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J. OLANO
Palencia
Lunes, 27 de noviembre 2017, 18:26
«No basta trabajar, hay que hacerlo bien». Es el lema de la madre Benita, fundadora de las Hermanas Benedictinas de la Providencia, cuyo colegio en Palencia celebró sus bodas de oro ya en 2014. Yese lema lo siguen a rajatabla en la comunidad educativa ... del centro, al que acuden diariamente 350 alumnos, 30 de ellos a la guardería para niños de entre apenas meses y los 3 años de vida. Eso unido al trabajo bien hecho como planteamiento para seguir anhelando con entusiasmo y convicción el aprendizaje hacia el que el colegio propone mejoras en la organización y la gestión.
El colegio Nuestra Señora de la Providencia quiere ser un centro abierto a todos identificado con el intercambio con Europa, con las nuevas tecnologías, con la mediación para una mejor convivencia y con el aprendizaje cooperativo.
En cuanto a la internacionalización, el eje transversal de este año, es decir el proyecto de centro es Erasmus+, tanto para la formación del profesorado como para la movilidad de alumnos. Alemania, Chipre, Lituania y Finlandia son los compañeros de viaje del colegio de La Providencia en este programa y en mayo de 2018 vendrán a visitarles. Estos intercambios se aderezan con trabajos sobre Europa, en los que alumnos y profesores, coordinados por Irene Sánchez, se vuelcan, ahora que también han solicitado ser embajadores del Parlamento Europeo.
En cuanto a las nuevas tecnologías, el colegio La Providencia cuenta con el sello de nivel 5 (excelente) otorgado por la Junta de Castilla y León, y cuentan con ‘tablets’ adquiridas por el centro para que los alumnos trabajen por retos. Ahora, está pensando en concurrir en enero a la convocatoria de LeoTic que une competencias lingüísticas y digitales. No en vano, también cuenta con un reconocimiento como mejor experiencia de calidad, también de la Junta, por la dinamización de la biblioteca, que se une al premio ‘Escuela de padres e hijos:nos educamos juntos’ en el curso 2013-2014.
En el aprendizaje cooperativo ya llevan años de experiencia y una de sus expresiones es la capilla del centro reconvertida en aula para las clases de Religión (que también recibió un premio de pastoral entre centros concertados), en la que la orientadora Victoria Velasco aplica incansablemente el carisma pedagógico de la madre Benita, ‘Prevenir y amar’, dirigiendo la educación hacia la formación de alumnos capaces de autogestionarse y comprometidos con la mejora de la sociedad actual.
Todo es compatible con la gamificación, que se entiende por utilizar una actividad lúdica para aprender o llevar al aula la organización y las reglas de un juego, con el objetivo de ofrecer a los alumnos una forma diferente de aprendizaje, otro de los sellos por los que se distingue el centro.
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