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El colegio de Huérfanos de Ferroviarios llega a la Lista Roja del PatrimonioA nadie puede sorprenderle. El deterioro continuo que sufren las edificaciones del antiguo Colegio de Huérfanos de Ferroviarios de Palencia es sobradamente conocido, con lo que su incluisión en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la organización Hispania Nostra era un paso natural. Esta ... lista recoge, según la propia definición que ofrece Hispania Nostra, «aquellos elementos del patrimonio cultural español que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores, con el objetivo de darlos a conocer y lograr su consolidación o restauración«.
El Colegio de Huérfanos Ferroviarios cumple todos estos requisitos desde hace más de una década, cuando en 2011 pasó a manos del Ayuntamiento tras un largo periplo judicial. El Consistorio y la Asociación de Huérfanos de Ferroviarios litigaron durante años por su propiedad y en 2011 el Tribunal Supremo falló a favor del Ayuntamiento, con lo que el edificio pasó a formar parte del patrimonio municipal, con lo que perdió la vigilancia privada de la que disponía hasta ese momento. Permanecía cerrado desde 2002, cuando se trasladó las escuelas universitarias de Educación y Relaciones Laborales a la Yutera, pero esto no supuso su deterioro, ya que se mantuvo la vigilancia que pagaba la organización de Huérfanos de Ferroviarios hasta que perdió definitivamente la propiedad en 2011.
Ya en manos del Ayuntamiento, quedó desprotegido y sin vigilancia, lo que facilitó la entrada en el inmueble de todo tipo de saqueadores y vándalos, que redujeron el edificio a una carcasa prácticamente vacía, llena de pintadas y a la que se iba sumando el deterioro causado por las inclemencias del tiempo en un inmueble sin puertas ni ventanas, expuesto a los elementos y sin ningún tipo de mantenimiento. En todos estos años, debido a las quejas de diferentes organizaciones y de algunos grupos políticos se han tapiado las ventanas inferiores y las puertas para evitar la entrada de nuevas oleadas de vándalos, pero tampoco ha servido de mucho, puesto que se han llegado a horadar las paredes para crear nuevos accesos, con lo que el deterioro sigue acrecentándose y en los últimos años en mayor medida, ya que parte de la cubierta comienza a hundirse.
Ante esta situación, Hispania Nostra ha incluido este edificio en la Lista Roja del Patrimonio, ya que según recoge en su informe «el edificio presenta un negativo estado de conservación desde que en 2011 el Tribunal Supremo otorgó la propiedad del colegio al Ayuntamiento de Palencia, dejando por tanto de estar protegido por una entidad privada. Desde entonces se han producido numerosos actos de vandalismo que han ido provocando el deterioro evidente del edificio. Además, el robo del cobre, tuberías, mobiliario, tejas y otros elementos ha dañado de forma profunda el exterior y sus estancias así como el uso de los jardines como finca de pasto. Todo esto ha contribuido a acelerar el deterioro progresivo. Otro de los principales peligros a los que está expuesto el colegio es la planificación urbanística de la ciudad, con la cual se pretende llevar a cabo la construcción de más de trescientas viviendas en este emblemático espacio de la localidad«.
Así, motiva la inclusión en la Lista Roja por el «profundo deterioro del colegio derivado del robo de materiales, del vandalismo y del abandono del ayuntamiento de Palencia al complejo y el riesgo de que la degradación continúe llegando a ser irreversible. La planificación urbanística pone también en peligro la permanencia del edificio en un futuro».
El edificio se inauguró el 15 de mayo de 1953 y función como residencia y colegio para niñas huérfanas, hijas de trabajadores ferroviarios, hasta 1982. Según la descripción que aporta Hispania Nostra, la planta del edificio es, desde el exterior, aparentemente cuadrada, aunque los cuerpos laterales son más largos que los de las fachadas principal y posterior, lo que produce que éstas queden retranqueadas. El patio interior tiene un cuerpo central que lo divide en dos partes, en altura y de forma perpendicular cruza un pasaje elevado, lo que produce, en una vista aérea, la imagen de cuatro pequeños patios interiores, cuando en realidad solo hay dos.
La mayor parte del edificio está realizado en ladrillo combinado en pequeñas proporciones con piedra en su base y en bordes de ventanales, vanos circulares y parte superior.
La fachada principal cuenta con un área con soportales en la planta baja formada por arcos de medio punto. La primera planta posee un balcón corrido y ventanales rectangulares, sobre los cuales, se sitúan vanos circulares que se convierten en uno de los principales elementos decorativos y destacables de la fachada a pesar de su pequeño tamaño, mientras que la planta superior se compone de pequeños ventanales cuadrados. Actualmente los ventanales de la planta bajan han sido tapiados, mientras que las ventanas de plantas superiores se encuentran abiertas y en bastante mal estado así como sus muros, en donde abundan las pintadas. El interior del edificio contenía espacios como despachos, archivos, dependencias administrativas o aulas, siendo la más emblemática de todas ellas por su valor arquitectónico, el teatro.
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