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La campana conocida con 'zarambombón' –con un diámetro de cinco metros y una altura de 1,40– comienza a repicar desde lo alto de la Catedral de Palencia a las doce de la mañana. Con fuerza, con un tono grave y con mucha energía. Le siguen las cuatro campanas restauradas recientemente, que son tocadas manualmente por el campanero Ignacio Delgado. Una a una, las voltea con fuerza para que giren y griten a los cuatro vientos, desde lo más alto y con la ciudad del Carrión a sus pies, que este martes es un día grande, un día de celebración. Siete siglos de historia, de la historia de la seo palentina, que comenzaron tal día como hoy, pero hace setecientos años, el 1 de junio de 1321.
Al repique de campanas de la bella desconocida se unen, desde los distintos puntos de la capital palentina, el resto de templos de la Diócesis, quienes también quieren ser partícipes de la fiesta. Hoy se inicia la celebración del séptimo centenario de la catedral, unas actividades y exposiciones que se extenderán hasta finales de 2022. Y hoy se vuelven a escuchar el repique de campanas de la Catedral, tras dos años de silencio por una avería en el sistema automático de tocado.
Si el pistoletazo de salida lo han dado las campanas girando y girando desde las alturas, el primer acto oficial será este mismo sábado en el interior de la seo palentina, donde se oficiará una misa de inauguración del séptimo centenario a las doce horas.
«La fecha de hoy es destacada porque marca un antes y un después. Lo primero porque se han hecho unas inversiones muy fuertes en la restauración y estamos potenciando que sea realmente una catedral abierta para todos los visitantes, no solamente palentinos, sino a nivel nacional e internacional...», señala José Luis Calvo, delegado diocesano de Patrimonio Cultural de Palencia, a la entrada de la seo. «Y estamos por el buen camino para que esta catedral sea una catedral abierta, restaurada, promocionada y rentabilizada. Después de tanta pandemia, lo que necesitamos son buenas noticias», añade, instantes antes de subir los más de sesenta metros de escaleras de piedra estrechas para hasta llegar a lo alto del campanario.
En la torre, aún tres vanos permanecen vacíos, dos más pequeños y uno grande, el que espera la llegada de la 'gorda', la campana que pesa hasta 3 toneladas junto con el yugo, que aún se encuentran en el 'taller' de Saldaña.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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