El palentino Sergio Delgado recibe una dosis enmarcada en el ensayo de la vacuna Curevac. El Norte

El brazo valiente de un palentino para el ensayo de la nueva vacuna

La empresa alemana de biotecnología Curevac prueba su suero en fase 3 en 30.000 personas en el mundo, una de ellas Sergio Delgado, de Villaherreros, que realiza un doctorado en San Sebastián

Domingo, 18 de abril 2021, 08:41

España tiene previsto recibir 22,5 millones de dosis de CureVac, una vacuna alemana que podría aprobar la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) en mayo, un mes antes de lo inicialmente previsto. Se encuentra en fase 3, es decir, que ya se está probando su ... efectividad y seguridad en un grupo grande de personas antes de ser aprobada para el uso generalizado de la población. Concretamente en más de 30.000 mayores de 18 años de todo el mundo. En el País Vasco se desarrolla este ensayo en los institutos de investigación sanitaria Biodonostia y Biocruces de Vizcaya entre 2.000 personas que no hayan pasado la covid.

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Entre estos dos millares que comenzaron el estudio en febrero, se encuentra el palentino Sergio Delgado, natural de Villaherreros, pero que actualmente vive en San Sebastián. Ya ha recibido las dos dosis de CureVac o de placebo. «Me encantaría saber ya si estoy vacunado, pero todavía no se puede, hay que esperar. Y también quiero saber si esto es efectivo, que ojalá sí», afirma.

Todo comenzó con un anuncio. Lo vio en distintos medios, prensa escrita e internet, y llamó. No se lo pensó dos veces. «Yo estoy haciendo un doctorado y entiendo que, para obtener resultados en mi tesis, necesito muestras o individuos. Y para que una vacuna sea eficaz y la gente confíe en sus resultados, tiene que haber unas primeras personas que lo prueben», señala.

En febrero le avisaron que entraba a formar parte del ensayo y le citaron el 3 de marzo en el Instituto de Investigación Sanitaria Biodonostia. Antes de recibir la primera dosis, le sacaron sangre –para comprobar que no tiene anticuerpos ni ha pasado el coronavirus de forma asintomática–, además de explicarle bien todo el proyecto y el seguimiento que van a hacer a todos los voluntarios. Y después, el primer pinchazo. ¿Vacuna contra la covid o placebo (suero salino)?

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«Tuve dolor de brazo y también de cabeza. Pero yo no sé si realmente tengo la vacuna o es algo mental, o incluso que el placebo te produzca ese dolor», argumenta. La segunda se la pusieron este pasado lunes, unos días más tarde de lo estipulado porque estuvo en cuarentena) y, a pesar de tomar paracetamol, también tuvo un poco de dolor de cabeza y malestar en el brazo.

Recibidas ya las dos vacunas, ya solo queda esperar a que concluya el estudio. «En quince días tengo que volver a que me saquen sangre de nuevo. Esta es la segunda vez y, en todo el proceso, son cuatro veces. Me supongo que quieran ver si hemos creado anticuerpos», explica Sergio, desde la Sociedad de Ciencias Aranzadi, un centro adscrito a la Universidad del País Vasco, donde realiza su doctorado.

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Sergio, que estudió Biología en la Universidad de Salamanca, trabaja sobre cómo afecta el impacto del cierre de vertederos en el caso concreto de la gaviota patiamarilla en el País Vasco. «Llegué aquí de forma un poco accidental, ya que haciendo el Máster mi director me dijo que intentara con él hacer la tesis. Mi idea es intentar cuando acabe moverme a Cantabria en tema de profesorado o volver a Palencia si tengo suerte, porque yo soy muy palentino», añade con orgullo.

La Curevac, al igual que Pfizer o Moderna, emplea la tecnología del denominado ARN mensajero y requiere de dos dosis, aunque, en este caso, separadas por 29 días. Esta, por contra, no exige temperaturas ultracongeladas para su conservación. Todos los voluntarios tienen una aplicación en el móvil donde cada dos o tres días ponen cómo se encuentran y, si han tomado algún medicamento, evalúan cómo les ha sentado. «Si tenemos síntomas de covid y damos positivo, tenemos que ir inmediatamente al hospital a que nos hagan ellos una prueba especial para su estudio», agrega.

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De su vacuna, Sergio solo tiene un código. Él no sabe si le están poniendo el placebo (la mitad de las dosis –1.000– son suero salino) o la vacuna, pero los profesionales encargados de la recogida de datos y el seguimiento, tampoco. Eso garantiza la calidad y el rigor de los datos generados por el estudio.

«Ahora solo toca esperar que reciba un correo electrónico y me digan si tuve suerte y estoy vacunado o si no tuve suerte y me vacunan ahora. Es como una especie de premio para los participantes», concluye Sergio.

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