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Cien velas para soplar en una fiesta única en el TerraDiecinueve pañuelos blancos con las letras en rojo. Dieciocho para la familia y uno para ella, Catalina Toledo. La inscripción, clara y concisa: '04/09/1924-04/09/2024. Centenario Yaya Cata'. Y todos, hijos, nietos y bisnietos, posaron orgullosos para celebrar el cumpleaños de ... la protagonista, natural de Cisneros pero vecina de San Juanillo desde hace muchos años, que quiso conmemorar su siglo de vida, ahí es nada, con todos los suyos. ¿Y dónde? Pues en el restaurante Terra, que regenta su nieto, Roberto Terradillos, en la capital palentina.
Desde Palencia, pero también desde Valladolid, Barcelona y hasta Francia, donde vive y trabaja como periodista su nieto Manuel, se desplazaron para la cita, que contó con un menú que decidieron a través del grupo de 'whatsapp' familiar. «Arroz marinero, que suelo hacer mucho para grupos, y cochinillo. Y antes les puse un picoteo típico de bienvenida con cava», relata Roberto Terradillos, que se sintió muy feliz de cocinar para la familia, más aún en un día así. Tuvo que compaginar la comida con el trabajo, porque el restaurante estaba abierto, pero pudo conseguirlo al encargar la tarta de postre a un obrador. «Es que, si no, ni me hubiera sentado», señala.
La melodía del cumpleaños feliz, que todos entonaron con emoción, salió del violonchelo del músico británico John Fellingham, que cambió la Calle Mayor por la fiesta de Cata y deleitó a los presentes con un miniconcierto de su mejor repertorio. «Llevaba mucho tiempo queriendo traerle y por fin lo conseguí», reconoce el cocinero palentino, que se formó en restaurantes de referencia como El Celler de Can Roca, el Akelarre o el Ermitaño, y que logró en 2021 que Terra fuese premiado con un Sol por la Guía Repsol y seleccionado como Bib Gourmand por la Guía Michelin el mismo año.
«Mi abuela lo disfrutó un montón y estaba muy orgullosa», resume el nieto de la centenaria Catalina, que sigue viviendo sola y hace vida por el barrio.
Terradillos no quiso inaugurar su restaurante, cinco años hará el 29 de noviembre, sin que su abuela fuera a verlo. «Para su apertura, era necesario que ella lo bendijera», concluye.
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