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LUIS ANTONIO CURIEL
Baltanás
Martes, 7 de diciembre 2021, 21:38
Valdecañas de Cerrato, pedanía de Baltanás, lució ayer sus mejores galas para celebrar la festividad de San Nicolás de Bari, patrono de la localidad. Este obispo, que nació en el siglo IV, destacó especialmente por la caridad y desde entonces son muchos los milagros que se le atribuyen por su intercesión. La devoción a San Nicolás de Bari está muy arraigada entre los valdecañeses, que además conservan una de sus reliquias, que presidió la celebración y que no pudo ser venerada por motivo del coronavirus.
La fiesta en honor a San Nicolás comenzó con la solemne procesión por las principales calles de la localidad. Acto seguido, los valdecañeses asistieron a la eucaristía en honor a su patrono. Varias vecinas de la localidad colaboraron en la liturgia y en la decoración del templo parroquial, engalanado para la ocasión. El párroco de la localidad, Carlos Martín, animó a todos los vecinos a practicar la caridad al igual que San Nicolás de Bari y les animó a vivir el futuro con optimismo. También recordó algunos datos de la vida del santo, al que la tradición le asocia popularmente con Santa Claus por su cercanía con los niños y los regalos. La eucaristía estuvo amenizada por el coro parroquial de la localidad.
Después de la celebración, Ángel Martínez continuó con uno de los momentos más esperados por los valdecañeses, que acuden cada año a comprar la lotería de Navidad que desde hace más de dos décadas traía su padre, Pablo Martínez, fallecido en abril de 2018. «Pablo fue una persona muy querida en Valdecañas de Cerrato, que hacía todo lo que estaba en su mano por su pueblo, especialmente con motivo de las fiestas de la Virgen del Campo y de San Nicolás. Para nosotros es muy importante que su hijo continúe con estas tradiciones que hacía su padre y que, de algún modo, hacen que Pablo siga vivo entre nosotros», comentaron emocionados los vecinos.
Otro de los actos tradicionales de esta jornada festiva es la adquisición del calendario de la comunidad parroquial, que este año reproduce la pintura de la Navidad del Señor, del retablo de San Antonio Abad, del siglo XVI. En esta ocasión, Resu Martín y Mila Valdeolmillos fueron las vecinas encargadas de vender los calendarios, lo que permite recaudar algún donativo para el mantenimiento del templo parroquial.
Además, vendieron bolígrafos como recuerdo de esta fiesta. «Es un día ya tradicional para la venta de calendarios por las fechas cercanas a la Navidad, lo que permite a los valdecañeses que residen fuera adquirir el calendario parroquial. Este año será una imagen del altar de San Antonio Abad la que presida nuestros hogares», destacó Resu Martín.
Continuando con la iniciativa de 2017, los valdecañeses han dado un impulso a su fiesta grande, por lo que además han contado con degustación del orujo y queimada elaborada por el valdecañés Enrique Royuela.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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