De central térmica a centro de interpretación

Un particular idea para las instalaciones de Velilla un proyecto de reconversión social y cultural que evite su desmantelamiento

Ricardo Sánchez Rico

Palencia

Domingo, 30 de junio 2019, 12:06

Las térmicas españolas tienen hasta el 30 de junio de 2020 para adaptarse a los límites de emisiones fijados por Europa. Un día después, ... aquellas compañías que no hayan invertido en adaptar sus plantas estarán abocadas al cierre de las mismas, al tener permiso solo para funcionar un máximo de horas al año que no les permitiría cubrir sus costes fijos. Es el caso de la central térmica de Velilla, cuya esquela de defunción está ya escrita, después de que, en noviembre de 2018, el por entonces secretario de Estado de Energía, José Domínguez, confirmara los nombres de las cinco de las catorce térmicas aún enganchadas a la red que podrán seguir generando electricidad. Entre ellas no citaba a la de Velilla, reforzando así el comunicado de Iberdrola en noviembre de 2017, cuando anunció el cierre de esta central térmica, que da trabajo a más de 80 familias en Velilla del Río Carrión. El cierre casi estaba cantado después que el Congreso diese la puntilla a la central tras aprobar una moción para reducir la emisiones del CO2, en línea con lo marcado por la Unión Europea. La moción, presentada por Unidos Podemos, fue respaldada por PSOE, Ciudadanos, Esquerra Republicana, PDeCAT, Compromís, UPN, Bildu y Nueva Canarias, y entre las medidas aprobadas figuraba retirar los pagos por capacidad a las centrales que superasen los niveles exigidos de emisiones de CO2, algo que todas las centrales térmicas de carbón superan con creces.

Rafael de la Plaza Fernández, que nació y que ha vivido en Velilla del Río Carrión (su padre fue médico allí durante 40 años), percibe la preocupación e incertidumbre de los vecinos de la comarca. «Saben que se va a llevar a cabo el desmantelamiento de las instalaciones industriales, pero temen que también se realice la demolición de los edificios del poblado y asumen con tristeza la desaparición del último complejo industrial de la zona, lo que conducirá a incrementar la dramática decadencia iniciada en los años noventa del siglo pasado», señala este cirujano plástico palentino, que ha ideado una alternativa al desmantelamiento y la adecuación paisajística (17,5 millones de euros) que palíe el efecto económico del cierre y aporte medidas sociales y educativas en el entorno.

¿Y qué pinta en todo esto un cirujano plástico? Pues, amén de la raigambre, el hecho de que Rafael de la Plaza Fernández, como cirujano plástico, dirigió el Centro de Quemados y Cirugía Plástica de la Cruz Roja desde su fundación en 1967 hasta 1983. Un centro referente concertado inicialmente por Iberduero y por Hidroeléctrica Española para el tratamiento de los graves accidentes eléctricos de los trabajadores de ambas empresas y, posteriormente, tras la fusión, por Iberdrola. Rafael de la Plaza Fernández considera que el conjunto de edificios que conforman la central térmica de Velilla debería conservarse como «un icono de la arquitectura industrial del siglo XX» y que Iberdrola podría utilizarlo «como imagen corporativa del buen hacer empresarial y como ejemplo de reconversión en un parque social y cultural, que a la vez serviría para dar empleo a los trabajadores locales que no se hallen en fase de jubilación». De ahí que haya plasmado sobre el papel un proyecto que hará llegar tanto a las administraciones públicas como a Iberdrola. Proyecto que contemplaría, por un lado, la reconversión de la central térmica en un centro de interpretación.

«La conservación de una gran parte de las instalaciones del complejo industrial para convertirlo en museo significaría un foco de atracción turística que ayudaría a otros proyectos de esa índole en la zona, a la vez que las cuotas de entradas de visitas contribuiría a su mantenimiento», señala De la Plaza Fernández, que incide en cómo ese proyecto engloba también la creación de una Escuela Profesional de Grado Medio en Electricidad y Electrónica. «Sería de gran ayuda para la formación en dichas materias de jóvenes procedentes de esa extensa zona minera del norte de Palencia y León, gravemente afectada por la crisis del carbón. Las aulas de las escuelas del poblado se aprovecharían para las clases teóricas y los talleres serían de gran utilidad para las clases prácticas. Los profesores, con o sin familiares, se alojarían en uno de los bloques de la urbanización. Los alumnos alejados de Velilla y de Guardo podrían alojarse en otro de los bloques, siguiendo las condiciones que se estipulasen según los casos», añade De la Plaza Fernández, que contempla también en su proyecto la construcción de una residencia para la tercera edad.

«La emigración de la gente joven por falta de empleo ha dado lugar a una población envejecida de jubilados que precisará de una residencia para su asistencia. Sería una residencia en el concepto moderno, es decir, no solo para alojamiento y cuidado sanitario de las mayores, sino también para fomentar su bienestar físico y mental, con actividades fuera de la misma. Hay que tener en cuenta que muchos de los jubilados habrán sido trabajadores en las distintas fases de desarrollo de Iberdrola y de las empresas colaboradoras en Velilla del Río Carrión y Guardo», señala el cirujano plástico, cuyo proyecto incluye además la construcción de un gran invernadero. «En un principio consideré que el lugar más idóneo sería el centro de transformación, aprovechando las torres metálicas para sustentar la cubierta y las paredes, pero luego me informaron de que ese centro será lo único que se salve de la demolición. En estas circunstancias, la mejor opción podría ser la reconversión en invernadero del enorme almacén de chapa, con unos 3.200 metros cuadrados de superficie. Las personas ingresadas en la residencia de la tercera edad y las que habitasen en los pisos adaptados tendrían acceso al invernadero como terapia ocupacional», subraya Rafael de la Plaza Fernández, que también incluye en su proyecto la creación de un vivero de árboles y plantas.

«Ocuparía toda la zona oeste del parque de carbones y la mitad norte de la zona este, con una superficie aproximada de 75.000 metros cuadrados. La nave destinada en la actualidad a garaje de tractores de carbones se convertiría en garaje de la maquinaria y custodia de los aperos propios para la explotación de los viveros y mantenimiento de los jardines, viales...», incide este cirujano plástico palentino, que da cabida también en su proyecto a la parcelación de 66 huertos ecológicos.

«La extensión unitaria sería de unos 60 metros cuadrados y podrían estar localizados a continuación de la zona del vivero, en el lado este. Estos huertos estarían a disposición de los residentes, acompañados o no de sus familiares, y proporcionarían productos hortícolas de gran calidad para la cocina de la residencia, para el restaurante y para los pisos adaptados. También estarían a disposición de los jubilados de la empresa y sus familiares en las condiciones que se estipulasen», recalca.

El proyecto del cirujano plástico engloba también la construcción de un pequeño anfiteatro al aire libre, «orientado hacia el sur, con un aforo aproximado de 180 personas sentadas, en el que en la época estival actuarían las bandas de los municipios vecinos y se harían pequeñas representaciones teatrales», así como la creación de un embarcadero.

«La zona destinada en la actualidad a las balsas de sedimentación de las escorrentías del parque de carbones se convertiría en un jardín con una pérgola y bancos, con acceso a un embarcadero. Orientado hacia mediodía y poniente, y protegido de los vientos, disfrutaría de excelentes vistas sobre el pantanillo y los montes. Un camino que bordease hacia el sur el pantanillo propiciaría el paseo y el acceso a puestos para la práctica de la pesca. Paralizada la central, el agua será fresca y pura, porque tanto Velilla como el poblado tienen depuradoras, lo que favorecerá la repoblación de truchas», agrega Rafael de la Plaza Fernández, que ha incluido también en su proyecto un aparcamiento de coches y autobuses. «La situación óptima es la zona más al sur del complejo industrial, en el lado este de la pista que conduce al actual parque de carbones. El acceso es inmediato desde la rotonda de la carretera, desde la que también se accede al poblado. Por tanto, el efecto de polución atmosférica y acústica de los vehículos queda minimizado», indica.

En cuanto a la utilización de los edificios del poblado, Rafael de la Plaza señala que «uno de los chalés grandes se utilizaría como oficina para la regeneración del medio ambiente. El personal de esta oficina asumiría también la gestión del invernadero y del vivero. Dependería de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León».

«Otro de los chalés grandes se usaría como oficina para la dirección de los trabajos de investigación arqueológica en el Alto Carrión y para el estudio y almacenamiento de las piezas que se descubran. Dependería de la Diputación y de la Consejería de Cultura de la Junta. Las dos aulas de la escuela se utilizarían para la enseñanza teórica de los alumnos de la Escuela de Formación Profesional. Las prácticas se realizarían en los talleres de la empresa», apunta.

«Dos bloques de viviendas grandes acogerían a los profesores de la escuela y a los alumnos que viviesen alejados de Velilla y Guardo. En la época de verano, alojaría a los arqueólogos y becarios. Los dos bloques de viviendas pequeñas serían adaptados como viviendas compartidas supervisadas para personas mayores frágiles. Estas viviendas, la residencia de la tercera edad y las actividades sociosanitarias serían coordinadas y dirigidas por la Consejería de Sanidad de la Junta. Los 18 chalés adosados y los dos bloques restantes de viviendas grandes podrían ser utilizados en periodos vacacionales por familias de trabajadores de Iberdrola para el disfrute del Parque Natural de Fuentes Carrionas. El casino, con su restaurante, seguiría funcionando como hasta ahora, en régimen abierto», concluye Rafael de la Plaza Fernández.