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Un escuadrón del Grupo de Caballería Acorazado (GCAC) 'Villaviciosa' II/61, adscrito al Regimiento Acorazado Alcázar de Toledo n.º 61 de la Brigada Guadarrama XII, ha llevado a cabo durante esta semana una serie de maniobras militares en la Montaña Palentina. Manteniendo su base en Cervera de Pisuerga, los militares han contado con el entorno del Parque Natural como escenario idílico para sus entrenamientos.
La operación, denominada 'Ejercicio Alfa' es un entrenamiento a nivel de escuadrón bajo el mando de un capitán, en esta ocasión del capitán Diego Salinas Ortega, natural de la comarca, amante de la montaña y responsable de la organización de este ejercicio.
«La finalidad principal de este tipo de ejercicios es entrenar las habilidades adquiridas en entornos no conocidos», explica el capitán Salinas, que asegura «conocemos muy bien los campos de entrenamiento militares y también tenemos que salir fuera para saber cómo movernos en un terreno diferente, con otro tipo de carreteras y de orografía». Unos ejercicios que, en esta ocasión, han buscado simular condiciones de combate en terrenos montañosos y trabajar en tácticas de guerrilla, realizando también marchas de montaña y desplazamientos de convoyes militares en carreteras de montaña, saliendo así de su entorno habitual.
El despliegue del escuadrón incluyó vehículos especializados como el VEC (Vehículo de Exploración de Caballería), el VAMTAC (Vehículo de Alta Movilidad Táctico) y vehículos blindados de zapadores. La logística fue un aspecto crucial, con el traslado de 15 vehículos ligeros y 15 pesados, además de 70 efectivos, organizados en dos secciones ligeras, una acorazada y otra de zapadores agregada a las secciones habituales.
El ejercicio, altamente motivador para la tropa, implicó actividades tácticas desafiantes y reconocimientos de itinerarios por la comarca, en un entorno civil donde fueron muy bien recibidos. «En algunos pueblos nos han aplaudido mientras pasábamos y hemos notado mucho reconocimiento por parte de los habitantes de la zona», comenta el capitán Salinas, que asegura que, un ejercicio de estas características también impacta positivamente en la economía local al adquirir suministros de proveedores de la zona, como panaderías y carnicerías de Cervera de Pisuerga. «En una situación de guerra puedes llevarte muchas provisiones, pero no los productos frescos y, en esta ocasión, también hemos querido contar con proveedores locales, de Cervera, para abastecer a nuestro personal», indicó el responsable del escuadrón.
Durante la operación, los militares tuvieron la oportunidad de explorar lugares emblemáticos y turísticos de la zona, como la Senda del Oso y la Ruta de los Pantanos. Además, realizaron ejercicios nocturnos de infiltración y exfiltración, así como un simulacro de rescate de un VIP, lo que puso a prueba sus habilidades y resistencia.
«Son ejercicios de mucha exigencia», explica el capitán, mientras cuenta con pasión cómo los militares bajo su mando, divididos en equipos, protegían por una parte la presa del embalse de Ruesga mientras sus compañeros tenían que intentar infiltrarse para volar la presa y escaparse del perímetro de seguridad, sobre el ejercicio de la primera noche; o «el secuestro de un VIP, en el que uno de los grupos mantenía retenido a un VIP y otro de los grupos debía liberar a esta personalidad», un ejercicio que les llevó toda la noche, hasta el desayuno, pero que terminó con éxito.
El capitán Salinas destacó la importancia de mantener una tensión continua durante el ejercicio, manteniendo a la tropa en alerta para responder rápidamente a cualquier llamada militar, como es propio de su unidad, que debe estar lista para actuar en menos de 15 minutos en sus unidades QRF.
El mantenimiento de los vehículos fue un aspecto crucial. «Debemos tratarlos con especial cuidado dada la exigencia de las maniobras y el mantenimiento que requieren. Son vehículos que debemos cuidar mucho para que puedan volver todos por sus propios medios y ninguno en una grúa», explicaba el capitán.
Durante la tarde del jueves también se llevó a cabo una exhibición estática en Cervera de Pisuerga, para que los locales pudieran conocer a los integrantes del escuadrón y su armamento y vehículos, así como parte del compromiso del escuadrón con la interacción civil-militar.
Un día después, el viernes, todos los desplazados volvieron a su base «El Empecinado», en Santovenia de Pisuerga (Valladolid), dando por finalizado un ejercicio que ha resultado un éxito y que servirá para que los componentes del escuadrón tengan en su haber una mayor preparación física y un conocimiento del medio montañoso mucho mayor.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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