgan de uno en uno, sin mojarse, bajo el paraguas del profesor y sin caos.
En los dos centros han tenido algún contagio de coronavirus, pero han mantenido a raya el brote gracias a una identificación temprana y a la puesta en cuarentena del alumno o profesor infectado (o contacto estrecho de un positivo). Si la ausencia del alumno es justificada, este curso ya se prevé en las programaciones y en su anexo 'covid' que se le facilite clase 'on line' para que no se quede atrás. Las rigurosas distancias permiten estudiar «caso por caso», coinciden las directoras, la situación del potencial contagiador y, si fuera necesario, poner en cuarentena preventiva a los compañeros de su entorno más cercano. En cada centro hay cuatro profesores designados como 'profesores covid', uno por cada etapa y un coordinador de centro. En caso de que un alumno se encuentre mal durante las clases, son estos educadores los que, enfundados en un traje de protección, dirigen al escolar a un área reservada hasta que vengan a recogerle.
Las escuelas reseñan siempre la implicación de los estudiantes, de los padres y de las familias como algo crucial. A principio de curso se reunieron clase por clase para que todo estuviese claro. «Es increíble la respuesta de estos padres y madres», elogia el director pedagógico del colegio Santa Clara de Asís, Pedro González Megido. «Ante el menor episodio de malestar de sus hijos, llaman al centro para comunicar que, por prevención, no van a llevar a clase a su hijo o hija, a pesar del esfuerzo que supone si ambos trabajan», añade.
Tanto en un caso como en el otro, los cambios vienen acompañados de un refuerzo del personal de limpieza y de las rutinas de higiene. En el Santa Clara, si los purificadores detectan que el aire se vicia demasiado, avisan de que toca que el docente abra la ventana, y los baños se han sometido a un «etiquetado». «Cada curso cuenta con su baño, para evitar que compartan ese espacio, y también se han ampliado sus horarios de limpieza», explica su directora, Estela Guerra. Por su parte, desde el Santa Rita han contratado a una persona nueva para su personal de limpieza y también han establecido rituales de ventilación: «Tenemos un centro luminoso y ventilamos regularmente las clases, además de dejar dos ventanas abiertas por clase durante la noche», ejemplifica Sonia Cadenas Cachón.
«¡El alcalde aquí no manda!», cuenta la directora de Santa Rita que chillan los niños más pequeños cuando juegan en el patio de Infantil, que está aparte y se desinfecta después de cada uno de sus recreos. Les permite recuperar el juego prohibido, aunque sea con cuidado. Diez Rodríguez afirma que ni profesores ni alumnos de la ESO salen del recinto del patio durante los recreos. También en ambos centros, contar con grandes espacios abiertos y con una sola línea de alumnos- lo que implica una clase por curso, regla sólo rota por desdobles muy puntuales- facilita que los colegios dividan los patios en cuadrantes y separen a los grupos hasta en momentos distendidos. Los recreos se suceden con pequeños desfases a medida que transcurre la mañana. Nada que no hayan podido hacer otros centros, pero de momento, funciona. Así que ellos seguirán danzando con las distancias, los termómetros y el esto de medidas, y confían en vencer.
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