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Manuel Cástulo, cantaor mairenero
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Manuel Cástulo, cantaor mairenero
«Canto con el alma abierta, me abro en canal y llevo la verdad por delante»'Recordando a Antonio Mairena' es el tributo que rinden los cantaores Manuel Cástulo y Antonio Ortega, acompañados por el guitarrista Antonio Carrión –los tres ... oriundos del pueblo en el que mejor se canta de Sevilla, Mairena del Alcor–, a su vecino más ilustre del jondo: Antonio Cruz García. Un espectáculo que se incluye en la cartelera del VI Festival de Flamenco de Palencia y del que podrán disfrutar los aficionados a este arte este viernes, a las 20:30 horas, en el Teatro Principal. Manuel Domínguez Gallardo, conocido artísticamente como Manuel Cástulo, es un declarado depositario del legado de Mairena, pero no es un copista de los cantes del maestro, sino que va más allá y los refresca con sus facultades y su timbre de voz.
-¿Qué palos y compás escuchará el público en el homenaje que le rendirán a Antonio Cruz en Palencia?
-En Palencia no habíamos actuado antes; sí lo hemos hecho en Valladolid y Zamora. A Palencia vamos a llevar los cantes que más dominaba Antonio Mairena y que le convirtieron en uno de las referentes del flamenco, tales como la soleá, la seguiriya, los tientos, las tonás, las saetas, los martinetes… Estos cantes fueron la raíz y el sello de identidad de Antonio y de Mairena como pueblo, que es uno de los focos principales del jondo junto a Lebrija, Utrera, Triana, Jerez de la Frontera, Cádiz… Mairena del Alcor ha sido una de las cunas del cante. Además de estos palos, cantaremos por bulerías, romances, cantiñas, malagueñas. Vamos a ofrecer al público palentino un repertorio variado.
-En el recital del Teatro Principal sale al escenario con el cantaor Antonio Ortega y con el guitarrista Antonio Carrión. ¿Qué rasgos destacaría de este dúo artístico?
-Mi compañero y paisano Antonio Ortega es un cantaor de corte clásico, como yo, que ha bebido de las mismas fuentes que yo y que domina muchos palos; es un cantaor interesante y bastante largo. Por su parte, Antonio Carrión es un guitarrista de la escuela clásica del flamenco y es un seguidor nato de Melchor de Marchena; es una referencia en el toque y uno de los grandes tocadores del momento que ha acompañado a primeras figuras como Menese, El Lebrijano, Fosforito, Chocolate…
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-De usted dicen que es «la verdad en el cante». ¿Eso es mucho decir?
–(Risas). Yo soy una persona muy sencilla, lo mismo en el cante que en la vida, y el cante es el reflejo del alma. Siempre llevo muy a gala que lo más grande que hay en este mundo es llevar la verdad por bandera; donde no hay verdad, no hay nada. La verdad hay que sacarla del mismo interior de las personas y mi forma de expresarme está fundamentada en esa verdad. Yo canto con el alma abierta y canto igual para una peña con veinte personas que en un teatro; me abro en canal y voy siempre con la verdad por delante ofreciendo mi verdad para que surja esa transmisión especial con el público.
-¿Qué tiene su tierra que ha aportado tantos artistas al flamenco?
-Algunos piensan que Mairena del Alcor es Mairena por Antonio, y está claro que ha sido el máximo exponente del cante y la figura más consagrada de nuestro pueblo, pero Mairena es tierra de cante desde siempre. Antonio aprendió mucho de grandes aficionados payos, no gitanos, porque en Mairena ha habido muy pocos gitanos. Los hombres de nuestro pueblo cantaban en las tareas del campo y en las tabernas y algunos de ellos habrían sido grandes figuras si hubieran nacido en otros tiempos.
-¿Usted es reflejo del espejo de Antonio?
-Desde que yo era chico, Antonio ha sido el espejo donde yo he mirado para salir de cantaor y por él me entró el gusanillo, de lo que me siento orgulloso. Sin duda, ha sido la mayor fuente de donde yo he bebido, ha sido mi faro y el que ha dejado un mayor legado, pero también he bebido de los cantaores de los años 70 que salieron de los festivales como Fosforito, Manuel Mairena, Miguel Vargas, Chocolate… También me encanta Camarón de la Isla y José Menese. El cante que yo hago lo aplico a mis facultades y a mi forma de entenderlo, me quejo como yo lo siento y me tengo que doler como lo vibro por dentro. Nunca en la vida habrá dos cantaores iguales y nunca he tratado de copiar a nadie porque el que copia tiene el camino muy corto.
-¿Usted es mairenero o mairenista?
-Mairenista es una corriente y creo que las corrientes no son beneficiosas para el mundo del cante jondo. Yo soy de Mairena del Alcor, soy mairenero y llevo el cante de mi tierra por mis venas porque lo he mamado y he tenido ese don, aunque también lo he estudiado mucho y sigo estudiándolo porque esto no se acaba de aprender nunca. Desarrollo mi cante a través del estudio y del sacrificio con el fin de buscarme a mí mismo. Si uno no estudia, no progresa.
-¿Su escuela fue su casa?
-Sí, mis primeros maestros fueron mi tío José Castulo, que era un gran aficionado aunque no cantaba, y su hermano Francisco, que aún vive y que es un gran intérprete por soleá. Les digo Castulo, sin tilde, porque en Mairena siempre nos han llamado así, aunque en realidad es Cástulo, y eso lo descubrí ya de mayor, de ahí que me bautizara profesionalmente como Cástulo. Ese apodo viene de una tía de mi abuelo que se llamaba Cástula. Además de mi casa, mi escuela también fue la peña, la Casa del Arte Flamenco 'Antonio Mairena', donde iba siendo un chaval para ver recitales y festivales. También he comprado muchos LP's, he escuchado a muchos cantaores y me fijaba en sus matices y eso me ha hizo crecer como cantaor. Siempre he sentido mucha afición y pasión por el flamenco.
-¿El Premio Nacional de Cante del Concurso de Córdoba de 2013 fue un antes y un después en su carrera?
-Exactamente. Yo me he formado escuchando y estudiando mucho, y también en los concursos. Estuve cerca de veinte años presentándome a ellos y, antes de concursar en el de Córdoba, estaba ya un poco asqueado de los concursos porque había conseguido todos los premios que podía imaginarme, pero me hacía falta un empujón para hacerme un hueco dentro del panorama del flamenco. Ganar el concurso de Córdoba de 2013 me abrió finalmente muchísimas puertas; fue el escalón que me faltaba subir para hacerme profesional.
-En el año 2000 editó su primer disco 'Castillo en el Alcor', catorce años más tarde sacó 'El corazón por la boca' y 'Entre tiempos', en 2018. ¿Para cuándo su cuarto álbum?
-A mí lo que más llena son los directos. Soy un cantaor muy expresivo, muy sentimental y con mucha verdad y me gustan las experiencias en el acto y cuanto más cerquita esté del público, muchísimo mejor porque me da alas y me motiva mucho. Y ahí reside la raíz de este arte y la esencia del jondo. Eso, enlatado, no sale igual. En estos momentos, estamos revisando temas y tenemos en mente sacar ese cuarto disco, pero no tenemos prisa en hacerlo. La idea es publicar un trabajo que contenga nuevas aportaciones al flamenco, pero sin salirnos del plato, que son las raíces, y hacer eso es muy difícil. Yo pienso que lo que está hecho hay que respetarlo porque hoy salen cosas con poco fundamento, que lo que hacen es restar al cante, no sumar.
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