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Tenía setenta conciertos programados para el 2020. Por Madrid, por Canarias, por su tierra, Palencia... pero la pandemia lo desbarató todo. Finalmente, el año pasado dio solo dos, siempre con distancias, seguridad y aforos reducidos, por los que ha ganado un total de 180 euros. «No me he visto en la vida en una de estas y como yo hay mucha gente», afirma Eduardo García, cantante profesional de rock, de 45 años, que ha sido telonero de Obús, Celtas Cortos, La Frontera o La Unión. Incluso ha compartido escenario con el cantante de Barón Rojo.
«Ese es todo el dinero que he podido ganar desde que esto comenzó hace ya un año. Y yo no tenía derecho a ingresos ni ayudas porque tengo de herencia el 25% del piso de mi padre, que es donde vive mi madre. Menos mal que he podido irme a vivir con ella, pero esto no es lógico, ni humano», añade con pesar.
«Cruz Roja me ayudó desde el principio, gracias a ellos he tenido comida. Se cortó todo de repente. Te llaman los representantes y te dicen que todo se anula, que no hay nada ya», rememora.
Todo comenzó cuando le contó su situación a su amigo Vito y después a Juanjo, que trabajan allí. Ellos le propusieron que llamase a Cruz Roja porque conocían desde dentro su trabajo. «Llamé por teléfono. En el momento, me tomaron datos y me dijeron que se pondrían en contacto conmigo esa misma semana. Y era cuando la pandemia estaba peor y todos andábamos confinados, con el volumen de trabajo que tendrían. Y me llamaron. Es un organismo del que no se ha dicho mucho y la verdad es que se merece un aplauso bien grande», reconoce.
Desde que solicitó ayuda por primera vez, le dieron alimentos. «Todos los meses tenía comida. Suele ser una vez al mes, que vas allí a la sede a buscarla. La ayuda que te brindan es impresionante. Si he tenido algo de dinero para comprarme la comida, no he ido. Solo cuando lo he necesitado de verdad», argumenta Eduardo, que ha comenzado a trabajar los fines de semana de camarero en una abadía de cerveza.
Lleva toda la vida sobre los escenarios. Su madre cantaba en un coro y le gustaba ir a verla ensayar, iba siempre que podía. Y él comenzó a cantar con 14 años. A los 19 años, ya tenía la banda de rock montada. Más allá del rock, también ha cantado Góspel en Inglaterra o Blues en la calle –incluso con uno de los guitarras de Bob Marley–. «Tengo una fecha cerrada para un concierto en octubre. Pero, también hay que esperar a ver si se pasa esto y yo sería el primero que no me arriesgaría. Ya por sentido común. A mí me encantaría hacer un concierto delante de miles de personas, pero ahora no se puede», subraya.
Ha visto cómo compañeros, amigos y también gente desconocida se ha visto abocada a la misma situación que él. «España parece un hazmerreír, en vez de preocuparse por su gente, están como en un patio de colegio. No se habla de todos los suicidios que está habiendo. No interesa que se hable de eso. ¿Eso se puede permitir en un país?», se lamenta.
Además de alimentos, Cruz Roja ofrece a sus usuarios muchos más servicios para ayudarles. «También te dan la oportunidad de, si quieres trabajar, formar parte de una bolsa de empleo para que te ayuden a encontrar algo. Incluso si estás mal y necesitas ayuda psicológica, ellos también te echan una mano... Tienen muchos recursos para ayudar», señala.
«Cruz Roja se merece una medalla. Se merece la misma ovación que los sanitarios, el ejército o los policías, que son los que han tenido que estar ahí en los peores momentos. Para mí, son unos héroes igual que los demás servicios, que sin duda también lo son», concluye.
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