Los alumnos del centro Don Bosco de Villamuriel no acudieron a clase después de que el director educativo del instituto se convirtiera en el primer positivo por coronavirus de la provincia. No obstante, el colegio abrió y miembros del personal docente –el equipo directivo ... y algunos profesores– trabajaron en las instalaciones, aunque solo acudieron al colegio unos servicios mínimos. «A la mayor parte de los profesores les hemos dicho que se quedaran en casa», explicaba Santiago Domínguez Fernández, director de la Obra en el Don Bosco cerrateño.
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Coronavirus en Palencia
La quietud invadía el instituto. Eran las 11:00 horas y no se escuchaba nada. Ni rastro de la algarabía que suele presidir un centro de estas características. Mientras, en el exterior, todas las conversaciones estaban protagonizadas por el mismo tema. «Tiene narices que el primer caso de coronavirus en Palencia sea en el pueblo», explicaba una vecina en la puerta de alimentación ubicada frente al centro educativo, mientras otra, con un hijo de doce años que estudia primero de la ESO en Don Bosco, aseguraba que adoptó medidas preventivas antes de que se conociera el contagio. «Tomé la decisión de no llevarle a clase desde el martes. Llamé y se lo comuniqué al centro porque la salud es lo primero», reconocía esta madre con unos guantes en la mano.
Y mientras la preocupación invadía las calles, en un bar situado junto al colegio Don Bosco se respiraba tranquilidad. Un cliente leía la noticia del contagio en El Norte de Castilla mientras tomaba un café y al otro lado de la barra, ni un atisbo de desasosiego. «No me he asustado. Hace días que no viene por aquí el profesor que se ha contagiado. Aquí la vida sigue normal», explicaban desde el bar.
Pero esa paz que destilaba el bar contrastaba directamente con lo que estaba sucediendo a unos 300 metros, en el supermercado de la avenida Valdegudin. Las colas en las cajas eran interminables y en ellas, los vecinos esperaban con resignación a ser atendidos. Los carros de los clientes estaban llenos de alimentos de primera necesidad pero en ellos no había ni rastro del producto más codiciado: el papel higiénico. Los estantes del supermercado en los que deberían estar estos artículos de cuidado personal estaban completamente vacíos y los empleados repetían una y otra vez que se habían acabado.
En el capítulo de productos sin existencias, las farmacias se llevaron la peor parte en Villamuriel. «No tenemos mascarillas, ni desinfectantes, ni alcohol». Esa es la frase que más repitió la farmacéutica Guadalupe Rodríguez, que atendió a sus clientes de uno en uno y con una gran raya en el suelo junto a la que se podía leer la frase «por favor, no pasar de esta línea». A dos metros de esa marca y al otro lado del mostrador se encontraba Guadalupe Rodríguez sin mascarilla. «Se nos han acabado», reconocía para señalar posteriormente que «se están limitando a ambulatorios y hospitales. La farmacia es el segundo eslabón y es más importante que estén abastecidos otros sitios antes que este. Esto solo se puede atajar entre todos y hay prioridades», aseguró la farmacéutica.
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Lo que no se acabó fue el interés del centro Don Bosco de llamar al sosiego. La dirección envío dos comunicados y en el primero de ellos incidió las medidas adoptadas para evitar contagios. «En cuanto el docente tuvo síntomas, el centro puso en conocimiento de las autoridades sanitarias y educativas su situación. Desde entonces hemos seguido las directrices y recomendaciones ofrecidas por Sacyl y la Consejería de Educación. Nuestro interés, en todo momento, está siendo asegurar la protección necesaria para alumnos y trabajadores del centro. Nos sumamos a la responsabilidad social que se requiere en esta situación y hemos informado a toda la comunidad educativa sobre las recomendaciones ofrecidas por los profesionales. Se han tomado medidas sanitarias y las personas en contacto con el docente afectado ya conocen el protocolo sanitario que deben seguir», señaló el instituto en un comunicado.
Y de está forma transcurrió la jornada en Villamuriel. Mientras los que estaban más tranquilos fueron al bar, los más preocupados acudieron al supermercado a por provisiones en un día en el que no se confirmaron nuevas infecciones. Una calma tensa se ha apoderado de Villamuriel y el coronavirus es el culpable.
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