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Laura linacero
Palencia
Lunes, 10 de enero 2022, 07:42
. La historia que conservamos suma a la historia que construimos. Preservar el patrimonio histórico para recordar quiénes somos y de dónde venimos es el objetivo de la Asociación Hispania Nostra, que lucha por que las referencias históricas mantengan su esencia al paso del tiempo. « ... El trabajo consiste en proteger el patrimonio cultural y arquitectónico y promocionarlo es, sin duda, una manera de tratar de preservarlo», explica Jorge Juan Fernández, delegado de la asociación en la provincia de Palencia.
Con el fin de que la sociedad tome conciencia sobre este asunto, y las instituciones hagan frente a la situación, la asociación hace uso de una lista roja donde recoge los monumentos o edificios históricos en riesgo de desaparición. «Es una actitud de denuncia para promover las labores de conservación», apunta el delegado. Así, los criterios para que un bien derive a la lista roja están determinados por el comité científico en función de, tal y como recoge Jorge Juan Fernández, «la importancia que tenga el bien y el peligro de desaparición, deterioro o vandalismo que corra». Evaluando esos criterios se determina y se pone en conocimiento del propietario pertinente para que tome medidas, aunque no siempre es fácil que surja efecto. «Evidentemente los principales implicados son los propietarios que pueden ser administraciones, la iglesia o de titularidad privada», explica. Los inmuebles privados tienen una complejidad a mayores ya que a menudo los dueños se desentienden de esa obligación.
Es el caso del Castillo de Paradilla del Alcor, en Autilla del Pino. Una incorporación motivada por una ruina progresiva y el riesgo de más hundimientos tras haber perdido ya elementos importantes de su estructura y decoración exterior. En este caso, la alcaldesa lamenta que «poco más se puede hacer que advertir a los propietarios porque es una pena perderlo», asegura Rosario Díez. A pesar de que la asociación Hispania Nostra advierte del peligro del inmueble, asegura que «no es una herramienta coercitiva, porque las administraciones pueden tener otra lista de prioridades», añade. No obstante, apunta que «lo más importante es que se sepa, y a partir de ahí se pongan los medios y se haga público para concienciarnos de la gravedad de la situación».
Una enumeración que a lo largo del panorama nacional implica a más de mil inmuebles y en la provincia de Palencia señala a cincuenta estructuras al borde de su desaparición. Solo en el último año se han incluido nueve edificaciones a la temida lista roja. Una de ellas, el almacén de la dársena del Canal de Castilla en la capital, integrada en este registro por el nuevo plan urbanístico previsto. Tal y como refleja la asociación Hispania Nostra, hará que «se invisibilice y se oculte el patrimonio entre construcciones más altas, perdiendo así la relevancia social de esta joya que funciona como parte del cinturón verde de la ciudad». Tomando el Canal de Castilla como referencia, es una de las obras más perjudicadas por el deterioro sobre todo en las zonas rurales donde, tal y como detalla Jorge Juan Fernández, «no se presta tanta atención a estos asuntos». Un ejemplo de ello es el conjunto monumental ubicado alrededor de dicho canal donde se encuentran numerosas fábricas funcionales hace décadas, que ahora se convierten en escombros.
La razón por la que muchos municipios no pueden prestar la atención pertinente a estos casos es la falta de recursos económicos. Las administraciones locales son incapaces de asumir la cuantiosa cantidad que supone la reforma o reconstrucción de un edificio histórico, y en ocasiones tratar de financiarlo de manera vecinal. En algunos municipios, como en Villamorón en la provincia de Burgos, se puso en marcha un proceso de mecenazgo para iniciar las obras en la iglesia y «precisamente es esto lo que habría que fomentar», añade Jorge Juan Fernández. Una iniciativa que intentó promover el alcalde de Autillo de Campos, pero que resultó fallida. «Intentamos iniciar un proceso de crowdfunding para conservar el Palacio de Berenguela, pero hablamos de cantidades muy elevadas y no todos los vecinos pueden o quieren colaborar», explica Ángel Castro.
Dificultad económica
Al descartar esta opción, el municipio palentino esperó hasta que la administración regional aportó una subvención para su tratamiento. «Nos lo donaron los propietarios hace tres años, pero hasta que no nos llegó la ayuda de la Junta de Castilla y León de 350.000 euros, no hemos podido hacer frente a ello», relata Ángel Castro. La condición de tal donación pasaba por que su uso fuera municipal y cultural, y con ese servicio como objetivo, se ha acordado trasladar a esa ubicación el Ayuntamiento y el consultorio médico. «Al tratarse de una planta baja, y con la idea de dotar de ascensor para la primera planta, esperamos que sea más cómodo el acceso a los vecinos», explica .
La razón por la que se traslada la sede municipal no es solo por su disposición, sino también por el valor simbólico que posee el palacio para los vecinos. «Es lo que nos identifica y aunque no fuera nuestro, lo sentíamos como nuestro», asegura. Una historia que ha pasado de generación en generación y otorga aún más valor a la construcción. «El inmueble como tal era una ruina y lo podríamos haberlo hecho en cualquier otro sitio con una construcción nueva, y sería más rápido y más barato; pero no sería lo mismo», asegura el alcalde. La idea es intentar que la estética arquitectónica no pierda demasiado el sentido, por ello las paredes, aunque construidas serán similares y el tejado será de madera con el fin de mantener una sintonía. «Esperemos que así pase a la lista verde», comenta.
Precisamente ese es el objetivo de todos los ayuntamientos que tienen alguna propiedad dentro de esta lista, aunque no siempre es fácil. «Muchos de los edificios que están en la lista roja como en riesgo de pérdida o de deterioro puedan pasar a la lista verde que es una situación mucho más favorable». El Cristo del Otero fue una de las construcciones afortunadas que pasó a esa categoría impulsada por una serie de medidas que pusieron en valor a la estatua. «Hubo denuncias porque en un momento determinado se descuidó esa figura emblemática, pero se hizo frente y se pasó a lista verde», explica. Después de una intervención sustentada en la limpieza total del monumento, reparación de grietas y recuperación del volumen se retiró este símbolo de la palestra.
En ese proceso se encuentra el Palacio de los Condes de Buendía en la localidad de Dueñas. El que fuera la residencia habitual de los condes de Buendía y el lugar donde nació la primera hija de los Reyes Católicos, entró en la lista roja en 2011. Motivado por el desplome de uno de sus balcones y un deterioro considerable, la Asociación Hispania Nuestra decidió incluirla en ese listado. La situación de este inmueble ha sido compleja por «las connotaciones legales y administrativas que conlleva», según afirma el delegado provincial. Sin embargo, desde que el ayuntamiento de la localidad lo comprara en 2019, se han puesto sobre la mesa distintas medidas para no perder la referencia de este bien de interés cultural. «La pandemia en este sentido nos ha hecho mucho polvo, porque queríamos haber empezado con ello mucho antes», asegura el alcalde, Miguel Ángel Blanco.
A pesar de que en un primer momento se sopesó la idea de edificar viviendas en él, la apuesta de la administración local es ahora trasladar el instituto a ese inmueble. «La idea es la reconstrucción total de la parte datada en el siglo XVIII, conservando los elementos originales e intervenir lo menos posible en la parte trasera datada del siglo XV», explica. Así, el instituto quedaría ubicado en la parte delantera y la otra parte quedaría reservada para cuestiones culturales. «El edificio tiene una protección estructural, por lo que no se puede cambiar la estética, sino que la idea es que haya una armonía y mantener aquello que se pueda conservar», añade. De esta manera, el edil espera que en el primer trimestre del próximo año esté listo el proyecto y haber obtenido los permisos para comenzar las obras cuanto antes.
En general, tal y como lo describe Juan Jorge Fernández, la situación de la provincia palentina no es demasiado negativa. Así, alaba la postura de las instituciones y vecinos que tratar de paliar este lastre cultural y asegura que «es vital esa llamada de atención a la sociedad para que conozca, se sensibilice y actúe sobre los elementos patrimoniales en riesgo».
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