José Carlos Diez
Santibáñez
Sábado, 22 de septiembre 2018, 11:32
Los fieles a la Virgen del Brezo no fallaron a la patrona del norte de la provincia y, una vez más, se congregaron en el santuario para celebrar la tradicional romería que aúna a todos los pueblos de la comarca de la Peña, muy hermanados ... con los cántabros lebaniegos, que nunca fallan a la cita. Quien tampoco faltó este año fue el obispo de Palencia, Manuel Herrero, al que numerosos diáconos y sacerdotes acompañarían en la eucaristía.
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Las actividades en el santuario del Brezo arrancaron a primeras horas de la mañana, pues ya a las 9:30 horas se comenzaba a elaborar el manto floral de la Virgen, que precedió al inicio del IV Concurso de Pintura Rápida, que repartió 1.400 euros entre los tres ganadores.
A mediodía, puntuales, comenzaron los repiques. No se trata ya de las antiguas campanas del templo, que han sido retiradas, debido a su enorme deterioro por el uso continuo y el paso del tiempo. Fueron sustituidas el pasado mes de mayo por unas relucientes y sonoras campanas que los 'campaneros villaltanos' no dejaron de voltear durante una hora.
Aunque fuerte, el agradable sonido llamaba a los fieles al santuario, donde pudieron aprovechar a besar el manto de la Virgen y hubo quienes no dejaron pasar la oportunidad de fotografiarse o hacerse un selfie con la patrona de la Peña.
Hacia las 13:00 horas, el grupo de Danzas de Diputación recibió a la Virgen en las escaleras del templo en su salida hacia la parte trasera, un anfiteatro natural en el que las peñas hacen de graderío y el propio santuario de altar. Allí, el obispo de Palencia pronunció una homilía, en la que, tras dar la bienvenida a los representantes insticuionales, entre los que se encontraba el subdelegado del Gobierno en Palencia, Ángel Miguel y la presidenta de Diputación, Ángeles Armisén, además de diputados provinciales y la corporación de Santibáñez, recordó el origen del santuario y la propia historia de la Virgen del Brezo. «Sería en 1478, cuando a dos pastores extremeños se les apareciera la Virgen y recibieran el encargo de llevarla hasta el Brezo», comenzó el prelado, que destacó dos detalles de la imagen, «tiene a Jesús en la rodilla izquierda, para entregarlo a nosotros. Lo recibiremos o acogeremos a lo largo de la vida, no sólo en la liturgia, también en el comportamiento ordinario, en la vida política, cultural, social, en la alegría y en la pena, hasta en la muerte. Por otro lado, en su mano derecha, un símbolo que representa este santuario, un sí. Una S que simboliza el sí que debemos decir al respeto, a la convivencia, a seguir a Dios y a llevar a María en el corazón; y una I que simboliza un clavo».
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Pero el sermón también fue, en cierta manera, reivindicativo, puesto que el obispo pidió que todos apoyasen a Velilla y a Guardo «para que la Térmica continúe, porque en ello les va la vida», mientras continuó con el símil del sí, dejando entrever un «sí a la Térmica».
Tras la eucaristía y la recogida de la Virgen, se celebró el Concurso de Loas y la actuación del grupo de Danzas, a lo que siguieron la comida y la entrega de premios del Certamen de Pintura organizado por el Grupo Muriel.
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Este año, los ganadores de este certamen han sido Antón Urreisti, de Guipúzcoa; Julio Arranz, de Valladolid, y Fernando Sánchez Ceballos, de Cantabria.
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