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Aún recuerda el día que le diagnosticaron el cáncer de mama. Una semana después de someterse a una mamografía de la Junta, le llamaron para repetirla y después para hacer una punción. El día de la cita con la médico fue acompañada de una hermana y una cuñada. «La doctora me dijo que era cáncer. Me acuerdo que me agarré a su mano y nada más repetía: '¿Pero qué dice usted?'. La verdad es que no me lo esperaba, no me lo esperaba en absoluto», rememora Paula González, vestida de rosa para apoyar el día mundial del cáncer de mama. «La doctora les dijo a mi hermana y a mi cuñada qué había que hacer porque yo estaba completamente bloqueada. Es que no me lo podía creer», continuaba.
Esto ocurrió en abril de 2019 y en septiembre de este mismo año acudió con pasteles a Oncología para celebrar que, por fin, le habían dado el alta y para agradecer a todos los profesionales su gran labor y su empatía y cariño «porque somos personas vulnerables».
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Más o menos al mes de que le dijesen que padecía cáncer, la operaron. «Tuve a toda mi familia conmigo. Sí que me han quitado el pecho y luego me hicieron, por prevención, cuatro sesiones de quimioterapia y todo fue muy bien. Ahora puedo decir que es importantísimo que se implique la familia, que estés arropada. Yo he tenido una familia maravillosa, tengo seis hermanos y todos han estado a mi lado. Y también los amigos es muy importante, llevo viuda casi veinte años y las amigas se portaron maravillosamente», resume.
Aún revive la emoción y la sensación de cuándo aún estaba enferma. «Cuando tienes el cáncer aún dentro, es como si tienes una bomba, no puedes ni dormir, ni puedes nada. Porque sabes que tienes dentro un bicho que te está comiendo. Por eso entiendo ahora que lo más importante cuando te lo detectan es que las pruebas se hagan enseguida porque es tremendo lo que sufrimos psicológicamente», admite.
El diagnóstico llegó justo un año antes de jubilarse. «Yo estaba encantada de la vida porque iba a viajar y mira lo que me pasó, pero hay que seguir para adelante», señala. Tras superar la enfermedad se hizo voluntaria de la asociación palentina y «colaboro en todo lo que puedo».
«A la gente que lo está pasando mal, decirles que se pueden pasar por la asociación porque les van a ayudar mucho y hay grupos de apoyo para los enfermos y también la familia», concluye.
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