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Perseveranda Revilla, la iniciadora de la saga familiar de enseñanza, en una imagen de principios de siglo XX. Abajo, Mikel Pardiñas, a la izquierda, con Guillermo Granja, Marta Merino, Begoña Lerones, Asun Adán y Miguel Adán, en el Instituto Jorge Manrique, donde seis profesores de la misma familia dan clase. Brágimo/Ical
Cinco generaciones de palentinos dedicados a la enseñanza

Cinco generaciones de palentinos dedicados a la enseñanza

Una saga, que suma 22 maestros en las aulas, ha explicado a los alumnos la historia de España desde el año 1870 hasta hoy en día

Jesús García-Prieto/Ical

Sábado, 7 de diciembre 2024, 15:13

Es necesario retroceder hasta el siglo XIX, concretamente hasta 1872. Ese año nació la primera protagonista de una historia que llegará hasta hoy en día: Perseveranda Revilla Monge, la primera de cinco generaciones dedicadas a la docencia. «Con ella empezó todo, que sepamos», explica Marta Isabel Merino, profesora de Griego y Latín en el instituto Jorge Manrique de la capital y que forma parte de la cuarta generación de 22 docentes que han dado clase desde el siglo XIX hasta la actualidad. «Gracias a nuestra familia se puede ver la historia de la educación en España a través de distintas generaciones, que es algo muy interesante, ya que podemos conocer cómo se impartía la docencia en aquella etapa, qué métodos existían y cómo se imparte en la actualidad y los derechos que se han ganado a nivel profesional», sugiere Marta Isabel.

Las generaciones de esta familia han recorrido buena parte de la convulsa historia de España. Perseveranda se formó en la Escuela Normal Superior de Salamanca y obtuvo su titulación en 1890. Sus hermanos también estudiaron Magisterio. Uno de ellos fue Ángel Revilla Marcos, catedrático de Literatura del Instituto Quevedo de Madrid y del Instituto de Bachillerato de Segovia, que compartió cátedra con su amigo y compañero Antonio Machado, mientras que la nieta de otro de los hermanos, Carmen Sánchez Revilla, se convirtió en catedrática de Pedagogía en la Escuela de Magisterio de Oviedo y se casó con el filosofo Gustavo Bueno.

Desde el nacimiento de Perseveranda, la familia ha atravesado buena parte de la historia de España, que abarca desde el reinado de Amadeo de Saboya, pasando por la Primera República, la Restauración, la Segunda República, la Guerra Civil, la dictadura y la actual democracia. Tiempos oscuros hasta llegar a la actualidad. «Mi bisabuela ni siquiera tenía derecho a la baja de maternidad y se la tuvo que costear, además de buscar a una profesora sustituta y pagarla de su bolsillo», explica Marta Isabel. «La Guerra Civil y la posterior dictadura tampoco fueron fáciles para la familia. Mi abuelo, por el solo hecho de ser maestro, tuvo que pasar la depuración a pesar de haber luchado en el bando nacional», señala. «El maestro estuvo estigmatizado porque la profesión estuvo muy vinculada con la República. Franco le degradó y mi abuelo siempre fue muy crítico con ese hecho», añade.

Una época diferente a la que hoy conocemos y es que no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor. «En los tiempos de mis bisabuelos había clases muy numerosas y una disciplina férrea, métodos que ahora son impensables. En la actualidad, hay otros sistemas educativos y metodologías, aunque no sé hasta que punto hemos evolucionado o involucionado… Hoy en día nos confundimos ya con todas las siglas de los sistemas educativos que ha habido durante los últimos años. Es para reflexionar», señala la maestra.

Enseñanza por la región

A través de las distintas generaciones la familia se fue expandiendo por los pueblos de la provincia palentina. Cantoral de la Peña, Ampudia o Villamuriel, pero también en las diferentes provincias de Castilla y León e incluso más allá de los límites autonómicos. «Fundamentalmente hemos ejercido en Castilla y León, pero la familia se ha expandido a otras comunidades autónomas. Estamos dejando el reguero por muchos sitios», asegura esta profesora palentina, que ya tenía claro lo que quería ser de mayor desde bien pequeña. «Es algo que se lleva en la sangre, de hecho mi padre trabajó en el Banco Santander, en un puesto relevante y decidió dejarlo porque quería dedicarse a la docencia», destaca.

La vinculación a la educación ha llevado a las dos últimas generaciones a coincidir en el Instituto Jorge Manrique de Palencia y es que actualmente, seis miembros de esta familia coinciden este curso en el instituto palentino: Paula Begoña Merino, Guillermo Granja, María Asunción Adán Merino, Miguel Adán Merino, la propia Marta Isabel Merino y el último en llegar Mikel Pardiñas, que conforma la quinta generación.

«Algunos de nosotros hemos estudiado en el instituto y muchos hemos acabado como profesores en distintas especialidades», apunta. «El de esta familia es un caso excepcional dentro de la provincia de Palencia y supongo que habrá pocos en España».

Pero no solo la historia ha cambiado la idiosincrasia del país, también el alumnado. «Los estudiantes han cambiado mucho. Sobre todo, la disciplina. Antes el maestro llevaba por delante el título de 'Don', con lo que ello significaba, ahora…», explica, entre risas, Marta Isabel. «En el Jorge Manrique se siguen conservando las tarimas, que es el lugar destinado al profesor. La tarima imprimía un carácter al docente y eso hoy en día es impensable», señala.

«La educación es una mezcla de disciplina y cariño para llegar al alumno y eso lo he aprendido a lo largo de todas estas generaciones», concluye esta maestra, orgullosa de la historia de su familia y de la evolución, en los últimos doscientos años, del 75% de analfabetismo en la década de 1870 al actual 1,41%.

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